
Hubo un tiempo que fue hermoso para los jipis y coexistió con la época en la que ser punk era un pasaje a la cárcel. Estigmatizado y ridiculizado por la tele y el saber popular, el mundo punk no tenía espacio donde suceder en “paz”. Por supuesto que menos posibilidades existían aún si pretendías que tu banda de punk rock grabara y editara algo. Este tiempo hermoso fue a fines de los ochentas, cuando salió el primer compilado de punk rock argentino (Capital y Gran Buenos Aires) que se llamó Invasión 88.
Ahora bien, ¿por qué tanta explicación?
Lo que sigue, más que un análisis técnico cinematográfico o audiovisual sobre el retrato documental que se propone Héroxs del 88, es en realidad un repaso político, más bien sociológico-cultural, sobre aquella movida. Al igual que en aquellos tiempos en que era casi imposible conseguir material punk, en estos casi no ha quedado registro público de lo que se tocó y se grabó. Por ello lo primero para destacar de Héroes Del 88 es que viene a saldar esa deuda.
Sabemos desde el segundo cero que vamos a verla hasta el final, pero el inicio no es auspicioso. El documental arranca de prepo, con Mariano Martinez y Juanchi Baleiron arriba del escenario, archivo casi reciente, diciendo algo difícil de oír (por la calidad de audio) sobre Invasión 88. Son imágenes “modernas”, de ahora, que quien no esté en tema no va entender ni un poquito. No hay zócalos ni texto alguno que revele apellidos, escenario ni fecha. Entonces, la segunda premisa es esta: Héroes del 88 es para entendidos.
Claro que se la puede cuestionar desde lo técnico, pero el documental se escuda, con permiso concedido, en la estética del fanzine, en la estética del fanático que se arma su propio compilado, su propia pieza de arte. No hay pretensiones ni sponsors. Hay fueras de sincronía entre imagen y video, planos cortando cabezas y, sobre todo al principio, un difícil hilo narrativo. Hasta se deja en anonimato a la voz en off que narra. Sin embargo, todas esas objeciones estéticas parecen resbalarle a la película. Incluso se clausura con un fundido a negro y una cita como epílogo:
“Uno, antes que nada es un fan,
Y los fan, creo, tienen responsabilidades.
Los que podemos filmar películas o
Escribir libros, también.
Dedicarles tiempo y energía
A aquellos que te salvaron
Que te acompañaron
Que te hicieron mejores».
Alberto Fuguet (vhs)

El documental se nutre principalmente de entrevistas. En ese aspecto resulta bastante justo, completo, balanceado y lógico. Aparecen los realizadores del compilado, músicos de todas las bandas que participaron y gente relacionada íntimamente con aquel suceso y aquella escena en ebullición. Únicamente faltan los que nos abandonaron físicamente. Tampoco nada que reprochar.
La duración del documental, casi dos horas, cumple las expectativas, se nota el laburo de recopilación de material, el interés o la pasión, pero la edición oscila entre la mano del “fanático” y la precariedad. Es raro pensar que Invasión 88 o Héroes del 88 puedan estar pensados para ganar plata. Por lo menos esa es la sensación que dejan, y que de algún modo las imágenes lo expresan, como cuando se muestra al que puso la plata para la edición discográfica exhibiendo, entre risas, los discos que todavía, más de treinta años después, no pudo vender.
Una vez desarrollada la introducción, que cuenta las peripecias de Sergio “Chuchu” Fasanelli y Walter Kolm en la fundación de su sello Radio Tripoli y en la creación de Invasión 88, se mete de lleno con las bandas que participaron. Algunas locaciones donde se realizaron las entrevistas sacan de clima, como la de Walter Kolm, pero pese a ello se viaja fácil a una época sin duda fundamental del punk en Argentina.
