A Gigante, pero sobre todo a El 5 de Talleres, les cabe el rótulo de “costumbristas”, tan denostado por la mayor parte de la crítica. ¿Acordás con ese rótulo? ¿Te importa? ¿Qué te preocupa al momento de pensar una película?
El “costumbrismo” es la bestia negra de la crítica cinematografica en Argentina. En parte lo entiendo. No me da miedo el rótulo de costumbrista, ni ningún tipo de rótulo; bah, algunos si. Lo que no entiendo es dónde está la línea que divide costumbrismo de realismo. Porque me da la sensación que el costumbrismo empieza donde empieza la clase trabajadora, y la clase media y alta pertenecen al realismo. Sólo al realismo.
Para mi ambas peliculas son realistas, pero, como a todo el mundo, si lo apresuran y le dicen que defina el “realismo cinematográfico” uno se mete en un quilombo ontológico. Por eso prefiero una definición poética del realismo. Poética como formalismo. El realismo como estética manierista, aunque no lo parezca. Igual, no es un credo, sólo es tratar de pensar un poco el realismo como forma. El problema es que es una forma que incluye… pa… me fui al carajo… no sé como seguir…
Creo que hay un tema, ahí, en la definición de costumbrismo y clase social. Da para que alguno se ponga las pilas y escriba sobre eso. Definitivamente creo que hay un tema entre costumbrismo y clase social. Didier Eribon -de clase obrera, cercano al entente Bourdieu-Gombrich- podría ser el candidato ideal para escribirlo. Pero el costumbrismo no existe en el universo francés.
Es raro lo del costumbrismo. Es un genero literario hispanoamericano que no tiene correlato en el mundo anglo o francés. Capaz que el moralismo frances es un tipo de costumbrismo. No sé. A mi me encanta La Rochefoucauld y me parece que se acerca a la definición de costumbrismo de Wikipedia: El costumbrismo propone que la obra de arte sea una exposición de los usos y costumbres de la sociedad.
Eso es La Rochefoucauld. Por otro lado tenemos la idea de lo popular y lo social: hay una definición genial de Neil Tennant que dice que para él pop es tomar actitudes sociales contemporáneas y meterlas en la música, y la música las vuelve a meter en la calle. Y el ciclo circular hace que el pop siga vivo.
¿Sos un optimista, como parece por tus películas?
Ja Ja… No, soy fatalista y pesimista, pero las películas son diferentes. Estaba podrido de cierto cliché romántico y trágico que se usa muy ingenuamente en el cine y me parecía que ir hacia el otro lado no sólo era ir a lo opuesto sino jugar con toda otra tradición. Las peliculas son mas optimistas que yo.
Optimista y costumbrista, ¿es posible ser un artista de consideración cargando esos lastres?
Se puede ser un artista cargando todos los lastres del mundo. No hay una forma de artista. Afortunadamente para nosotros el público.
Llama la atención cómo construís la historia en El 5 de Talleres. Hay un tema, que es el de la exclusión, el de no ser más parte. Ya desde la primera escena el Patón se queda afuera; no sólo lo echan sino que queda solo de una forma muy resaltada dentro del vestuario, y enseguida alguien viene a sacarle la cinta de capitán. Pareciera que a partir de allí empezara una lucha del Patón para ponerse adelante de esa exclusión de la que empieza siendo víctima.
Puede ser eso que decís, pero hay algo que es lo que más me interesaba en el personaje y es que él se hace cargo de lo que hace. Eso me fascinaba y no quería perderlo: él decide terminar con su carrera por una razón que no es transparente para el espectador. No es por una lesión o porque un tercero quiere prescindir de él. Es una decisión personal y actua en consecuencia. No es víctima de ninguna circunstancia. Lo de la cinta de capitán me pareció un buen gag.
Además, enseguida se da cuenta, jugando con la play, de que ya está afuera. Y entonces decide retirarse. No dice una sola palabra, ni él ni nadie, sobre el retiro. Sin embargo, ya está todo dicho, ahí empieza la película. Esa forma seca, austera de abordar las resoluciones es la de cualquier relato clásico.
Si, el relato de la pelicula es clásico. Igual, por momentos traté de sacarle hilachas por los costados- alargando escenas de transcición, dandole mas escenas a personajes secundarios, etc.- para que no quede “redondita”. Lo mismo para la puesta. No queria ceñirme a un solo tipo, sino ir alternando bastante heterogeneamente. Quería huirle a la idea de “rigor” que utilizan los críticos. Porque me parece un cliché la forma en que lo emplean, porque me parece que lo que quiere significar es ambiguo- aunque los que lo utilizan crean que no- y porque la palabra es- y suena- horrible.
