favula_aficheSi hubiera que definir Favula con una sola palabra, esa palabra sería: desconcertante. Después podríamos discutir si eso es algo bueno o malo, pero definitivamente es una película desconcertante desde el minuto 1.

Lo primero que vemos es el interior de una casa derruida. Una mujer con un pañuelo sentada a la mesa ocupa el centro de la imagen. A la izquierda, dos jóvenes apoyados contra una pared y a la derecha, un tipo fumando. ¿Por qué esa casa derruida? El sonido que se escucha, una música extraña. En la pared descascarada puede verse un cuadro de San Cayetano que otorga a la imagen cierta familiaridad pero, al mismo tiempo, la sensación de que eso no debería estar ahí. Lo mismo sucede con las remeras de los jóvenes. ¿Qué tiene que ver una remera de Jesus & Mary Chain con ese paisaje que bien podría ser de época o surgido de una película de Tarkovski? El muchacho sostiene una escopeta. Nadie parece tener prisa, aunque todos parecen expectantes.

En realidad la película es desconcertante incluso desde el minuto 0. ¿Por qué “Favula” y no “Fábula”? Bueno, es el lector (el espectador) el que tiene que descifrarlo y si el título trae reminiscencias del ensayo de Umberto Eco, tiene sentido. (Lector In Fabula lleva el subtítulo de: La cooperación interpretativa en el texto narrativo). Todo cierra.

Dicen que el sentido de una obra lo termina de completar el espectador. Quizás por eso el proceso a veces se torna tan complejo, tan difícil. Personalmente me gustan las historias con personajes bien definidos y con tramas unidireccionales. Prefiero la sencillez del lugar común, de los géneros clásicos. Pero no encontraremos nada de eso aquí y está bien. Favula es casi lo opuesto. Esa es su búsqueda, y es una búsqueda sincera y respetable. Luego, no tiene mucho sentido hablar de un argumento, aunque lo hay. Mejor dicho, hay diferentes elementos que construyen una intención narrativa.

La verdad es que no estoy muy seguro de haber entendido por completo la trama, aunque sí estoy seguro de que, en cualquier caso, no importa. Como en Inland Empire, básicamente, hay una chica en problemas. Se trata de una suerte de cuento de hadas invertido donde lo onírico hace mella, pero también lo perverso. Mientras se suceden las imágenes en blanco y negro, y sepia, alteradas para producir un efecto de ensoñación y vértigo.

La crítica ha dicho que, junto a P3nd3j05 y Ragazzi, se completa algo así como una trilogía, donde el director decanta por la experimentación de reminiscencias expresionistas, con clara influencia del cine de principio del Siglo XX. Entre Fritz Lang y Georges Méliès. En cualquier caso, no hace falta ser un entendido en la obra del director para captar la idea. Desde luego, siempre ayuda conocer la obra de un director a la hora de interpretar una de sus películas, pero no es condición necesaria. También es posible  dejarse seducir por las imágenes que Favula propone, de una manera ingenua y directa. Por lo menos, esa ha sido mi experiencia e incluso cuando prefiero el cine clásico y1926784 lo que Perrone propone está en las antípodas, la he pasado muy bien. Desde mi lugar de neófito diría que su cine es ampliamente disfrutable. De una manera atípica, pero no por ello menos efectiva.

Si es cierto que el cine es una proposición o una invitación a abordar el mundo desde una nueva perspectiva o con nuevas herramientas que nos permitan redescubrir lo conocido, el cine de Perrone hace lo suyo. Las imágenes, desconcertantes y extrañas, se quedan con uno luego de la película. Se quedan dando vuelta en nuestra mente y avivan nuestra imaginación, de una manera un tanto perturbadora a veces, pero siempre cautivante.

La superposición de imágenes de calidad dudosa, la música electrónica y la cumbia. El audio invertido. Los subtítulos, el bosque que no es un bosque, el sonido del agua, los pájaros de una artificialidad subrayada interponiéndose sobre algunas escenas y otros detalles, muchos. Todos esos detalles nos hacen pensar en una búsqueda estética absolutamente original y rupturista. A medida que avanza la película, se refuerza la sensación de algo perturbador, aunque no menos fantástico. El bosque es una maqueta, la escopeta es como de juguete. Hay, en la película, algo impreciso e inquietante y también hay mucha calma, pero es una calma amenazante.

Aquí pueden leer un texto de Marcos Vieytes sobre la película.

Favula (Argentina, 2014), de Raul Perrone, c/Sergio Boggio, Sara Navarro, 84′.

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