“Onde fica esta rua?” (¿Dónde queda esta calle?), nos dice la placa del inicio de la película, es lo primero que se le escucha decir a Julio, el protagonista de Os verdes anos, a su llegada a Lisboa. El hombre que llega de un pueblo a probar suerte en la capital, necesita de alguien que lo guíe, que le muestre el camino para llegar a la única referencia que trae consigo. En Onde fica esta rua ou sem antes nem depois, la referencia a la película que filmó Paulo Rocha en 1963 es un punto de partida que actúa de la misma manera que lo que ocurre con Julio en el film. La pregunta que se formula es otra, y se plantea tanto en el comienzo como en la mitad de su desarrollo. El director se pregunta si sus abuelos, que vivían en uno de los edificios que se ven en la película, habrán visto a Paulo Rocha filmando desde la ventana de su balcón. No hay ociosidad en esa interrogación, aunque se intuya la imposibilidad de responderla: Os verdes anos es considerada el comienzo de una nueva forma de hacer cine en Portugal, y desde ese lugar el planteo parece una forma de remontarse a los orígenes para tratar de trazar nuevas líneas en el presente en relación con el cine portugués.

Pero esa pregunta personal rápidamente queda en segundo plano (en todo caso, le permite a los directores, el contraplano ausente en el pasado, de la gente que se asoma por la ventana), en tanto lo que propone la película es una recuperación que funciona como posible respuesta. Un par de planos dispersos a lo largo del relato refuerzan la referencialidad al mostrar el guion de Os verdes anos, pero no hay aquí una instancia de reconstrucción. No se trata de volver a filmar la misma historia sino de establecer un diálogo desde el presente con esa película fundacional. Rodrigues y Rui Guerra da Matta vuelven a los mismos lugares, traen al presente a la actriz protagónica (Isabel Ruth), reutilizan algunas de las canciones de la película. En cada uno de esos gestos, sin embargo, está presente la conciencia de no reproducir. Incluso en los momentos en los que la mirada de los lugares cede a momentos de ficción más puros. Tanto cuando muta al blanco y negro como en el final en el que la actriz está rodeada de autos (como le ocurría al personaje de Julio en la película), lo que interesa son los cambios. No solo porque el protagonismo en las escenas varía por la ausencia del hombre, sino porque en ambas el artificio se refuerza a partir de hacer que Isabel cante las canciones.

El diálogo fundamental que traza Onde fica esta rua es con los espacios (cuyos planos originales son replicados aquí). Casi totalmente despojada de referencias explícitas (solo vemos una escena de Os verdes anos, aquella en la que Afonso, el tío de Julio está colocando los azulejos de un mural), Onde fica esta rua se mueve en dos niveles diferentes. Para el espectador que no conoce la película de Paulo Rocha, se vuelve plenamente sugestiva, capaz de desarrollar un hilo intuitivo por el cual seguir la línea que trazan los lugares que la cámara muestra (y que sus movimientos resaltan como parte de una mirada). Incluso pueden verse como una exploración de puro presente en la que los paisajes suburbanos de Lisboa generan un mapeo extrañado, no exento de algunas sorpresas (como algunas imágenes que parecen sugerir el avance de la naturaleza sobre la ciudad). Hay algo en ese presente atravesado por las huellas de la pandemia del Covid que parece estar refiriendo a una ciudad fantasmagórica en la que predominan los silencios.

En el otro nivel, las significaciones se potencian. En tanto película que mantiene un diálogo con otra, Onde fica esta rua funciona en tándem con Os verdes anos: la aparente deriva por espacios de la ciudad adquiere allí otra significación al relacionarse con la película de Rocha. Se vuelve entonces, a los lugares en los que Rocha filmó su película y la relevancia que estos adquieren deviene de la puesta en relación. Es, en todo caso, un ejercicio en el que el tiempo parece haberse detenido en el final de la película original. Calles y parques, suburbios y zonas céntricas, el paisaje se reitera como detenido en el tiempo, virtualmente invariado. Pero, aunque permanece el edificio donde transcurre la acción, aunque el departamento donde trabajaba Ilda (Isabel Ruth) siga teniendo la misma escenografía, aunque los puentes, los bares, las entradas de garages y otros edificios permanezcan sin modificar, la ausencia de los personajes es lo que marca el distanciamiento.

Esa ausencia se remarca de manera notoria en el espacio que ocupaba el taller de compostura de calzado en el que trabajaba Julio. El lugar permanece, las ventanas a la calle son las mismas (y la cámara intenta recuperar desde allí la posibilidad de adherir a la mirada original), pero el vacío del espacio es lo que revela el paso del tiempo y la extrañeza actual que se vislumbra en el lugar, algo similar a lo que ocurre con los planos de los interiores de los bares. Donde ese desfasaje se hace más notorio es en el salón de baile. Los directores replican los dos travellings que inician la escena de la película de Rocha. El primero es un recorrido de la cámara siguiendo los techos del lugar. El segundo, recorre el salón a lo largo, enfocando hacia las ventanas que dan a la calle. Si el primero parece una réplica en color del original, el segundo muestra las diferencias: el abandono se ve en las paredes, en los pisos, en el silencio en el que se confunde el interior con lo que proviene de la calle. Contraste entre la Lisboa de los años sesenta y la actual que resalta el aspecto fantasmal, una ciudad en la que todo parece haber persistido a costa de abandonar la vida. De allí que el final puede entenderse como partiendo del final de la película de Rocha, una relectura en la que el cuerpo de Ilda en el piso del departamento, aquí se levanta. Onde fica esta rua le insufla vida al personaje y revierte su destino para, con ella, revertir el de la ciudad. La vuelve a la vida, la hace salir a la calle y cantar una canción hasta quedar cercada por los faros de los autos. Pero allí donde antes Julio quedaba encerrado y se proponía la visibilidad del crimen, ahora las mismas luces reflejan el retorno, la resurrección, la nueva vida.

Onde fica esta rua? ou sem antes nem depois (Portugal, 2023). Guion y dirección: João Rui Guerra da Mata, João Pedro Rodrigues. Fotografía: Lisa Persson, Rui Poças. Edición: Mariana Gaivão. Elenco: Duración: 88 minutos.

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