*San Telmo. 1982. La dictadura militar está entrando en su fase de declive en el post Malvinas. Algunas restricciones de los años previos empiezan a emerger hacia la superficie. El seminal Teatro Abierto como espacio de resistencia abrió una puerta que no pudo cerrarse ni siquiera con el incendio del Teatro del Picadero. Ya había vuelto Mercedes Sosa, y ante Malvinas y la necesidad de contar con música cantada en castellano, se rehabilitó a muchos artistas antes prohibidos. Ya algunas películas eluden la censura hablando de una realidad más política y algunos ciclos televisivos ensayan un acercamiento a temáticas más profundas y provocadoras. En ese contexto, empiezan una serie de reuniones organizadas por Daniel Giribaldi para leer poesía.

*Poesía Abierta, que así se llamó -y la referencia al movimiento teatral no es casual- parte de un concepto: no estaba prohibido leer poesía en público. Un hueco más en la estructura dictatorial, parte del habitual menosprecio a la potencialidad de la palabra poética en el espacio público. Pero ese concepto se amplifica, en el documental, en la mirada de Jorge Marzetti. La idea de que la poesía en un libro es algo frío, puede resultar controversial. Pero la sostiene. “La poesía va dirigida al cuerpo”, dice, para afirmar que solo cuando se la interpreta, cuando se la lee hacia afuera, es que logra su verdadero alcance. “Si no, es solo papel impreso”, remata. Letra muerta: la poesía en un papel es apenas un vestigio de algo que fue o podría ser. Una potencialidad que es necesario poner en escena para despertar sus sentidos.

*Hablar en el silencio, eso dice Giribaldi sobre el sentido de crear ese ciclo. Pero, sobre todo, espacio de encuentro en el que convergen poetas, músicos, actores. El espacio donde termina afincándose es en El Viejo Almacén, ese lugar con aspecto de catacumba, de refugio subterráneo que parecía coincidir con el espíritu de reunirse en esos tiempos. La convergencia se vuelve mayor porque lo que prima es la convivencia: de generaciones, de consagrados y desconocidos, de ideologías -es interesante el planteo que se hace de que se trataba de un momento en que todos, desde sus ideologías, tenían ilusiones con la llegada de la democracia-. La cantidad de imágenes preservadas -archivos de video, audios de lecturas y entrevistas, folletos y fotos- atestigua esa especie de Babel unida por el idioma común de la poesía. Y unida en un espacio que no se corresponde con esos reductos sacrosantos pregonados por la literatura. La poesía abierta hace honor a su nombre, saliendo de los espacios “cultos” de los reductos literarios: toma los bares o un reducto tanguero como El Viejo Almacén, el auditorio de Radio Nacional o una pizzería. No porque de esa manera se fuerza que la poesía sea popular, sino porque el contacto con un público más amplio la saca de los ghettos de los poetas y la proyecta cada vez hacia más gente.

*En la segunda mitad, el documental corre un poco del centro a Poesía Abierta como evento en sí mismo y se concentra en la figura de su creador Daniel Giribaldi. Perdido el mito del origen inicial -no parece haber rastros de la primera reunión del ciclo-, el de Giribaldi resulta poderoso. Porque funciona como elemento aglutinador, como un personaje que parece ir recogiendo de las calles a los sobrevivientes de un naufragio, a los que lleva a tierra, a comer y beber con él. “Un solitario al que no le gustaba andar solo”, como lo define una de las voces que lo evoca. Lo notable es que ese mundo que Giribaldi abrió en la ciudad y que se expandió con la potencia de un big bang en poco tiempo, provino de un hombre con un enraizamiento profundo en un espacio limitado, de fronteras bien definidas y acotadas más allá de las cuales solo podía intuir otros países, un suelo inestable para sus sueños. Un estado dentro de otro, dentro de otro: las calles de San Telmo eran su territorio y la noche en esas calles era su reinado. Y a ese reino de pocas manzanas llegaron de todas partes de la ciudad y del país, para sumar sus voces.

*Un hombre que vivía en estado poético, lo define Gustavo Romero Borri. Un poeta en disputa con la muerte, según Adolfo Marino Ponti (el que va de “Ayer se murió mi muerte” a “estoy demasiado ocupado en morirme”). Lo que el documental recalca es la simbiosis entre la persona, el poeta y su obra: la construcción de un legado que continuaron sus hijas, sosteniendo los encuentros a la vez que publicaban la obra poética dispersa de Giribaldi tras su muerte. Un legado que, hablando en el silencio, instaló una tradición desde la necesidad de mantener la memoria. Y desde allí, paradójicamente, fundó su pequeña, su propia revolución.

Poesía abierta, rebeldía y libertad (Argentina, 2025). Dirección: Diego D’Angelo. Guion: Alejandro Arroz. Duración: 82 minutos.

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