Nuestros colegas de La vida útil se juegan el todo por el todo y publican una revista en papel, un gesto casi revolucionario en el panorama actual, en el contexto de nuestro país.
Ciento veinte y siete páginas con un contenido heterogéneo que incluye estrenos comerciales, películas nunca estrenadas, un homenaje a Jonas Mekas o un análisis interesante sobre cine nacional de los últimos 12 años y los realizadores o películas más destacables. También una nota sobre Godard que felizmente difiere del tono que se utiliza habitualmente para hablar del realizador francés.
Hablamos con uno de sus editores, Lautaro Garcia Candela, y nos cuenta algo más de la publicación. Al final pueden encontrar los lugares donde conseguirla.
Hernán Gómez: Pensar en publicar en papel hoy es una empresa casi imposible. ¿Se autofinancian?
Lautaro García Candela: Es difícil, pero no imposible. Nos propusimos -cuentas claras conservan la amistad- que ninguno de los que integramos la revista tuviese que financiar nada de su bolsillo. Estamos poniendo nuestro trabajo, nuestro tiempo, a cambio del placer que nos genera hacerla. En cuestiones prácticas, lo que hicimos fue una preventa que funcionó bastante bien y con eso costeamos todos los costos de diseño e impresión. Gracias a este esquema no pusimos publicidad y fuimos totalmente libres en la elección del sumario. Si bien fue una tirada pequeña, ya está casi agotada.
HG: ¿Cuál es la periodicidad que esperan poder tener?
LGC: Nuestra idea es sacar tres números al año. El próximo es a fines de agosto. Las fechas las acomodamos en base a los festivales, esos puntos de reunión en donde podemos entregar y vender la revista a gente que no veríamos de otra manera.
HG: El lector de crítica, más en papel, parece ser integrante de un circulo pequeño. ¿Qué público buscan o imaginan?
Sí, definitivamente es más chico que en la web. Como contamos en la primer editorial, en las estadísticas de la página veíamos que el tiempo de lectura de los visitantes era muy bajo (uno o dos minutos), entonces lo que decidimos es cambiar de formato. El papel invita a otra lectura, más pausada, con menos distracciones. Nadie va a leer un texto de diez páginas en internet. De todas maneras vamos a subir eventualmente toda la revista a la web. Y por el (mini) barullo que se armó promocionándola, nuevos lectores se acercaron.
Con respecto a lo de lector de crítica, nosotros no somos académicos ni nada por el estilo. Consideramos que cualquiera podría leer la revista. Si hay citas o alusiones a películas o directores, se puede googlear. No podemos pensar en un lector ideal porque escribiríamos para él, y eso se acerca peligrosamente al marketing. El lector se irá viendo. Puede ser cualquiera.
HG: Igual me parece que la revista tiene cierta profundidad, cierto nivel de cinefilia que no es para el espectador medio, sino para alguien algo más instruido en el ámbito cultural, por lo menos. Desde ya que festejo esa posición, y esa búsqueda, que me parece algo muy importante dentro de la idea editorial.
LGC: Si escribiéramos con más respeto por esas películas “elevadas”, las pondríamos en un pedestal en el que ellas no querrían estar. La solución para achicar ese margen del que hablás es hacer de cuenta que no existe porque, de hecho, no existe: todas las películas están al alcance, en internet. Al escribir sobre ellas nuestra idea es acercarlas a quien quiera. No hay ninguna competencia cultural que sea necesaria para disfrutar de las películas de Diagonale. En todo caso, hay que ser paciente, abierto, estar con la percepción atenta y no tener ningún a priori sobre lo que debería ser el cine. Con eso alcanza.
Por otro lado, y esta es una parte fundamental de la cinefilia, siempre estamos buscando películas que se nos pasaron o que nunca vimos. Lo que descubrimos queremos compartirlo y en la euforia nos sale escribir sobre eso. ¡Nada más aburrido que escribir sobre lo que uno ya conoce!
HG: La decisión editorial del material a cubrir es amplia, desde estrenos, películas que no se estrenan o algunas difíciles de ver. ¿Cómo piensan el numero desde ese punto?
LGC: Escribimos sobre películas que nos interesen particularmente. No podemos escribir sobre todos los estrenos porque en tres meses se junta una cantidad descomunal, y no sería muy interesante. De todas maneras seguimos discutiendo internamente cómo abarcar la actualidad: películas argentinas como 4×4 o El cuento de las comadrejas… ¿Hay algo para decir ahí? Lo mismo con el fenómeno de los Avengers. Cuando a alguien se le ocurra una idea, escribiremos. Pero no vamos a estar pendientes de una actualidad a la que nunca vamos a llegar a cubrir del todo. De todas maneras hay textos que invitan a la discusión. Sobre todo en la parte de cine argentino, en la que sabemos que podemos llegar a tener incidencia, o una lectura más atenta (o maliciosa).
Cecilia Barrionuevo nos dijo en la presentación de la revista que leerla era como leer el catálogo de un festival imaginario: algunas películas nuevas, algunos rescates, algunas retrospectivas. Quien quiera puede armarse ese festival, siempre aclaramos que nos pueden escribir por Facebook o cualquier red social y pedirnos cualquiera de las películas sobre las que hablamos. Nada nos reconforta más que eso.
HG: Tenés razón con la cantidad de estrenos, es demencial. Y entiendo perfectamente lo que decís con esas películas que mencionas, pero hay muchos grises en el amplio mundo de los estrenos y personalmente me gustaría leer sus opiniones.
LGC: A nosotros también nos gustaría tener esa energía. Pero hay que tener ritmo y dedicarse a eso. Después ves a los críticos que ejercen su oficio en diarios y se nota en la escritura: ya están un poco quemados. Claro que hay excepciones que encuentran una vuelta en el lenguaje.
HG: Tu nota sobre los 12 años de cine argentino me pareció de lo más valioso del número. Más allá de estar de acuerdo o no con algunos puntos, es una nota sólidamente argumentada. Más que nada pensando en el cine nacional y las políticas canallas del gobierno de Cambiemos y cómo cierta parte de la crítica es funcional.
LGC: Fue escrita con un ánimo polémico, contestando algunas ideas preconcebidas sobre el cine argentino, tratando de ver qué hay de político en ese cine que algunos dicen que no es político. En ese sentido, no discuto por la pertenencia ideológica de los cineastas y los críticos. Cada cual que vote lo que quiera. Cuando ese apoyo empieza a verse en la vida pública, en el discurso, y lo empobrece, es otro cantar.
Dónde se puede conseguir el primer número de La vida útil:
Buenos Aires:
Libros REF (Honduras 4191).
Librofilm (Corrientes 1145 local 13).
De la Mancha (Corrientes 1888).
La Libre (Bolivar 438).
Gambito de Alfil (José Bonifacio 1402).
Córdoba:
Cineclub Municipal Hugo del Carril (Bv. San Juan 49).
Septimo Arte (R. Sáenz Peña 1423).
Rubén Libros (Dean Funes 163 L1).
El Espejo Libros (Dean Funes 163 L4).
Café del Alba (9 de Julio 482).
Portaculturas (Belgrano 884 L4).
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