Alejando Agresti es un planeta en sí mismo. Independiente a todo ismo, imposible vincular directamente su nombre al del fundacional Nuevo Cine Argentino de fines de siglo XX, a la vez que no se puede dejar de pensar el vínculo que su cine entabló con el de esos nuevos cineastas que, a fuerza de talento y autogestión, narraron como nadie la debacle de los años menemistas y la esperanza de la reconstrucción simbólica y material de comienzos de siglo. En esos años de fines de siglo XX y comienzos del XXI, Agresti filmó películas importantes (algunas mejores y otras peores, como casi todos los directores) entre las que se destacan El amor es una mujer gorda (1987), Buenos Aires Viceversa (1996) y El viento se llevó lo qué (1998), entre tantas otras. Esas primeras películas se destacan por la independencia formal y libertad creativa que demostraba Agresti como realizador en un momento en donde todavía el movimiento reconocido como Nuevo Cine Argentino todavía no existía como tal. A partir ese años, cuando ya ese cine argentino emergente había ofrecido sus títulos emblemáticos, el cine de Agresti mutó en una mirada melancólica y una puesta en escena clásica que hoy uno ve absolutamente conmovido por la belleza que trasmiten sus criaturas atemporales. Dentro de esa segunda tanda de películas se destacan films como Valentín (2002) y Un mundo menos peor (2004). Agresti visto en retrospectiva es un gran narrador de historias. Todo su artefacto narrativo esta puesto al servicio de lo que quiere contar y eso que pone en escena está habitado por su amor al cine, como si de espectros se trataran, pero los fantasmas del cine de Agresti no son melancólicos ni obedecen a una mirada reaccionaria de las cosas. Tienen que ver más que ver con lo amado y con cómo lo amado perdura en nosotros. Lo que quisimos ser (2024), entonces, retoma al Agresti clásico para contarnos una hermosa historia de amor. Luis Rubio y Eleonora Wexler (en los papeles consagratorios de sus respectivas carreras) son dos almas solitarias que disfrutan la pasión cinéfila viendo Ayuno de amor (1940), clásico absoluto de la comedia dirigida por Howard Hawks. Cuando salen del cine sucede lo inevitable. El hombre dueño de una librería de usados y la mujer editora literaria con un hijo adolescente comienzan un diálogo que terminara en una confitería cercana. La escena ocurre a finales de la década del ’90, o sea que, de alguna manera, Agresti vuelve a los inicios epócales de su carrera con los ojos de una melancolía bien entendida. Los amantes deciden instaurar un juego particular. Tienen prohido decirse sus nombres reales y hablar de su vida verdadera. La pregunta que uno se hace al salir del cine después de ver Lo que quisimos ser es ¿Qué es lo verdadero?

El problema que enfrentan nuestros protagonistas es que a pesar de las prohibiciones impuestas, lo inevitable sucede y ambos se enamoran.  Película de una tristeza conmovedora sin apelar a ningún golpe bajo. Agresti nos muestra la crisis de finales del menemismo con sus bares que cierran y una desocupación incipiente por medio de detalles muy sutiles, sentando de esta manera posición sobre el mundo en el que vivimos. Historia sobre los diferentes modos de amar, paternar y maternar la pareja protagónica logra la maravilla de hacernos olvidar por un rato que estamos dentro de una ficción. Solo pensamos mientras transcurre Lo que quisimos ser en las peripecias de nuestros amados protagonistas. Vivir solo cuesta vida decía el Indio Solari, y cuánta razón tenía. Agresti ama el cine y las historias de amor. Sabe que la pasión no sabe de temporalidades, y que todo ocurre una vez para toda la vida. Lo amado permanece y ese sentimiento religioso se encuentra en estado de gracia en el cuerpo y los ojos de Rubio y Wexler, que protagonizaron una película más grande que la vida misma. Una historia en apariencia chiquita que en el fondo es una de las grandes películas argentinas en lo que va del siglo.

Lo que quisimos ser (Argentina, 2024). Dirección y Guion: Alejandro Agresti. Fotografía: Marcelo Camorino. Edición: Alejandro Ramírez. Elenco: Eleonora Wexler, Luis Rubio, Antonio Agresti, Carlos Gorosito, Juan Carlos Kuznir. Duración: 90 minutos.

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