Recientemente se publicó en Variety online la noticia del hallazgo de una copia alternativa de El herrero (1922). En realidad, los de ‘la comedia muda’ ya lo sabíamos. El anuncio lo había hecho el propio descubridor el 31 de mayo pasado en el foro de Nitrateville. Sin embargo, vale la pena analizar mejor este ‘hallazgo’ y contextualizar la película. Además, en el artículo de Variety encontré errores debidos al poco interés y la superficialidad.
Empezando por el principio, escribo una sinopsis concisa de la película:
Buster es ayudante en un taller de una pequeña ciudad de provincias. Su patrón (Joe Roberts) lo golpea por un malentendido y es encarcelado. Mientras, una fascinante señorita (Virginia Fox) lleva su caballo blanco para que le cambien la herradura y accidentalmente Buster cubre su lomo con lubricante. Con una masa, aceite, un soplete y un viejo motor logra desmantelar un Rolls Royce nuevo. Cuando su jefe sale, se une a los clientes insatisfechos para cazarlo. Durante la fuga, Buster encuentra casualmente de nuevo a la fascinante señorita sobre el caballo blanco y le pregunta si se quiere casar con él. Los dos se suben a un tren y huyen de sus perseguidores. El tren aparece en un plano abierto y descarrila, pero luego el encuadre muestra que se trataba de un tren a escala que usaba Buster ya casado y padre de un bebé.
Cuando a lo largo de los años le preguntaron a Keaton por esta película, el cómico dio a entender que no la consideraba entre sus mejores obras. En particular, consideraba que la escena del Rolls Royce estaba poco lograda. Según él, al público no le gustaba ver cómo destruían algo que en el fondo ellos soñaban con poseer. Por otro lado, es curioso que la Comique le haya permitido a Keaton destruir un Rolls Royce, sobre todo en una película que no tenía gran presupuesto. Algunos creen maliciosamente que se trata del Rolls Royce que Joe Schenk y Norma Talmadge le habían regalado a Buster cuando se casó con Natalie el año anterior. Pero probablemente la actitud provocativa de Keaton no hubiera llegado a tanto. No era feliz con su matrimonio, pero Schenk seguía siendo su empleador.
Más allá de mi concepto crítico sobre El herrero, probablemente uno de los cortometrajes menos divertidos de Buster Keaton, vamos con el descubrimiento reciente. El 31 de mayo pasado, Fernando Martín Peña –la misma persona que en el 2009 descubrió la copia completa de Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang- escribía:
“Revisando una copia en 9.5mm. del cortometraje THE BLACKSMITH, de Buster Keaton, que Fabio Manes compró hace varios años, descubro que se trata de una versión completamente distinta del film. No sólo la escena final es diferente (ya se sabia que existen dos versiones del final), sino que en el primer acto hay más de cinco minutos que no tienen nada que ver con la copia conocida. Es común que la versiones europeas de los films norteamericanos sean distintas, porque se preparaban dos negativos, pero no que haya una variación de tanto metraje. Toda una escena en la que el Maestro mancha un caballo aparece reemplazada por una extensa secuencia en exteriores, con una hermosa persecución con Joe Roberts y una situación romántica diferente con la actriz Virginia Fox. Es probable que Keaton haya querido hacer menos claustrofóbico el film, aprovechando que debía cortar otra versión para el mercado europeo.”
En aquel momento era común filmar las películas con dos cámaras distintas para poder tener listos dos negativos para los mercados americano y europeo. Hacer una copia en positivo de un negativo podía afectar la propia copia (todavía no existían las copias refinadas que vendrían con el sonoro). Por precaución, y para las películas con muchas copias, se prefería este sistema para dividir el ‘trabajo’ de cada negativo y preservar mejor los dos originales. Sin embargo, normalmente las diferencias son mínimas (ángulos distintos de filmación y pequeñas variaciones en la escena y en el montaje) y no llegan al punto de modificar la película, como parece ser en este caso. La copia que encontró Fernando Martín Peña es, por tanto, excepcional. Tiene razón, también, cuando dice que de esta forma la película resulta menos claustrofóbica. Si bien todavía no pude ver todos los minutos inéditos, ya el hecho de que Keaton haya agregado más vitalidad a través de exteriores y persecuciones, hace que esta copia de El herrero sea más keatoniana que la conocida, que se basa sobre todo en el gag gracioso. Buster Keaton era un gran actor, pero no tenía la fantasía cómica de Chaplin o Stan Laurel. Era ingenioso, construía situaciones inteligentes, irónicas y divertidas para sus películas, pero lo mejor lo proponía en las escenas en que no estaba quieto. Era un cómico móvil, para decirlo directamente. Cuanto más aumentaba la acción de sus películas, más crecía su calidad.
