En el 2017 se estrenó Spielberg, un documental dirigido por Susan Lacy que venía a recorrer la carrera del realizador norteamericano. Se trataba de un trabajo de más de dos horas donde eran entrevistados amigos, familiares y colegas, e incluso el mismo Spielberg aparecía hablando sobre su forma de acercarse al material fílmico y sobre su mirada del mundo. Entre anécdotas curiosas, trivias de esas que fascinan a los cinéfilos que de seguro ya las conocían, el director contaba un poco sobre su adolescencia. No era mucho, pero era lo más valioso de un documental que jamás lo cuestionaba y que jamás sacaba los trapitos a la luz, o sea, que jamás lo humanizaba; como si su imagen estuviera emparentada a la de un dios. A la vez, lo que se mostraba de sus vivencias infantiles o adolescentes (el bullying, la separación de sus padres) era contado muy por encima, como si realmente no se quisiera tocar un tema que en realidad abarcaba toda su carrera y que se puede ver en muchas películas suyas, como Close Encounters of the Third Kind (1977) o Hook (1991).
En The Fabelmans, Spielberg se desprende de los géneros cinematográficos para contar su propia adolescencia. La idea de contar algo universal (mucha gente sufrió bullying o la separación de sus padres), es valiosa y hace bajar a este dios al mundo de los simples mortales. El problema es que al tomar esa decisión nos encontramos con que por más doloroso que sea todo eso, tampoco es para tanto. O por lo menos así parece estar filmado. Igual de superficial que aquel documental, como si en el fondo no quisiera realmente ahondar en los aspectos psicológicos de los personajes más allá de que los actores parecieran demostrar lo contrario (Paul Dano tiene cara de que está viendo cómo le roban a la mujer y sigue feliz, mientras que Michelle Williams aparece siempre al borde de una felicidad impostada). Arriesgo tres teorías del porqué de esta decisión: la primera es que los padres de Spielberg fallecieron hace relativamente poco (la madre en el 2017, su padre en el 2020) y no los quería lastimar; la segunda es que a los setenta y cinco años capaz ya entiende las decisiones que tomaron sus progenitores; y la tercera es que tal vez en el fondo Spielberg no quiere mostrar lo más horrendo que ocurrió o incluso lo horrible que pudo haberse comportado en algunas situaciones.
Algo similar ocurre con los cortometrajes que filmaba: mas allá de que era un joven prodigio, no hay forma de que se vieran tan bien como los muestra la película. Nunca parece haber un conflicto a la hora de filmarlos. Nunca hay un actor que no aparece, nunca hay algo que se rompe, es como si todo fuera demasiado fácil de hacer.
Por eso las dos mejores secuencias son aquellas donde hay espacio para los grises y uno puede hacerle ciertos cuestionamientos al joven Spielberg (interpretado muy convincentemente por Gabriel LaBelle). En una de ellas, mientras está editando un video familiar, descubre la aventura amorosa de su madre con el socio de su marido. Es una escena con lo que se podría relacionar a Brian De Palma, un director mucho más oscuro que, siendo joven, había salido a filmar/espiar a su madre mientras ésta se encontraba con su amante. La segunda es cuando el protagonista la confronta por este motivo y la encierra en un placard para que vea esa película y para luego mantener un silencio cómplice con ella.
De secuencias valiosas pero inconexas se nutre la nueva película de Spielberg. Una película hecha por pedazos de recuerdos, algunos narrados con maestría como aquel encuentro entre un trencito de juguete y el joven, o aquel cortometraje que presenta -en el clímax de la película- en la fiesta de graduación, o como el encuentro final con John Ford, mezclados con otros filmados como si fueran un artículo de Wikipedia. The Fabelmans, finalmente, termina siendo la historia de alguien que cree que lo que vivió fue extraordinario cuando lo que muestra la película es un recorte superficial y cobarde de su verdadera cara.
Los Fabelman (The Fabelmans, Estados Unidos, 2022). Dirección: Steven Spielberg. Guion: Steven Spielberg, Tony Kushner. Fotografía: Janusz Kaminski. Montaje: Sarah Broshnar y Michael Kahn. Elenco: Michelle Williams, Paul Dano, Gabrielle LaBelle, Seth Rogen, Mateo Zoryan, Keeley Karsten, Julia Butters, Judd Hirsch. Duración: 151 minutos.
Si te gustó esta nota podés invitarnos un cafecito por acá: