* Releer. Es decir, volver a leer. No como repetición de una lectura inicial. La relectura implica tratar de leer otra cosa en eso que ya se ha leído. Agregar, profundizar, descubrir significados o ideas que se escaparon previamente. Si todo texto exige, propone la posibilidad de la relectura, Mafalda parece llevar esa posibilidad al extremo. Una multiplicidad de modos de entrada que parece interminable. Puede pensarse que cuatro capítulos que no llegan a la media hora de duración, pueden ser poco. Pero la serie de Lorena Muñoz propone más que desandar las lecturas previas, señalar sin subrayar esa multiplicidad, ponerla en pantalla, sostenerse como ejercicio inacabado y provisorio. Abierto, en fin, a nuevas relecturas.
* Primera relectura posible. Releyendo Mafalda apunta a utilizar lo histórico como contexto necesario. La biografía de Quino queda reducida a un puñado de datos directamente relacionados con la tira: desde su origen publicitario hasta las referencias a amigos y familiares en la construcción de los personajes. Lo biográfico se vuelve anecdótico y lo histórico se transforma en contextual. Ambos elementos no se colocan en primer plano, sino que sirven para comprender al personaje en otra dimensión. No deja de ser interesante que en la intervención de actores y conductores reconocidos, la dimensión histórica quede también desplazada. Al centrarse en impactos personales y gustos particulares, interesa reflejar la actualidad de Mafalda como relato que trasciende su tiempo. Ese tiempo, parece decir la serie, es el que le dio origen pero no el que permite entenderla inequívocamente. El ejercicio es interesante y extraño a la vez: se trata de explorar las circunstancias del pasado en que se produjo para constatar su atemporalidad. Hay allí un punto de inflexión: el traspaso de la tira en la revista o el diario (condenada al rápido olvido por su reemplazo diario o semanal) al formato de libro (que extiende su temporalidad y permite la relectura como narración continua).
* Segunda relectura posible. Despojarse de la idea de la aparente simplicidad de una tira. No se trata solo de la carga de diferentes sentidos que le asignan los lectores (otro traspaso interesante: el personaje reconocido se vuelve uno más, devuelto a su carácter de lector, en algún caso inclusive recuperando la fascinación del infante). Se percibe especialmente en la intervención de otros dibujantes (Rep, Maitena, Liniers, Tute), que despliegan una mirada analítica basada en la construcción visual de personajes y situaciones, y también de los investigadores (Gociol, Cosse) que recuperan la complejidad de tramas sociales que se ponen en juego en Mafalda. Una prueba concluyente aparece cuando los dibujantes intentan replicar desde sus trazos a los personajes de Quino. Si en Rep o en Tute se advierte el desplazamiento a sus universos personales y en Maitena se observa la necesidad de calcar, es en Liniers en quien se ve lo que en los otros se asume implícitamente: la imposibilidad de copiar el trazo de Quino (Liniers se plantea, como un reto a sí mismo, que no puede ser que habiendo visto tantas veces a los personajes, no pueda dibujarlos). Quino se vuelve, desde esa simpleza aparente, inimitable.
* Tercera relectura posible. Desarmar esa simplicidad desde la concepción del dibujante. La relectura que practican se corre del panegírico para centrarse en lo analítico. Algo del oficio se distingue en esa mirada. La relectura de las tiras no tiende al hallazgo, sino a recuperar el análisis desde una perspectiva diferente. Encuentra, en ese recorrido, la ruptura del lenguaje, el pasaje de lo establecido a un nuevo concepto. Tres ejemplos. El primero es la tira de Felipe en la plaza, con su registro minucioso del movimiento, pero en especial de sus transfiguraciones (una secuencia cinematográfica compactada en un solo cuadro). El segundo es la tira del día posterior al golpe de Onganía, con un primerísimo primer plano de la cara de Mafalda dialogando directamente con sus lectores. El tercero, el de la visita de Mafalda a la casa de Libertad, con su configuración del plano sonoro desde las palabras y el plano final dispuesto como una toma en picado que resuelve lo espacial. En las tiras de Quino habitan las formas del cine. En ese traspaso de elementos de lenguajes diferentes se explica la genialidad.
* Una observación final. Releyendo Mafalda pudo haber sido una acumulación de testimonios que no pudieran salir de la recuperación emotiva. Sin embargo, lo que consigue es compartimentar lo experiencial hasta en la ambientación del entrevistado. Si el aspecto más emotivo reúne actrices, actores y conductores en una escena despojada de referencias, los dibujantes son entrevistados en sus espacios de trabajo y los investigadores en archivos y bibliotecas. De todas maneras, esa compartimentación que podía ceder al esquematismo, adquiere otra característica gracias al trabajo de edición. Allí, en la rigurosidad con la que el material es puesto en relación es que se supera lo estanco. Desde ese lugar en el que se conjuga una multiplicidad de voces a partir de ejes temáticos que evidencian una planificación precisa de la relectura buscada, la serie consigue una fluidez inhabitual, un pasaje en el que cada elemento de la búsqueda no intenta imponerse sobre los otros, sino entablar un diálogo con ellos. El resultado, en ese sentido, supera con claridad a otras series documentales, tanto en cuanto al rigor del trabajo como en su complejidad. Para que, en definitiva, la relectura sea digna de su objeto y de su autor.
Releyendo Mafalda (Argentina, 2023). Dirección: Lorena Muñoz. Guion: Guido Goldberg, Julián Troksberg. Fotografía: Guido Gabella. Entrevistados: Tute, Maitena, Liniers, Rep. Disponible en: Star+.
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