El Patón toma su decisión solo; su entorno (los dirigentes, los compañeros) parecen sorprendidos pero nadie mueve un dedo para que se quede, parece que todos estuvieran esperando que se vaya. Apenas, el DT –un gran personaje- le recomienda un grupo de terapia especializado en futbolistas a punto del retiro.
Besasso trata de hacerlo cambiar de idea un par de veces, pero es tan cercano a él que parece que generara el efecto contrario. Me da la sensación- acá es la parte que uno empieza a delirar sobre los personajes que escribió- que todos lo toman en serio y, conociéndolo, saben que la decisión es indeclinable. Por otro lado, en el padre quise centrar toda la insistencia para que no lo haga. Si aparecía otro personaje con ese perfil, pienso que se iban a solapar. Pero, la verdad, no sé. Se fue dando así y no tengo mucha idea del porqué.
Otra cosa es la familia; el padre no quiere que se retire, aunque sea por orgullo paterno. Ale, la mujer, en cambio, es la única que lo banca siempre y en cualquier decisión.
Me es oscura la motivación del padre, pero al momento de escribirlo me parecia muy real lo que decía y cómo actuaba. Por otro lado me lo re imagino a mi padre en esa situación quemándome la cabeza. Mi hermano me hizo notar que el personaje del padre es muy parecido a mi padre. En verdad, yo lo sabía, pero no me lo habia dicho ni a mí mismo.
Lo de Ale era puntual. No queria construir una crisis de pareja en medio de una historia de una crisis personal. Me parecia que eso se había visto. Tampoco quería construir una pareja llena de problemas. Me parecía que el contraste entre un personaje en crisis con una pareja fuerte iba a contribuir más a la pelicula.
Tambien me interesaba que Ale sea muy compañera, pero cero maternal. Huir de eso, y del estereotipo. No me fue facil escribir el personaje. Al principio tenía sólo la fuerza y la actitud; después mi pareja me ayudó a redondearla y, por fín, Julieta la dotó de energia, realidad e inteligencia.
También llama la atención el fuerte vínculo erótico de Ale y el Patón, por momentos todo el resto se subordina a ese vínculo. No es común ver en el cine una relación tan fuerte, de tanta calentura y alegría de estar juntos.
Si no había eso, creo que no había película. O sí, pero una muy diferente y un fracaso para mí. Por suerte, estaban Julieta y Esteban que crearon esta bestia bifronte que es la pareja de Ale y Patón. Es como decis vos: erotismo y humor. También me copaba mostrar esto porque es algo que no abunda mucho en el cine de por acá y lo digo como espectador, no como el boludo del director.
Sin embargo, el sexo no se concreta en la pantalla.
Para mí el erotismo es parte del sexo. Lo del garche es otra cosa. Prefería que haya una chupada de concha -cunnilingus me suena a clase de anatomia y la palabra menos sexual del mundo- o que se franeleen, o que se hagan chistes o se chuponeen. Creo que todo ello vuelve más erótica a la pareja, más sexual que si había escenas donde cogían. Creo que con ese despliegue de erotismo en todos lados se potenciaba mucho más.
Todas las tramas y subtramas (la relación con el padre, la decisión de terminar el secundario, las escenas de vestuario y de fútbol, la relación con Ale) las resolvés con una sobriedad que pasa inadvertida y sin ningún desborde sentimental. Uno espera que Ale quede embarazada, por ejemplo, pero eso no ocurre. En ese sentido tu cine es al anti Campanella. ¿Cómo te planteás el relato de tus historias? ¿Salen de una con ese tono o vas de mayor a menor?
Surgen ideas. Las anoto. Dos o tres frases. Meses después, buscando algo para escribir con lo que entretenerme empiezo a pensar escenas. No lo pienso como películas. Lo pienso como diversión. Ni siquiera es literatura. Es la nada misma: caótico y rudimentario. A veces surge la estructura desde el principio, otras no. En El 5 de Talleres, no.
Lo del tono es lo más complejo. Ahora estoy haciendo una especie de thriller en talleres clandestinos, Carpenter meets Bresson, pero no creo que sea una pelicula, sólo un archivo de word. Después de escribir y tener las escenas y la estructura muy clara, sé que tengo que ponerle humor porque sin ello los personajes parecen unidimensionales. Creo que el humor y la ironía complejizan las situaciones, los personajes y la tonalidad de un filme. La solemnidad sólo achata y vuelve todo unívoco.
Me sale así, pero a veces se me ha ido la mano y despues lo corregí en la edición. En El 5… decidimos eliminar una escena donde era mucho mas explícito el paso del mando en el vestuario de Patón al Negro Iono. Pero nos dimos cuenta que con la escena que quedó era sutil, pero era suficiente.
