Cuando le diga “Hola, señor Thompson y le pise el pie”. Cabo de miedo es una película en la que suspenso parece anunciarse burdamente, aunque podría pensarse también que, cada “indicio” que irrumpe en la pantalla, edifica un camino perfecto a un final inevitable. Ese final inevitable es la confrontación de los antagónicos, y el suspenso queda relegado a quién vencerá, y cómo se lleve a cabo. Resultan tan evidentes algunos momentos que la parodia que Los Simpsons realizaron años más tarde prácticamente no se despega del argumento, y resulta uno de los capítulos más recordados y revisados de la larga saga de la familia amarilla. Más allá de estos señalamientos, Cabo de miedo se transformó en un clásico contemporáneo. Una película apuntalada por el destacado protagónico de Robert De Niro, y una ambientación muy lograda.

El árbol genealógico sería así. En 1957 se publica la novela The Executioners (Los Verdugos), escrita por John MacDonald. En 1962 se filma su adaptación cinematográfica, dirigida por J. Lee Thompson y protagonizada, entre otros, por Gregory Peck. Casi tres décadas después, en 1991, Martin Scorsese filma una premiada remake que vuelve a llamarse Cape Fear (Cabo de miedo), y entre el reparto vuelve a figurar Peck, aunque en un papel menor. Por último, el segundo episodio de la quinta temporada de Los Simpsons se titula Cabo de miedosos y es una parodia perfecta de este remake.

El argumento de la película original es un tanto distinto, pero en ambas adaptaciones cinematográficas se mantienen los personajes y ese hilo conductor que es el plan de venganza del convicto que recién recupera la libertad. En la versión que nos importa, la de Scorsese, ese protagónico lo desenvuelve Robert De Niro dejando una actuación para destacar. Hasta podría señalarse que su gran labor disimula la construcción estereotipada del personaje. Recién comenzada la película, Max Cadi (De Niro) hace ejercicios en su celda con el torso desnudo y dejando ver muchos tatuajes que más que simples decoraciones parecen ser el argumento revelado de la película. En la parodia de los Simpsons es uno de los gags, cuando el convicto en cuestión, Bob Patiño, muestra los suyos todavía más burdos, como ese que le ocupa todo el pecho: Die Bart Die. Pero volviendo a nuestra Cabo de miedo, y más allá de los tatuajes, esta escena y otras muestran que De Niro tuvo que trabajar su cuerpo para verse como una amenaza musculosa. También la voz que desarrolló para su personaje ha sido elogiada en reiteradas ocasiones.

El título Cabo de miedo anuncia el terror y, si los Simpsons hubiesen sido argentinos, su capítulo quizás se hubiese llamado Cago de miedo. El guiño más llamativo de todas estas cuestiones léxicas es que la familia de Nick Nolte, para escaparse del asesino que los acecha, decide emprender una aventura por un río que también se llama así: Cabo de miedo. En el capítulo de los Simpsons, una de las mejores escenas tiene que ver con este detalle y encierra (quizás) otra referencia. Homero y su familia tienen que elegir dónde esconderse. Las opciones son: El lago del terror, Campo del horror o Ciudad Gritos. Todos pésimos augurios como el título de la película. Quizá la parte más recordada de este capítulo es cuando los encargados de protección de víctimas intentan que Homero acepte su nueva identidad, el apellido Thompson, que coincide con el del director de la primera adaptación cinematográfica.

Lo de Juliette Lewis, en el papel de Danielle, la hija de la familia hostigada, es perfecto. Es una gran interpretación de una hija para el cachetazo, una pelotuda total que parece haber sido expuesta a años de mirar los programas televisivos de Cris Morena. Ella, con su irritante estupidez, y De Niro, con una de sus mejores actuaciones, son el punto más alto de Cabo de miedo. Ella te exaspera, él incrementa sigilosamente su ferocidad, y la música y la ambientación deslizan sendas grandes actuaciones hasta un final anunciado. Y ahí el detalle casi siempre presente en el género: ¿Para qué mierda tenés que explicarle todo el plan a la víctima antes de hacerla bosta? Es tan ridículo y prolongado para la acción, que a Bart Simpson le da tiempo de interpretar una ópera en la proa frente a Bob Patiño y frustrar así su trabajo maestro.

Cabo de miedo (Cape Fear, EUA, 1991), de Martin Scorsese, c/Robert De Niro, Nick Nolte, Jessica Lange, Juliette Lewis, 128′.

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