Pablo Bontá escribe y dirige Cyrano, un vodevil franco-argentino, una obra con éxito en el circuito off, que adapta y deconstruye el clásico de Edmund Rostand, y recibe tres nominaciones para los premio ACE. Ahí mismo es donde comienza la película de Eduardo de la Serna, ya que en ese momento, supuestamente dichoso, las desavenencias personales del elenco dejan fuera de circulación a la obra. Tiempo después, Bontá decide reflotar el proyecto y salir en busca del Cyrano ausente, papel que dejó vacante el actor Héctor Segura, poseedor de una nariz naturalmente prominente. El requisito, esencial para representar al famoso dramaturgo, pensador y poeta francés, es el primer desafío que impulsa el recorrido.
Reconstruyendo a Cyrano narra el proceso de recuperación de la obra teatral y el trabajo de ensamble, puesta a punto y logística de la empresa. El nuevo Cyrano, Diego Freigedo, y su compañero de escena, Enrique Iturralde, inician sus planteos, tan existenciales como cotidianos, frente al hecho concreto de poder representar la pieza. Sus reflexiones sobre el oficio del actor, en medio de los ensayos, en ámbitos personales, dan aire a la idea del arte como una actividad transcendente, que a veces conlleva como compromiso mejorar la vida de la gente y toda esa sarta de bobadas que se dicen y que nunca comprendí del todo.
Sin embargo, la película de De la Serna ilumina el camino peliagudo de ser independiente y decide acompañar a los protagonistas en la aventura de buscar subsidios y los sucesivos aprietos que uno tras otro se van interponiendo al ansiado estreno. Sin perder la idea de una dinámica fluida y sin entreveros teóricos, el documental narra un momento en la vida de quienes, llenos de entusiasmo, no se detienen ante las contrariedades que muchas veces objetan sus propias ansias y trazan un mapa sinuoso del mundo del teatro independiente.
Lejos de amedrentarse, sin retroceder ni rendirse jamás, tal como lo hacen sus protagonistas, la película nos lleva hasta su estreno y los rostros satisfechos de los espectadores, como resultado de dicha peripecia. Difícil empresa la independencia real, lejos de las posturas intelectuales que bastardearon el término, hasta vaciarlo de sentido. ‘Libertad, autosuficiencia, sin necesidad de responder a un mando o autoridad extraña, carencia de subordinación’, son varias de la acepciones que se encuentran en el diccionario. Entereza, firmeza y resolución son sinónimos que le hacen justicia a Reconstruyendo a Cyrano y sus protagonistas.
Aquí puede leerse un texto de Juan Rearte sobre la misma película.
Reconstruyendo a Cyrano (Argentina, 2014), de Eduardo de la Serna, c/Pablo Bontá, Héctor Segura, Diego Freigedo, Enrique Iturralde, 83’.
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