Muchas veces, cuando escribo la escena me sale muy obvia, después trato de cambiarla y agarrarla desde otro lado. A veces uno cree que lo logró y al rodarla se da cuenta que no y tratás de cambiarla, o en el rodaje, o -si te diste cuenta antes- en los ensayos. Por suerte uno siempre se rodea de gente talentosa que siempre aporta. Por último, una pelicula está hecha por muchas personas. Uno genera un tono y una dirección pero el resto se contruye con el aporte de todos.
El clímax, la secuencia del último partido del Patón, está resuelto con la misma sobriedad: planos generales que se van cerrando sobre él, abrazos, el banco de suplentes, ni una lágrima, la mirada neutra de Lamothe, en seguida el gol de Talleres en fuera de campo. Una escena que puede defraudar muchas expectativas; sin embargo, una vez terminada tiene una carga emocional notable.
Pah, capaz que yo estoy seteado diferente, pero para mí esa escena es tristísima. Igual, entiendo lo que decís, pero me parecía la forma más realista y al mismo tiempo emocionante de contarla. Y simple. Estamos toda la peli con él. Sale de jugar, seguimos con él, lo saludan. A los 20 segundos el partido sigue y nadie le da más bola. Y seguimos con él y se escucha el entorno y la voz del estadio. Para mí, la expresión neutra de Esteban se transforma en una cosa muy emocionante. Y después viene el gol, que es como un clímax. Por otro lado me cuestioné bastante en el guión si tenía que haber un gol o no después que él sale. Me parecia que era llovido sobre mojado, pero creo que funciona muy bien cinematograficamente. El sonido garpa un montón.
Parece inevitable preguntarte cómo te formaste, ya sea como espectador o como lector.
Mi educación de cine viene de video club de barrio, en los 90 del cable de la casa de amigos, nunca hubo cable en mi casa hasta que me fui de ella. Tambien, cines de barrio y tele. El gran hito para mi fue descubrir la revista El Amante a principios de los 90. Allí aprendí y descubrí el mundo de la cinefilia. Ya en los 2000 empece a leer muchisima critica y academia angloamericana gracias a internet, y a comprar libros. Nunca estudié cine y no tengo estudios terciarios porque nunca terminé el secundario. Por otro lado, soy fanático de la música y leo muchísimo: literatura, ensayos, pelotudeces… Y estás dos cosas las considero importantísimas como formación. Aunque ello es un síntoma secundario: lo hago por placer.
¿Cómo llegaste al cine? ¿Hiciste estudios formales?
Al cine llegué de culo… Es verdad. Desde chico quise ser director de cine, pero hasta los 26 años no conocí a nadie vinculado al cine o con el mismo interés. Y recien lo hice en Uruguay cuando conocí a Rebella y Stoll y ellos me orientaron y me dieron la oportunidad años mas tarde, ya viviendo en Montevideo.
¿Qué cine ves? ¿Tenés referentes en el cine de hoy o en el del pasado?
Veo de todo. Obviamente tengo modas personales por épocas. Hay epocas que me clavo tres Jon Jost al hilo y despues quiero que vengan los monstruos gigantes a romper todo y a contar chistes arriba de los escombros. Me gusta mucho el cine clásico de Hollywood de estudios, tambien el nuevo Hollywood al que llegué más por edad, la nouvelle vague me fascina (Rohmer y Godard principalmente), pero tambien miro Hollywood de ahora y cine de otros lados y otras formas. En este ultimo año estoy muy copado con Diagonale Films- Vechialli, Biette- a los que descubrí gracias a Serge Bozon, al que considero uno de los criticos mas lúcidos que hay. ¡Y ayer vi Top 5 de Chris Rock y está buenisima!
¿Vas a seguir filmando entre Uruguay y Argentina?
Por ahora en Uruguay, que es donde vivo. Tengo dos proyectos para Uruguay. En Argentina no sé, puede ser… Siempre imagino cosas para filmar en Argentina, pero despues se me cae un huevo encarar…
Dirigiste Gigante en Uruguay y El 5 de Talleres en Argentina. ¿Qué cambió para vos entre una y otra película? ¿Es igual filmar en Uruguay que aquí?
En Uruguay filmé con amigos y en Argentina filmé en una estructura más de industria. Las dos experiencias estuvieron buenisimas porque son completamente diferentes. Igual, prefiero la primera. Por otro lado, no tengo tanta experiencia. Con sólo dos películas veo las diferencias superficiales y obvias.
¿Estarías de acuerdo en decir que tus dos películas son dos películas de amor?
Sí. Absolutamente.
Aquí pueden leer un texto de Eduardo Rojas sobre El 5 de Talleres.
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1 comentario en “Entrevista a Adrián Biniez, por Eduardo Rojas”