Hoy en día podemos admitir que tanto la industria cinematográfica como la video-lúdica están llevándose de la mano, prácticamente desde el inicio de los videojuegos. Comenzando como una estrategia en 1982, Atari y Lucas Films dieron inicio a lo que sería una amistad perdurable entre el cine y el videojuego: Raiders of the Lost Ark.

Ciertamente se trató de una movida comercial que precedió a lo largo de las décadas, tanto en adaptaciones al cine (comenzando en Japón, con Super Mario Brothers: Peach-hime Kyushutsu Dai Sakusen, 1986), como en videojuegos promocionales de estrenos cinematográficos. A pesar de las críticas y la fuerte controversia que acarrea esta unión estratégica, los lazos entre estas artes son más fuertes que nunca. Tratándose de controversias, podemos por ejemplo hablar de uno de los mayores fracasos de la historia de los videojuegos, E.T. the Extra-Terrestrial (1982). Este juego fue planeado de forma precipitada (tan solo se contaba con cuatro semanas para realizar su planeamiento y programación) ya que debía lanzarse antes de navidad y probablemente haya sido el mayor dolor de cabeza de su creador, Howard Scott Warshaw. Fue lanzado para Atari 2600, y se considera uno de los determinantes de la crisis del videojuego en 1983, ya que contribuyó a la cantidad excesiva de juegos de mala calidad en el mercado y conllevó a la pérdida de confianza de los consumidores. También podemos hablar de un sinfín de adaptaciones parecidas, tanto de películas a videojuegos y viceversa (recordemos a Hollywood y su intento por prenderse de la tendencia, con su…bueno, película Super Mario Bros, 1993). Ya en 1989 comenzó el primer acercamiento entre la tríada que relacionaría al mundo del cine con el de los cómics y la industria de los videojuegos en The Uncanny X-Men, desarrollado por Nintendo. Los mismos X-Men que excursionaron en Argentina en aquella virtual Villa Gesell montañosa que apareció en X-Men: primera generación (2011)

Desde la entrada en escena del infame siglo XXI, cargado con tecnología de punta, redes sociales y el reemplazo de lo análogo por lo digital, los videojuegos han ganado un terreno muy vasto en el área del entretenimiento, llegando a producir una cantidad masiva de ingresos. Se abrieron paso las consolas con mayor calidad gráfica que reemplazaron a los juegos de 16 bits y lograron una mayor inmersión con cinemáticas con mayor historia. La jugabilidad se hizo más compleja y la competitividad brindó muchas oportunidades para los desarrolladores que buscaban realizar un juego original. También podemos responsabilizar a la pandemia que tuvo lugar hace muy poco tiempo, obligando a la población a abandonar su vida diaria y a recluirse en sus hogares, donde los celulares, las plataformas de streaming y las consolas eran sus únicas formas de divertirse. Eso también generó nuevos negocios vinculados con los casinos, las apuestas virtuales y otras transacciones como las que originan en los sitios de apuestas online y otras inversiones tal como se pueden ver en privatecasinos: los bonos sin depósito y los códigos de bonos.

Poco a poco dejamos esos días atrás, los negocios vuelven a abrir y las plazas rebozan de niñez otra vez, pero nos enfrentamos a un cambio irreversible y Netflix, Amazon, Paramount y tantas otras empresas lo saben. La creatividad debe estar al día para complacer a los consumidores, y entre cuentos de hadas, historias de crímenes reales, series de concursos y dramas desgarradores, los videojuegos fueron un objetivo perfecto para crear interés en el mundo audiovisual. Ya de por sí fue demostrado en varias ocasiones que las historias y emociones producidas por la industria video lúdica son dignas de llevarse a la pantalla de plata, como lo es Resident Evil, Silent Hill, Pokémon, Tomb Raider, Mortal Kombat, entre tantos otros, por lo que es natural iniciar una carambola de películas y series que entretengan en el cine tanto como lo hacen en las consolas. Hoy por hoy vemos infinidad de series desperdigadas en estos últimos años, incluyendo películas como Sonic, Detective Pikachu, World of Warcraft, Assassin’s Creed, Uncharted, Monster Hunter, e incluso series como Arcane de League of Legends de Netflix o Halo, cortesía de Paramount.

Más allá de que a esta altura tanto la industria de los videojuegos como la del cine tengan sus propias aspiraciones y sean ampliamente independientes una dela otra, siempre existirá ese pequeño easter egg en nuestro juego o película favorita que nos recuerde que la inspiración puede venir de cualquier parte, ya sea de ver a un DMC DeLorean que puede retroceder en el tiempo en el cine, o un Hyliano recibiendo su primera espada en la SNES.

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