Rápidos y Furiosos X es la típica película de este tiempo, sin que eso sea algo positivo o negativo en sí mismo. Hace más de diez años que el cine industrial dedica sus esfuerzos al desarrollo de franquicias que muchas veces tienen que ver más con el esquema de negocios de una empresa que con los requisitos de lo que hace a una buena película. Dirigida por el bueno de Louis Leterrier, quien dirigió El transportador (2002) con Jason Statham -y su secuela-, y quizás una de las mejores y más anómalas películas del imperio Marvel como fue El increíble Hulk (2008) protagonizada por Edward Norton, la décima entrega de Rápido y furioso no se sale de esas coordenadas. Leterrier tiene el pulso de los directores clásicos y el gusto por narrar historias cristalinas en donde el tema es la básica disputa entre el bien y el mal. Algo de esa esencia del cine de aventuras logra capturar en la décima parte de esta franquicia en la que los autos son más importantes que las personas, y la muerte y el dolor parecieran no existir.
Cuando la película se toma en serio el relato por fuera del chiste canchero y autocomplaciente que busca la empatía acrítica del espectador de estos tiempos, la historia avanza dentro del clásico esquema del cine de acción. El problema es que muchas escenas automovilísticas no generan la tensión y el dramatismo necesario ya que todo parece regirse por la lógica de que nadie puede morir salvo que el director lo decida. Entonces asistimos a una película basada en la adrenalina en la cual no hay verdadero peligro. Mientras la miraba pensaba en ese virtuosismo intrascendente que no tiene que ver con la capacidad narrativa de Leterrier sino que se vincula con un mal del cine industrial de esta época.
El cine contemporáneo prioriza el impacto por sobre la idea de narración clásica y funcional. Una de las películas de acción más estimulantes que vi en mi vida es Contacto en Francia de William Friedkin. En ella, el detective Jimmy Popeye (Gene Hackman) protagoniza una escena de acción arriba de un auto, persiguiendo a un narcotraficante (Marcel Bozzuffi), que resulta pura antología del disfrute cinematográfico. El delincuente toma las riendas de un tren descarrillado en el que se produce una carnicería mientras Popeye esquiva transeúntes y choca con otros autos. Esa persecución tiene un porqué narrativo y no funciona como publicidad encubierta de automóviles. No digo que eso suceda todo el tiempo en Rápido y furioso X pero el virus del comercio de algún modo se encuentra omnipresente en la película, obturando las ideas de puesta en escena y el trabajo sobre el montaje que el director intenta llevar a cabo.
Rápidos y furiosos X termina siendo el prototipo de película intervenida de estos tiempos y muestra los límites que a menudo tiene toda iniciativa de creación de un universo autónomo que se desarrolle por fuera de la lógica del eterno continuará. Cuando Leterrier puede desarrollar sus ideas de puesta en escena usando el juguete de la franquicia al servicio de la historia, como por ejemplo en la delirante persecución que sucede en Roma o en la corrida final en la que está en juego la vida del hijo del héroe, la emoción de la velocidad es acompañada de la humanidad que toda película necesita respirar.
Jasón Mamoa es otra de las virtudes de la película, dando vida a un villano deforme en busca de venganza. El actor de Aquaman le saca el máximo provecho a un formato que debe tomarse de modo lúdico para no caer en las garras de una absurda pretenciosidad.
Cuando el vértigo no está acompañado de la emoción y todo se reduce a un muestrario de vehículos de alta gama destruyéndose más rápido y más fuerte, la lógica de la publicidad se apropia de la idea de cine. La pulsión poética que directores como Buster Keaton o John Ford imprimieron a lo largo de la historia a la idea de acción es una lección que el cine contemporáneo nunca debería olvidar.
Rápidos y furiosos X (Estados Unidos, 2023). Dirección: Louis Leterrier. Guion: Dan Mazeau , Justin Lion. Fotografía: Stephen F. Windon. Música: Bryan Tyler. Elenco: Vin Diesel, Michelle Rodríguez, Jasón Momoa, Brie Larson, Charlize Theron, Jordana Brewster, John cena, Jasón Statham, Alan Ritchson, Tyrese Gibson, Chris Bridges, Sung Kang, Helen Mirren, Rita Moreno. Duración 141 minutos.
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