En el anuncio de su descubrimiento, Fernando Martín Peñamenciona la presencia de dos versiones diferentes del final de El herrero, que ya se conocían desde hace muchos años. Para completar, me dispongo a describirlos agregando también el modo en que llegaron a conocerse a lo largo de los años.
Vi por primera vez El herrero en 1993, en televisión. Todavía eran las copias ‘históricas’ de la RAI, con el complemento de Daniel Formica que leía las didascalias. Yo tenía la expectativa de un pibe que conocía los cómicos y también la obsesión de las videograbadoras. Por lo tanto, en mi primera copia el final era así: Virgina (la chica) cae del caballo a los brazos de Buster, junto a un granero. Se recupera pronto y cree que Buster le salvó la vida. Le quiere dar un fajo de billetes, que él rechaza y tira al heno. Apenas ella se aleja, Buster se lanza desesperadamente a buscar el dinero. Apenas lo recupera, se lo lleva a la chica. Saca el anillo de la mano derecha de ella y se lo pone en la mano izquierda como forma de pedirle matrimonio. En reconocimiento por salvarla, y feliz de que él rechazara su dinero, ella acepta casarse. Reaparecen las amenazas de Joe Roberts y los demás perseguidores, pero los dos se escapan en el tren y los evaden. Después viene la escena del tren a escala que mencioné al principio del artículo.
Esa copia que grabé hace 20 años también tiene otra cosa curiosa, en relación a lo que se descubrió en estas últimas semanas. En la mitad de la película aparece una secuencia pequeña y confusa en la que se ve la persecución a Buster de Joe Roberts. Buster se esconde detrás de un falso automóvil de cartón y parte involuntariamente cuando el camión al que estaba unido se pone en movimiento. Son sólo unos pocos segundos en total y creo que forma parte de las secuencias que Fernando Martín Peña encontró íntegras.
En el 2000, la empresa Kino Video publicó la primera colección de DVD sería dedicada a Buster Keaton. Era Región 0, por lo tanto se podía leer en todos los aparatos del planeta. Así que siete años después vi una copia diferente de El herrero. Era mejor en cuanto a calidad audiovisual en relación a la copia de la RAI, pero en lo demás era igual. No estaban aquellos segundos de la persecución que acabo de describir, pero el final era absolutamente idéntico.
La primera vez que vi el final alternativo de El herrero fue cuando en 2003 la empresa Ermitage (hoy D-Cult) editó en DVD todos los cortometrajes de Buster Keaton. La fuente eran las restauraciones hechas por la empresa Lobster. Durante diez años había visto un final, pero ahora había otro: Virgina cae del caballo y termina en los brazos de Buster. El aprovecha la situación, cambia el anillo de mano, y ya está la propuesta de matrimonio. Cuando la chica vuelve en sí, no entiende por qué el anillo ya no está más en la mano derecha, pero de todas formas acepta casarse con Buster. Los dos se van en el tren huyendo de los perseguidores. En la versión Lobster no está la escena que hace que se asuste el caballo de Virginia: una anciana se sorprende (el caballo estaba sucio de un lado gracias al trabajo poco hábil de Buster) y su grito altera al animal. Todo esto no está.
Entre estos dos finales siempre prefería el primero. En el segundo, Virginia se da cuenta de que no tiene más el anillo en la mano derecha y encuentra uno similar en la mano izquierda. Su expresión es de sorpresa, pero no tiene tiempo para reflexionar porque los dos tienen que salir a la fuga hacia el tren. En la copia más difundida ello no ocurre porque Virginia ya es consciente de todo esto. Al comparar las dos versiones nos damos cuenta de que la primera fluye más naturalmente porque crea una justificación –aunque no muy elaborada- para el matrimonio.
Hace dos años, en 2011, la Kino editó un Blu-Ray de cortos de Buster Keaton. La copia está mejor restaurada que la de 2000. Más allá del efecto de la descomposición del 35mm usado para la transferencia, el final es el mismo de siempre, obviamente.
En los próximos años el mercado exigirá sin duda nuevas ediciones de la obra de Keaton. La más rica en contenidos seguro será la que primero agregue, correctamente restaurada, el tesoro que descubrió recientemente Fernando Martín Peña.

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