El cielo sobre Riace es una película de apariencia pequeña que cuenta una historia épicamente conmovedora. Con una cámara sensible, el opus uno de Damián Olivito enfoca con pericia en la puesta en escena uno de los grandes temas del siglo XXI como es el drama de los migrantes.

También se podría decir que El cielo sobre Riace son dos películas en una. Como si de una mamushka se tratara, la estructura da cuenta del proceso migratorio que transformó a Riace, ciudad ubicada en Reggio Calabria, en una ciudad que alberga a inmigrantes africanos que, en su mayoría, escapan desesperados hacia un lugar que los acoja en un mundo signado por los preceptos del utilitarismo neoliberal en el que solo importa el margen de ganancia que uno puede obtener en cada una de las acciones que realiza. Doménico Lucano, el primo de Olivito, es el alcalde de este pueblo y el que se encarga de recibir y dar cobijo a estos refugiados. Esa acción lo llevará a sufrir aprietes mafiosos que incluyen el asesinato de sus perros. El pulso con el que este documental narra esta voluntad política inscripta en una tradición humanista siempre resulta atinado y poco estridente.

Olivito pareciera ser un detective relajado, que indaga y se hace preguntas desde el ojo de la cámara, evadiendo así la lógica periodística. En ese trabajo sutil sobre las miradas y los silencios podemos percibir el dolor que llevan dentro los múltiples protagonistas de esa emigración forzada. La acertada y austera puesta en escena que comprende este melancólico registro mixtura un modo de pensar el cine político en la actualidad con un registro intimista en el que prevalece una historia familiar que Olivito necesita dar a luz. Doménico, el principal artífice de este proceso migratorio por medio de la implementación de esta política, que está a contramano del mundo gobernado por el libre mercado en lo económico, se inscribe por el camino de la resistencia, en la tradición de la política como herramienta de liberación de los condenados de la tierra. De algún modo, Lucano y Olivito reflexionan a lo largo de la pelicula sobre el proceso migratorio de su propia familia, que llevó a que en la Segunda Guerra Mundial los pobladores de Riace emigraran para salvar sus vidas a la Argentina, entre otros lugares del mundo. El cielo sobre Riace también se permite un tiempo para el registro amoroso, cuando la cámara posa sus ojos en la mujer del realizador. Con espontaneidad y humor sus pequeñas intervenciones hacen respirar, por medio de su gracia, una trama agobiante que nunca da lugar para la melancolía.

Ese registro intimista que con sapiencia cuenta Olivito es el del propio migrante. Esta sensación de exiliado permanente enriquece el componente específicamente político del relato. Esos migrantes africanos que le devuelven espesor y sensación de comunidad a Riace recuperan de algún modo el espíritu de comunidad que este pueblo perdió con el exilio de los pobladores durante el periodo de la segunda guerra. Ese mundo utópico que por medio de la praxis Lucano reinstaura es un milagro que va a contramano de la lógica del normal funcionamiento de nuestro entorno. Filmada antes de la pandemia, la crisis global hoy se encuentra potenciada por la desigualdad cada vez más notoria en el acceso a la salud y al trabajo.

Olivito narra la historia de vida de estos emigrados con una admirable precisión de recursos que nos acerca a su biografía sin caer nunca en los trazos gruesos. Esa lógica que atraviesa a los migrantes contemporáneos deja la misma huella que observamos en los rostros ajados de los familiares del director, que rememoran su pasado recordando el ayer sin nostalgia. Ese deseo de encontrarse con esa tierra que los constituyó de algún modo es recuperado en la praxis política de Lucano. Ese accionar logra transformar la añoranza por el mundo perdido y extrañado en un gesto de lucha y transformación. En El cielo sobre Riace no hay tiempo para la tristeza. En la mirada de Olivito el pasado como evocación sirve como materia para hacer del mundo un lugar donde vivir. No debiéramos perder de vista esta humilde y notable lección.

Calificación: 8/10

El cielo sobre Riace (Argentina, 2019). Guion y dirección: Damián Olivito. Fotografía: Christian Vega. Montaje: Emiliano Serra, Federico Rosas. Duración:  80 minutos. Disponible en: Cont.Ar.

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