En el 2013, 36 años después de la publicación de la novela El Resplandor, Stephen King escribió una secuela: Doctor Sueño. La trama sigue la vida de Danny Torrence que, afectado por los recuerdos de su familia, del Hotel Overlooky sus huéspedes, que continuaron acechándolo a lo largo de los años, sucumbe al alcohol de la misma forma que lo hizo su padre. Al mismo tiempo que comienza a rehabilitarse en un pueblito y consigue un trabajo en un geriátrico (donde se consagra con el nombre Doctor Sueño por ayudar a los viejos a “irse a dormir” en paz, sin miedo a la muerte), una niña llamada Abra comienza a comunicarse con él mentalmente, ya que ella también tiene la habilidad de resplandecer, pero lo hace con una intensidad tan colosal que capta la atención de un grupo nómade movilizado en casas rodantes. Esos seres que parecen humanos son llamados El Nudo Verdadero, quienes, en orden de sobrevivir, secuestran y torturan niños con resplandor a lo largo y ancho de Estados Unidos para absorber su poder.
En su momento (y tomen este comentario como de alguien que no se dedica a criticar literatura) el libro me pareció un eco muy lejano del trabajo de King: fue la primera vez que leí una historia de él en la cual se me hizo imposible sumergirme, a tal punto que no podía imaginarme los personajes en mi mente. Estuve preocupada por el director, guionista y montajista de esta versión cinematográfica, Mike Flanagan, que, si bien no es ningún extraño a la hora de adaptar novelas de Stephen King (ya lo había hecho con Gerald’s Game, 2017), esta vez debía tener en cuenta dos fuentes de material muy distintas: el libro Doctor Sleep y el clásico de Kubrick, El Resplandor. Básicamente le fue asignada una tarea titánica porque, además de tener que balancearse entre esas dos propiedades intelectuales, debía lograr algo propio. Y lo hizo.
Todo lo que King no pudo transmitir sobre sus personajes en la novela, Flanagan pudo hacerlo acompañado por las actuaciones de Ewan McGregor como Danny, Kyliegh Curran en la piel de Abra y Rebecca Ferguson encarnando a la siniestra antagonista, Rose “The Hat”. Consiguió mostrar la ternura, generosidad y resiliencia de Dan Torrence; la inteligencia, valentía y empatía inagotable de Abra y el hambre insaciable de Rose y su familia de monstruos inmortales, retratándolos como verdaderas amenazas sin caer en lo tonto o ridículo que el concepto original puede sonar. Nos deja conocer las motivaciones y debilidades de todas las partes.
Por lo que recuerdo, gran parte del libro transita entre las vivencias de los personajes por separado, ya que están muy distanciados los unos de los otros y, si llegan a tener contacto, es mentalmente (hasta que se conocen en persona, claro). Esto tranquilamente pudo haber sido una dificultad para Flanagan, pero su versión de la historia está lejos de sentirse entrecortada. Por el contrario, fluye gracias a su montaje, que entrelaza los hechos con naturalidad y se da el tiempo necesario para establecerlos y conectarlos. La dirección es, en mi opinión, la mejor que ha logrado hasta la fecha, porque se aleja del perfil genérico que había caracterizado su cuerpo de trabajo hasta el momento. No estamos en el mundo de Kubrick, estamos en el terreno de Mike Flanagan y es más que suficiente, lo cual me lleva a hablar de el único problema, pero bastante grande, que tengo con Doctor Sueño, y es el tercer acto.
Hasta ese punto en la narrativa, exceptuando el comienzo, las referencias a El Resplandor habían sido sutiles: ni siquiera se llama al Hotel Overlook por su nombre, sino como “el lugar hambriento”; la infame palabra REDRUM se utiliza sin quedar forzoso; una escena toma lugar en una oficina muy parecida a la que Jack Nicholson tiene su entrevista de trabajo y las tomas y el posicionamiento de los actores son similares también; etc. Pero cuando se acerca hacia el desenlace, me da la sensación de que el director y guionista sucumbió a la presión de querer quedar bien con los fans de su antecesora y pecó de fan el también, empalagándonos con recreaciones de las imágenes memorables que inmortalizó Kubrick en 1980. Con cómo escribió el final, haciendo un guiño a la conclusión del libro de 1977, ya era suficiente. No hace que la película se arruine, pero si siento que la aleja de convertirse en uno de los mejores largometrajes del año.
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De todas formas, considero que Doctor Sueño es una acumulación de aciertos que debe celebrarse y que posiciona a Mike Flanagan como una de las voces contemporáneas importantes dentro del género.
Calificación: 8/10.
Doctor Sueño (Doctor Sleep, Estados Unidos, 2019). Guion y dirección: Mike Flanagan. Fotografía: Michael Fimognari. Edición: Mike Flanagan. Elenco: Ewan McGregor, Rebecca Ferguson, Kyliegh Curran, Zahn McClarnon, Cliff Curtis, Emily Alyn Lind, Carel Struycken. Duración: 155 minutos.
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