Atención: Ser revelan detalles importantes del argumento.
La acción se sitúa en el año 1984, cuando un grupo de actores es reclutado por la reconocida directora teatral Alma Böhm (Belén Rueda) para participar en los ensayos de una obra de teatro que montará en un psiquiátrico abandonado. A dicho elenco se sumará, a último momento, Bianca (Eva De Dominici), una joven y prominente actriz que ve la oportunidad como una suerte de ascenso en su carrera. Bianca se enterará después que deberá competir por el papel principal de Dora con Cecilia (Natalia de Molina), quien ya le habría arrebatado el papel principal de Antígona en una puesta teatral anterior, quedando desplazada a interpretar el papel de la hermana de Antígona, Ismene. Paralelamente, Bianca deberá lidiar con la enfermedad mental de su padre, quien padece un delirio paranoico, que la ubica a ella como la perseguidora, al considerarla como una extraña que intenta envenenarlo. El padre de Bianca sufrirá una crisis, intentará asesinarla, y esto derivará en su internación psiquiátrica, situación que determina que Bianca acepte la propuesta actoral que le han hecho.
Estos dos elementos anticipados de tragedia y locura, que se plasman en el plano en el que la ambulancia se lleva a su padre y Bianca queda encerrada en la cruz roja inscripta en el vidrio trasero, son los ejes a partir de los cuales se desarrolla No dormirás, tercera película del uruguayo Guillermo Hernández. Y son también los ejes alrededor de los cuales gira el método teatral desarrollado por Alma Böhm, inspirado en experimentos que grupos de vanguardia realizaban en los años 60: el insomnio como experiencia que permite cruzar el umbral de la conciencia y la locura como estado ideal para acceder a una forma de creación más fecunda. De este modo, Alma funciona tanto como directora teatral, guía de la puesta del espectáculo, como una sádica y experimentadora psiquiatra que, dejando de lado cualquier tipo de sentimiento de compasión, manipula a su objeto de estudio, cual rata en el laberinto, ocultándole información y sometiéndola a un alto nivel de estrés que exacerba su vulnerabilidad y sus emociones, en aras de obtener la gran interpretación. Todo sea por “El Teatro”.
El director emplea planos cerrados y aprovecha la oscuridad de la locación para, apoyándose también en el sonido distorsionado, crear la atmósfera de encierro, misterio y locura que deberá transitar Bianca.
Experiencias que apuntaban a alcanzar estados alterados de la conciencia por la vía del uso de drogas o de la indagación en el mundo de los sueños como vía de acceso a la creación, fueron muy comunes en los movimientos artísticos de vanguardia de los años 50 y 60, como por ejemplo en la generación beat o el movimiento surrealista. Ofrecían nuevos caminos para indagar en las profundidades más recónditas y oscuras del artista, que luego se plasmarían en la obra que oficiaba como soporte la representación. En la actualidad, la crisis de las ficciones y de la representación ha llevado al arte contemporáneo por otros derroteros. No sólo se apunta a una mayor interacción con el espectador, lo cual ya había sido planteado por el concepto de obra abierta, sino que ha cambiado el soporte de la obra misma. El soporte de la obra artística, ya no es la tela, el papel o el personaje, sino que ha devenido soporte el propio cuerpo del artista. Esto es lo que evidencia la Performance, como puede palparse en las experiencias que proponen, por ejemplo, Marina Abramovich o Sophie Calle, y en un mayor extremo, el artista francés Pierre Pinoncelli,al cortarse un dedo de su mano, en protesta y homenaje, por el secuestro de Ingrid Betancourt por parte de las FARC (2002).
El método teatral que propone la dramaturga Alma Böhm, llamado “Teatro Suicida”, es absolutamente radical y puede inscribirse en la línea de estas experiencias. Ella busca que el actor en su entrega se sacrifique al máximo, y de todo de sí, incluso su propio cuerpo vivo. Dora, la autora y actriz principal de la obra, era una paciente psiquiátrica que escribió el texto basándose literalmente en su propio delirio en tanto intento de curación, en el marco de métodos alternativos de tratamiento de las enfermedades psiquiátricas. Dora murió en un incendio mientras realizaba esta actuación en ese mismo psiquiátrico. Alma, al privar a Bianca del sueño, no busca lograr que bucee en su interior para componer el personaje de una loca, que actúa con verosimilitud su muerte en un incendio de ficción, sino que apuntará a que Bianca enloquezca y muera realmente en el incendio, como ocurrió conla actriz original. Tanto las experiencias del arte contemporáneo, como el método teatral que propone Alma, y en última instancia la película en sí misma, nos interrogan acerca de los límites del proceso creativo y del arte mismo. ¿Hasta dónde hay que ponerse en la piel del personaje? ¿Podríamos calificar a estas experiencias como arte o son meramente actos de locura?
No dormirás roza, aunque sin profundizarlo, el tema del voyeurismo, plasmado en esos agujeros-ojos en la pared por los cuales los espectadores presenciarán el ensayo final, que es en sí la obra misma, y que en última instancia interpela el placer de ver del propio espectador de cine. Allí, y aun cuando Hernández se centra en el aspecto dramático de la pregunta acerca de los límites del sacrificio del actor, noción que acerca la película al thriller psicológico y al fantástico más que al terror, está lo mejor de No dormirás.
Aquí puede verse lo más importante de la conferencia de prensa realizada por el equipo de la película el día 8 de enero de 2018 en Hoyts Abasto:
Cámara: Carla Leonardi. Edición: Iván Galiussi.
No dormirás (Argentina/Uruguay/España, 2018), de Guillermo Hernández, c/Belén Rueda, Eva De Dominici, Eugenia Tobal, Germán Palacios, Natalia De Molina, Juan Manuel Guilera, 105′.
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