El nuevo film de Jaques Audiard transcurre en México.  Rita, interpretada por Zoe Saldaña, es una abogada que trabaja para un estudio mercenario que defiende causas poco loables. Desde un inicio comprendemos que Rita no es feliz haciendo su trabajo a pesar del buen pasar que este le genera. Audiard nos la muestra defendiendo a un asesino acusado de femicidio. La abogada alude como estrategia de defensa para el imputado que no hubo crimen, sino que la víctima se suicidó. Con un discurso bien escrito cargado de argumentos consigue que el asesino sea absuelto. Los galardones y el dinero se los lleva su jefe y ella se queda con una sensación de mediocridad por haber sido funcional al sistema patriarcal. Rita es una defensora de los derechos de las mujeres y se encuentra en crisis con su rol profesional.

Luego de su triunfo tribunalicio Rita es secuestrada por Manitas, un capo mafia mexicano que le ofrece una propuesta que podría cambiarle la vida y que por otro lado es muy difícil de rechazar. Nuestra joven protagonista tiene que ocuparse de borrar las huellas del mafioso y de gestionarle una operación de cambio de género. Esta operación le permitirá a Manitas iniciar una nueva vida acorde a su subjetividad reprimida y también le servirá para borrar las huellas de sus crímenes pasados. A cambio de su cambio de vida profesional Rita tendrá una montaña de dinero que no podrá rechazar.

Audiard toma el conflicto policial atravesándolo con la estética de los grandes musicales y de esta manera va planteando una historia que, de haber sido expuesta mediante el recurso discursivo, hubiera resultado repetitiva y moralista. Por medio de este género clásico, el mensaje llega al espectador, pudiendo apreciar los ideales para vivir en comunidad, tales como la igualdad, la justicia, el ejercicio de la política y al mismo tiempo las miserias humanas que corrompen constantemente las relaciones humanas.

La otra parte de la historia nos cuenta la historia del mayor narcotraficante de la región, quien vive en un búnker custodiado por un ejército de reclutados violentos, mega millonario, que carga con incontables muertes en su haber y que, asediado por la inconformidad respecto de su género, hace uso de su dinero ensangrentado para lograr su tan ansiada metamorfosis en un cuerpo de mujer.

A partir de aquí se abren innumerables situaciones en las cuales toman pregnancia el mostrar determinados aspectos para ocultar otros. Mostrar un presente caritativo y comprometido a través de una ONG que atiende a familias afectadas por el narcotráfico, sustentado con el dinero de un pasado inadmisible cargado de violencia y crueldad. Para Audiard es lo mismo trabajar para un gran estudio de abogados inescrupulosos, que venderle la plusvalía a un narcotraficante con problemas de identidad de género. Esa mirada corrosiva es la que la puesta en escena de Emilia Pérez pone en primer plano gracias a la utilización del musical como artificio que devela una verdad

¿Será posible comenzar una nueva vida, sin trascender la propia historia? ¿Será posible avanzar sin pagar los costos? ¿Es posible el amor a partir del engaño?

El proceso de transición de género para una persona es complejo e implica asumir una posición. Se trata de un recorrido por diferentes instancias donde un sujeto sin desconocer su pasado hace uso de las herramientas que hoy en día la ciencia y la justicia ofrecen para alcanzar determinado fin.

Desaparecer fingiendo una muerte para luego aparecer del otro lado del mundo con otra identidad no condice con el espíritu de un proceso de cambio. Será por esta razón que la película genera controversias. Cuando el proceso no es transparente, se convierte en un acto egoísta que depende de la inestabilidad de un secreto.

Jaques Audiard es hijo de Michel Audiard, un guionista y director francés que entre las décadas del ‘60 y ‘80 del siglo XX fue responsable de infinidad de películas muy populares en donde la cruza entre policial, comedia y película de aventuras siempre funcionó muy bien en términos cinematográficos. Jean Paul Belmondo fue el protagonista de muchas de estas películas en las cuales su carisma oxigenaba relatos por demás sórdidos. Esa cruza de géneros es lo que a Audiard padre le permitía denunciar los crímenes y los entramados de corrupción endémicos de la política y de las instituciones policiales.

Artesano y heredero de un cine popular y de calidad, como es el cine policial francés que hacía su padre en la segunda mitad del siglo XX, Jaques Audiard pareciera replicar esa mirada amarga sobre el mundo que lo rodea. En el centro de ese universo hostil y violento en este caso nos muestra la vida de dos personas muy diferentes que se acercan porque ambas parecieran estar disconformes con el rumbo de sus vidas.

Sostenida en una notable actuación de Karla Sofía Gascón en el doble rol de narcotraficante y de dama de caridad, la película de Audiard expone la hipocresía del mundo en el cual casi todo es simulacro y exitismo excepto la búsqueda del deseo propio.

Emilia Pérez (Francia / México, 2024). Guion y dirección: Jaques Audiard.  Música: Clement Ducol, Camille. Fotografía: Paul Guillhaume. Montaja: Juliette Welfling. Elenco: Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gómez, Adriana Paz, Edgar Ramírez, James Gerard, Anabel López, Eric Geynes. Duración: 130 minutos.

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