
Hace medio siglo que Sylvester Stallone alcanzó la inmortalidad cinematográfica. Desde que representó a Rocky Balboa, ese perdedor hermoso que espera una oportunidad para sentirse vivo por una vez en su vida, hasta el presente pasaron cientos de películas. Sin embargo, Stallone sigue representando algo bastante parecido a lo que significo allá por la mitad de la década del 70 en la primera entrega de Rocky. Rocky es la saga cinematográfica definitiva, abarcando un proyecto cinematográfico de prácticamente cincuenta años.
A comienzos de la década del 80, de la mano de Rambo, Stallone volvió a construir un personaje extraordinario, enmarcado en el mejor cine de acción de esa década. Además de esas dos sagas, que se mantuvieron activas durante todo este tiempo, Stallone siguió alimentando la pantalla grande con sus héroes que, pese a ciertos matices, representan a un personaje similar, un tipo de pocas palabras al que lo definen más sus silencios que sus discursos, pero que cuando habla dice cosas que valen la pena ser dichas. Un héroe de acción solitario y medio tristón que sobrevive gracias a la destreza de sus puños, o en todo caso de todo su cuerpo. Stallone representa en la historia del cine contemporáneo un lugar mucho más complejo de aquel que supone cierto prejuicio que lo asocia al mediocre actor de películas de acción.
A fines de la primera década del siglo XXI Stallone creo su última gran saga. Los indestructibles recreó aquel hermoso cine de acción de los 80 con tres películas llenas de humor, ironías y auto referencias hacia un tipo de cine que ya no se hace, y que dejó una serie de obras maestras (Duro de matar, Rambo, Terminator, por mencionar solo las más icónicas) que solo el paso del tiempo puso en el lugar que se merecen en la historia del cine. La saga de Los indestructibles es contemporánea al inicio de lo que se conoce popularmente como cine de superhéroes. Quince años después, la saga se destaca por sostener su gracia e irreverencia. La batalla entre el bien es la excusa banal que los indestructibles reelaboran en base al tipo de cine que Stallone ama y que hace como nadie. Es siempre la acción la que motoriza la trama y esa simple premisa es lo que hace que sus películas perduren a través del tiempo. En Rocky es un boxeador luchando por sobrevivir y por ganarse un nombre y el respeto. En Rambo, un ex soldado sumergido en las tinieblas del olvido. En Halcón, un padre que lucha por recuperar a su hijo y en Cobra un detective que resuelve los problemas por medio de la violencia. El cine stalloniano siempre logra salir victorioso de sus batallas. Y éstas siempre giran en torno a una poética de la imagen que, junto a una economía de recursos notables para decir mucho con poco, hacen que sus películas se potencien desde el amor a la tradición del mejor cine de género.
En Los indestructibles 4 se confirma algo que se intuía en la anterior entrega de la saga: el paso de mando del personaje de Barney Ross (Stallone) al de Christmas (Jason Statham), que es sin dudas el gran héroe de acción de los últimos años. La excusa narrativa en este caso es lo de menos. Una misión que sale mal y Statham que debe hacerse cargo de liderar a su grupo en una misión suicida frente a gente inescrupulosa, proveniente de un país lejano que está a un botón de destruir el mundo. Desmontar por medio de la ironía los clichés de cierto cine industrial, que se toma esos argumentos en serio, es una de las principales virtudes de la saga de Los indestructibles. Hay un humor corrosivo que se ríe de la propia trama, tomándosela con ligereza pero sin caer en el cinismo y la ironía constante. Un humor que también permite reírse de ese papel de Estados Unidos como regente del mundo libre. Ese gesto se hace ostensible en la escena en la que el personaje de Statham oficia de guardaespaldas de un influencer. Esa escena funciona como una declaración de principios de todo el cine de Stallone.

Nuevamente lo que importa en Los indestructibles son los cuerpos en acción, funcionando como homenaje a un cine que ya no existe pero que en la recreación vuelve a actualizar su potencia. La película casi funciona como modelo de cinefilia bien entendida. Al no importar tanto la trama en el sentido literal, la violencia y la lógica de la venganza se licuan con pasos de comedia que aligeran el peso de la historia. Los rostros de Stallone y de Dolph Lundgren (su archienemigo en la gloriosa Rocky IV) dan cuenta de las marcas que presentan sus cuerpos envejecidos. A diferencia de las sagas superheroicas, en Los indestructibles los cuerpos envejecen y mueren y eso también le da otra carnadura a la historia que se cuenta.
Como corresponde al cine mainstream, el final de la película augura nuevas aventuras con un equipo renovado. Pero eso es lo de menos. La saga se enriquece gracias al espíritu lúdico de esos viejos amigos que siguen divirtiéndose más que en el porvenir de eternos continuará que promete la industria. La potencia de estas cuatro entregas tiene que ver con un modo de entender el amor al cine a partir de una idea fuerza que se repite. Así tenemos a estos viejos caballeros combatiendo a los malos de turno en misiones inverosímiles a fuerza de nobleza y un incorruptible espíritu de amistad y camaradería. Como un inevitable guiño a la conciencia bien pensante, se introduce en la trama a Megan Fox que le agrega sensualidad a la masculinidad concentrada del resto del equipo.
Lo importante de esta nueva entrega es que Stallone se sigue erigiendo como la representación de un tipo de cine en el que la pulsión de narrar una historia en términos estrictamente cinematográficos le gana la pulseada a la solemnidad de ciertas ficciones que se toman en serio el tema de salvar el mundo. Al finalizar la aventura, tenemos reunidos a Barney Ross y sus amigos levantado la copa y brindando por el hecho de seguir vivitos y coleando. Ese guiño amistoso es la representación de toda la saga. Una fiesta armada para compartir con los espectadores en condiciones de igualdad. En estos tiempos de oscuridad no se me ocurre gesto democrático más hermoso que tener un motivo para celebrar con nuestros seres queridos.
Los indestructibles 4 ( Expend4bles, Estados unidos,2023). Dirección: Scott Waugh. Guion: Kurt Wimmer, Tad Daggerhart y Max Adams. Fotografía: Tim Maurice-Jones. Música: Guillaume Roussel. Edicion: Michael Duthie. Elenco: Sylvester Stallone, Jason Sthatam, Curtis “50 cent” Jackson, Megan Fox, Andy Garcia, Dolph Lundgren, Tony Jaa, Iko Uwais, Randy Couture. Duración: 103 minutos.
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