Cuando en 2018 se estrenó Spiderman: un nuevo universo, el mundo ficcional Marvel estaba dando algunas muestras de saturación respecto de la primera tanda de películas de esta factoría. La idea de pensar a las películas por fuera de su propia autonomía es la estrategia con la que Marvel construyó su conglomerado ficcional. Esa estrategia -de vocación mercantil- que el cine tomó de los cómics en un primer momento resultó interesante y novedosa, pero luego aquella sorpresa devino en rutina. Hoy la dificultad de pensar en las películas como entidades autónomas está reconfigurando la idea de ficción cinematográfica del cine industrial tal como lo conocemos.

Por otro lado, subyace a esta nueva forma de la ficción una idea de sentido común que vincula complejidad narrativa con calidad estética, cuando en realidad lo que importa es cómo se cuenta una historia y no los grados de dificultad que lleva consigo. Con la finalización de la saga de Avengers que representó Avengers: Endgame (2019), Marvel podría haber cerrado de un modo épico una serie de historias cruzadas, con películas muy buenas como la saga de Los guardianes de la galaxia o las diferentes Spiderman, solo por mencionar los puntos más altos de estos años de ficción superheroica.

Obviamente eso no fue lo que sucedió. Como planteó Marx hace ya muchos años, el capitalismo solo se rige por el margen de ganancia que genera y en pos de la generación de ese margen Marvel decidió expandir al infinito el concepto de historias entrecruzadas. La excusa argumental perfecta para sostener ese formato fue la creación de múltiples universos que en algún momento se mezclan entre sí.

La primera entrega del Spiderman animado es contemporánea de esa expansión comercial y estética que el estudio pensó no solo en su formato cinematográfico, con películas como Los guardianes de la galaxia o Ant-man y sobre todo en la segunda parte de Doctor Strange, Doctor Strange en el multiverso de la locura, dirigida por San Raimi, sino que se asentó en algunas series logradas como lo fueron WandaVision y Loki. En ese contexto, Spiderman: un nuevo universo representó una vuelta a la narración clásica y autónoma haciendo foco en la historia a contar. Por otro lado, aparecía un Spiderman afroamericano hijo de una camarera puertorriqueña y un padre policía que sintonizaba con Pantera Negra en la que el cine de aventuras se intentaba vincular a un cine político industrial marca siglo XXI.

En la segunda entrega del Spiderman animado, Miles Morales vuelve a ser el protagonista central de la historia pero esta vez ese protagonismo es compartido con el personaje de Gwen Stacy que en un universo paralelo también tiene poderes arácnidos.  El Spiderman producido por Phill Lord y Christopher Miller -responsables de la muy buena Lego la película- retoma la idea conceptual de «what if…» a partir de la cual se narran historias alternativas de los héroes clásicos del universo Marvel. Sin ir más lejos esa lógica es la que lleva al extremo la idea de múltiples universos entrelazados. En Doctor Strange en el multiverso de la locura, Raimi le sacaba el jugo a la premisa de la locura como también lo había hecho en sus inaugurales versiones de Spiderman y en esa maravilla del cine de terror contemporáneo que es Arrástrame al infierno. La posibilidad de que el universo extendido de Marvel sea leído como la producción de una mente alterada le sumaba misterio y ambigüedad a esa historia con tintes fantásticos, tornando difusos los límites entre realidad y fantasía. En Spiderman a través del Spider-verso, la expansión de esa multiplicidad de universos se juega entre el formato de la película de aventuras y la comedia, lo que aliviana el barroquismo subyacente en la trama. Un componente rendidor de la película es «La mancha», el villano que se encolumna detrás de los grandes antagonistas tradicionales del cine superheroico. Esa «mancha» pareciera representar un subproducto de la inteligencia artificial y su luminosidad esconde la imposibilidad de frenar sus ansias de expansión a pesar de que esta lleve consigo la posibilidad de la aniquilación.

Lo que entonces pareciera iniciarse como un chiste propio de una subtrama menor de la película se termina expandiendo hasta transformarse en el núcleo central del relato. La búsqueda de ese villano no será individual. Hay algo del espíritu de héroe grupal en el relato del Spiderman de Lord y Miller: se suceden infinidad de hombres arañas con la característica que el espectador quiera agregarle. Hay un Spiderman indio, un Spiderman punk y un Spiderman Lego, entre otros. Esa multiplicidad infinita que en un primer momento funciona narrativamente desde la comedia, termina saturando debido al exceso en la utilización del recurso y a la insistencia en convertir las posibilidades del impulso humorístico en un límite argumentativo.

Si en Doctor Strange en el multiverso de la locura la locura llevaba a vincular al cine de superhéroes con el cine de terror -con ecos de El resplandor de Stanley Kubrick-, esta Spiderman animada se puede pensar como una gran aventura grupal en la que los personajes principales comparten los traumas de la adolescencia y el hecho de cargar sobre sus espaldas las culpas por una muerte de la que se sienten responsables. Si los superhéroes realmente son los nuevos héroes trágicos del presente, el final con Spiderman intentando salvar a su padre de un destino aciago está a la altura de lo que esta mitología representa.

Pero nada concluye del todo. La lógica del mercado que, como una mancha pareciera expandirse sin límites impidiendo clausurar cualquier relato, deja en suspenso una historia que no necesitaba de los excesos megalómanos a los que la industria nos tiene acostumbrados.

Spiderman: A través del Spider-verso (Spider-Man: Across the Spider-Verse, Estados Unidos, 2023). Dirección: Joaquim Dos Santos, Kemp Powers, Justin k. Thompson. Guion: Phill Lord, Cristopher Miller, Dave Callaham. Edición: Mike Andrews. Música: Daniel Pemberton. Voces: Shameik Moore, Hailee Steinfeld, Oscar Isaac, Jake Johnsson, Issa Rae, Daniel Kaluuya. Duración: 140 minutos.

Si te gustó esta nota podés invitarnos un cafecito por acá: