Figura de un cine ya pasado, dos cortinillas se abren, como si se tratara de un telón teatral, y nos introducen en las primeras imágenes del universo creado por Buenos Aires al Pacífico, documental realizado por Mariano  Donoso Makowski; un plano general en blanco y negro muestra vías que se cruzan y vagones de trenes de carga, en un segundo plano, los edificios de la ciudad, grises, aparecen envueltos en una bruma. A estas primeras imágenes le sucede un material filmado en formato hogareño, se trata de reuniones familiares, paseos, en el que se destaca la figura de una mujer que sonríe a cámara, luego sabremos que es la imagen de su madre con quien, a lo largo del documental, el director entabla un diálogo imaginario.

Donoso, entonces, construye su película teniendo en cuenta dos ejes. Por un lado, ciertos aspectos del recorrido, historia y circunstancias relativas al ferrocarril  Buenos Aires al Pacífico (BAP), que fue una compañía británica propietaria de una red de ferrocarriles de carga y de pasajeros, que se estableció en la Argentina durante la última parte del siglo XIX (1882) y la primera mitad del siglo XX. Su objetivo era unir la ciudad de Buenos Aires con el océano Pacífico, atravesando las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza. El último viaje del BAP fue en 1979 y sus diversos ramales del lado argentino terminaron de caer en el abandono durante la década del 90. Por otro lado, narra aspectos de su vida personal, habla de sus hijos y, en especial, vuelve sobre el recuerdo de su madre que ya no está; una mirada al pasado que cruza dos ausencias.

El documental utiliza la narración en primera persona a través de la voz en off del director, quien ya en las primeras escenas afirma: “Estas imágenes son parte de un sueño. Las veo de la manera en que acostumbro soñar. Fracciones de una filmación en la que estoy presente, proyecciones de imágenes que he filmado”, así el recurso del sueño resulta fundamental en el tratamiento que se le da al material compuesto por: imágenes de archivo, videos hogareños, testimonios, entrevistas y filmaciones actuales realizadas por integrantes del equipo de la película. Recurso que, asimismo, se emparenta con el cine ya que, como se sabe, ambos comparten rasgos similares, en tanto los dos lenguajes disponen libremente de las coordenadas espacio-temporales.

Si bien el archivo da cuenta de un material histórico y geográfico relacionado con el BAP, y la función que se le asigna es la de ilustrar el pasado del tren, al tiempo que situar al espectador en ese contexto, el material también es usado por el director  a modo de evocación, ligado a su imaginación y a su mundo interior y, en este aspecto, el documental se aparta de una temporalidad histórica lineal así como también de un formato periodístico centrado en lo informativo y de un tono didáctico. Es un ensayo en el cual desde el presente se reflexiona sobre las imágenes y, a través de un procedimiento asociativo, la palabra las dispara, apela a desvíos y les atribuye sentidos que no se desprenden necesariamente del material mismo, ni responden a asociaciones directas o inmediatas.

Este entramado de imágenes, palabras, recuerdos e ideas que propone el documental se expresa en una estructura de breves capítulos precedidos por carteles, cuya tipografía, curiosamente, es semejante a la de las antiguas máquinas de escribir, y que parecieran organizar una suerte de ruta cultural que se suma a la ruta geográfica desplegada en el sueño. Uno de los tantos carteles lleva el título de Índice General y establece cierta tensión entre imagen y palabra, tensión acerca de un orden posible que se presenta enigmático, indescifrable, una suerte de orden secreto. Esos títulos descubren relaciones con personajes literarios, filosóficos, mitológicos, de diferentes tradiciones culturales, Oriente y Occidente, y establecen cruces imprevistos que interpelan al espectador .

En un enorme galpón semiderruido, abandonado en medio de la nieve, cuelga un cartel que dice “Las Cuevas”, imagen que se repite a lo largo del documental y, junto a él, la frase “Bienvenidos a la Argentina”. En esta localidad mendocina, cercana al límite con Chile, funcionó una estación del Ferrocarril Trasandino, que unía la ciudad de Mendoza con la chilena de Los Andes, desde donde se volvía a transbordar para llegar al puerto de Valparaíso. El material de archivo se despliega sin un orden estrictamente puntual del trayecto que hiciera el tren, va armando un mapa, y en su ensoñación Donoso entrelaza los molinos trigueros de San José de Jachal con los restos de un hotel tapado por la nieve en Puente del Inca; y a las zonas mineras y montañosas con la llanura santafesina, lugar donde se evoca la figura de Juan José Saer. Este entramado se combina con imágenes actuales de los trabajadores de la Cooperativa de Trabajo Talleres Junín, a quienes está dedicada la película y donde todavía hoy reparan y ensamblan vagones.

El archivo, entonces, combinado con imágenes actuales capturadas por el equipo de filmación, da cuenta de indicios, huellas, de lo que fueron estaciones, descansos, poblaciones, que surgieron y fueron testigos del recorrido del tren; angostos senderos, grutas cuyas bocas están cubiertas de estalactitas, volúmenes, superficies rocosas lisas y brillantes por efecto de la nieve. Se trata de ruinas en medio del paisaje de la zona, que adquieren, en este marco, más de un significado. La fuerza y el contenido de estas imágenes las vuelve grandiosas, fascinantes, rodeadas de misterio y, en cierto modo -si bien con un sentido diferente- remiten a la naturaleza pintada por los románticos en años cercanos a la invención del tren. Por otra parte, estas ruinas son vestigios de una época, testigos mudos de un proyecto que se concretó y que más tarde fue arrasado, y en este aspecto el documental se refiere a “la traza olvidada de ese cuerpo ciego que habitamos, América del Sur”.

El documental intenta recuperar el pasado a través de los testimonios de aquellos que han tenido experiencias ligadas a los ferrocarriles en general y al BAP en particular, y para eso apela al recuerdo de dos testigos con vivencias muy diferentes, sin embargo, en ambos casos el tren fue una presencia central en sus vidas. Además, se operan variantes en el uso del material de archivo, con efectos disímiles, respecto de la palabra de uno y otro. Por un lado, un empleado de Ferrocarriles Argentinos relata su dolorosa experiencia a raíz del maltrato sufrido, durante el gobierno de la  autodenominada Revolución Libertadora (1955), por parte de soldados del ejército, hacia el personal del ferrocarril que se desempeñó durante el gobierno peronista. En este testimonio, lo central resulta la carga emotiva del entrevistado, la memoria personal de un hecho político y, ante la previsible falta de imágenes de la situación, el material de archivo que acompaña sus palabras intenta dar el contexto histórico de esos años; un tren llega a una estación y en su parte delantera lleva adosada la bandera argentina, cruzada por el escudo, imagen que alude a la nacionalización de los trenes por parte del peronismo. Por otro lado, un habitante de las zonas de altas montañas, hoy despobladas, que aún vive en el lugar, recuerda que el tren pasaba por allí y recogía a los pasajeros los días viernes rumbo a Chile; cuenta que poco a poco el ferrocarril fue desapareciendo y que los camiones lo sustituyeron en su función de cargueros. Simultáneamente, imágenes actuales de las ruinas de la Estación Polvaredas, localidad a la que se refiere el lugareño, acompañan su relato. En este caso, el material de archivo está relacionado en forma directa con el recuerdo, lo enfatiza, muestra el desmantelamiento.

La mirada local se amplía y combina con un imaginario del siglo XIX que la contiene -siglo que, por un lado, mira hacia el romanticismo y, por otro, prefigura las vanguardias que surgirán en el principio del siguiente-;  estamos en años de la Segunda Revolución Industrial, plena modernidad, días que vieron nacer el tren. Es el tiempo de las máquinas que se mueven, del automóvil, del planeador, de los grandes barcos, de la comunicación, de los viajes. Donoso se sumerge en ese universo y anuda la razón capitalista  con la velocidad, el siglo del montaje con el movimiento, la estética del hierro con el arte  y la llegada de la fotografía, hasta el nudo que a él más le interesa, el del tren con el cine; hijos de una misma época, ambos cambian para siempre la percepción.

En medio de los cambios perceptivos que se producen durante el siglo XIX  pensamos en los que se operan en la percepción del paisaje, en la racionalización que se produce en el espacio de la naturaleza, y en este aspecto el documental incluye un material de archivo que muestra cuadrillas de trabajadores abriendo senderos para el paso del tren en medio de la nieve, así como su campamento de carpas blancas en un paisaje montañoso, desolado, que pronto cambiará su fisonomía, y como testigo de la actividad una cámara de fotos sostenida por un trípode. Imágenes que representan la gesta que en su momento significó la construcción del ferrocarril, rostros anónimos capturados por primera vez por la fotografía.

“El tren inventa el cinematógrafo”, dice Donoso, así une el destino de ambos, y agrega: “el trabajo de un cuerpo es la primera captura del cine”; efectivamente, así como los Lumiere filman La salida de los obreros de la fábrica Lumiere en 1895, el trabajo,  tiempo más tarde, será motivo de representación para Griffith, Eisenstein, Fritz Lang, y sigue la lista.

El excelente documental Buenos Aires al Pacífico da a conocer la historia del BAP y la inserta en una política nacional de abandono, en la que podemos reconocer repetidos fracasos de nuestra historia y que excede el tema específico de los ferrocarriles. Por otra parte, Donoso elige una puesta en escena que le otorga a su trabajo una densidad y complejidad que permite más de un abordaje. El documental, obtuvo premios en la Competencia Argentina  del Festival de Cine GRABA Mendoza  –Festival Audiovisual Latinoamericano- y  también en el  Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín; además se exhibió en el Filmfest Hamburg 2018.

Buenos Aires al Pacífico (Argentina, 2018). Dirección: Mariano Donoso Makowsi. Guion: Mariano Donoso Makowsi y Marina Guzzante. Duración: 98 minutos.

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