“Me gusta trabajar”, dice Walter, el protagonista de El Divino Zamora (2024), comedia italiana y opera prima de Neri Marcorè. Aunque desde el vamos nos damos cuenta de que estamos en los sesentas, aquellos tiempos nos impregnan no solo desde lo visual, sino también desde los parlamentos, personajes y la atmósfera en sí. Y cabe comenzar por este detalle, porque resulta tan verdadero, que ciertos tópicos, ideologías y demás implicancias de aquellos tiempos que hoy pagarían por su incorrección, fluyen sin intención de crítica o cuestionamiento. El Divino Zamora habla de fútbol, su título remite a un histórico arquero español, pero es mucho más que una película sobre el deporte que más apasiona y estupidiza en el mundo.

Walter (Alberto Paradossi) es un contador que se suma a una empresa en Milán, en la que el presidente exige que sus empleados sostengan fanatismo por el club Inter, y que además los hombres jueguen semanalmente un partido de solteros contra casados, y otro anual los 1° de mayo, ante la vista de todos los empleados de la empresa. El contador que encarna Alberto Paradossi es un tipo un tanto tímido, anticuado, intelectual, acartonado. Es una gran actuación que integra estas aptitudes del personaje sin volverlo un boludo para las risas, y que logra la profundidad necesaria para que El Divino Zamora remueva emociones y añoranzas.

No es una película de fútbol, ni tampoco romántica, aunque en la primera escena de Walter en la empresa aflore un idilio con su secretaria. Es una película en la que no cogen en la primera cita, en la que a esta pareja les brillan los ojos y se emboban sin tener que batir culos, gesticular armas, blandir oro o hacer de gansos. Seguramente un embole para la generación de cristal, pero en cada escena hay una enseñanza, un saber compartido, una reivindicación de la educación y el esfuerzo. Es así que este contador que odia el fútbol, atrapado en la obligación de practicar el deporte, emplea tiempo para estudiarlo y practicarlo con respeto. Mientras, subtramas familiares acompañan la formación de un nuevo carácter del protagonista. El espectador sabe inconscientemente que será necesario ese cambio para que el verdadero tema de esta película llegue a buen puerto. Walter tiene que vencerse a sí mismo, cortar el cordón, encontrar el amor de su vida, hacerse paso en las dificultades. El partido es La escuela de los libros vs la escuela de la vida, representado en un Solteros Vs Casados, al final de la película.

Para los conocedores del fútbol italiano la película tiene varios guiños. Para los sabedores de materia política, también. Para los cinéfilos pasará lo mismo, y desde allí también se podrá tomar partido, valorar, agraciarse o denostar. Dura lo que un partido de fútbol con su entretiempo. No hay escena de más; compaginación, montaje, como al paladar negro le guste decir; sencillamente cada escena se sucede perfecta, a velocidad justa, vehiculiza la narración, es tiempista, como el Conde Galetto en una recordada noche de victoria en la cancha de Estudiantes.

Aunque ya dijimos que no es un comedia romántica, la pata amorosa tiene su peso argumental, su momento resolutivo, y condimenta fuerte el sabor final de la película. Seguro existen ejemplos que negarían la originalidad en el remate de El Divino Zamora, pero es innegable que no es común la decisión del guion. Además, esa arista del final resulta buenísima, sorprende.

Neri Marcorè dirige y además interpreta al amigo fortuito que se gana el protagonista cuando éste lo contrata para entrenarse como arquero. Valga la rima, es como un doble titiritero. Y es entre muchas virtudes que tiene la película, que se destacan las del director y el protagonista. El Cine, como el fútbol, se hizo también de grandes duplas: Johnny Deep y Tim Burton, o El Ingeniero Pellegrini y Pipi Romagnoli, entre otros. Meracorè y Paradossi ojalá se consagren en fórmula. En fútbol suele decirse que equipo que gana no se toca, un crítico de la platea suele exigirle al técnico que en próximo partido haga lo mismo. Como sea, este debut genera ilusión, ganas de ir al cine y alentar.

Zamora (Italia/2024). Dirección: Neri Marcorè. Guion: Maurizio Careddu, Paola Mammini, Alessandro Rossi, Neri Marcorè. Fotografía: Duccio Cimatti. Edición: Alessio Doglione. Elenco: Alberto Paradossi, Neri Marcorè, Marta Gastini, Anna Ferraioli Ravel, Walter Leonardi, Giovanni Esposito. Duración: 100 minutos.

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