El documental no se queda sólo en la edición y fabricación del disco, se mete también en la noche que se lo presentó en Cemento, el famoso reducto de Omar Chabán. Ahí arranca un retrato de época, que se vuelve jugoso y entretenido gracias a los que se hacen los boludos, los que la siguen picando, y a los que todavía no tienen vergüenza (entiéndase en todos los sentidos). Sí, también por todo lo musical y artístico que la película nos permite disfrutar, aunque los registros sonoros y fílmicos de aquella época ya se puedan encontrar en internet. Tampoco son tantos.

Entre los entrevistados hay cruces de acusaciones, visiones diferentes de lo que pasó, y hasta algún pase de facturas. Una temática que el documental intenta tratar, y por suerte con poca cintura, es el tema de los «skinheads». La sensación que deja es que pareciera existir una extraña camaradería o pacto oculto entre varios actores que en aquellos años andaban a las piñas. Y cuando uno dice a las piñas, quizá valga aclarar que la historia de peleas entre punks y skinheads en nuestro país, al día de hoy, cuenta con algunos muertos. La banda que preferentemente seguían los skins en aquella época era Comando Suicida, de la que en el documental dan testimonio el cantante Sergito Anticristo y el baterista Judas. En sus declaraciones, la violencia que protagonizaban parece un juego, incluso la evocan con cierta nostalgia. Por suerte el documental no se mete a diferenciar la clase de skinheads y todo ese embole, pero llama la atención cómo casi todos le escapan al tema. Sobresaliendo en esto de minimizar la violencia de mierda que había en ese auge artístico, los integrantes de Attaque 77 o Defensa y Justicia ―en menor medida Mariano― le bajan innecesarios decibeles al ruido. En la otra vereda, los integrantes de Rigidez Cadavérica, por ejemplo, mantienen la frente y la postura en alto. No es que tengan la obligación de hablar, pero en esto de fanáticos haciendo documentales, da la sensación de que el director puso incómodos a varios sacando el tema, y los entrevistados prefirieron escaparle. Incluso se menciona un pacto de no agresión existente para aquella noche de la presentación en Cemento. Aunque otras declaraciones parecieran explicar que mucho no funcionó.
Para los fanáticos, en Héroes del 88 hay muchísimos detalles para profundizar. Pero vale resaltar algunos a gusto de quien escribe, que no deja de ser otro fanático. Entre lo más lúcido de lo que se escucha entran sin duda las declaraciones de Christean Cabrejos, fundador de Mentes Abiertas, un sello que años más tarde dio vida a un nuevo compilado homónimo que resultó estandarte de la movida nacional, sobre todo del Buenos Aires Hardcore. En él queda demostrada la escuela que logró Invasión 88.
Quizás podrían llamarse “perlas” a las anécdotas de Hermann, voz de Mal Momento, sobre los amigos de lo ajeno y las agachadas de cartel. O las de Patricia Pietrafesa y su manifiesto en el que anuncia su autoretiro del compilado, en contraste con las declaraciones de los productores que parecen no recordar haberla invitado nunca.
El final del documental gira sobre la filmación del recital de la presentación. Aparecen los que dicen haberlo visto, los que no saben si lo recuerdan o lo inventaron, los que desconocen totalmente, y los realizadores, que aclaran que existe, pero lo perdieron. Héroes del 88 era necesario, y aunque quizá no parezca, muy difícil de realizar.
Heroxs del 88 (Argentina, 2019). Guion y dirección: Luis Hitoshi Díaz. Fotografía: Martin Peyrelongue, Gonzalo Hernandez. Sonido: Gonzalo Pérez Troaiano. Edición: Luis Hitoshi Díaz, Martin Peyrelongue, Gonzalo Hernandez. Dirección de arte: Mauricio Bacelliere. Música: Lucas Diaz. Productores: Gonzalo Pérez Troaiano, Pola Tueso, Mariano Miramontes. Interpretes: Chuchu Fasanelli, Walter Kolm, Ciro Pertusi, Marcelo Pocavida, Mariano Martinez. Producción ejecutiva: Luis Hitoshi Díaz. Duración: 100 minutos.
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