Una de la vedettes de Netflix para los Globos de Oro y los Oscars de este año es la película de J. Blakeson, Descuida, yo te cuido. La película intenta ubicarse en un lugar atípico en el Hollywood de hoy; pretende incomodarnos desde el nudo argumental que asume, con varias cuestiones que tienen que ver con la ética y la moral de los personajes.
La historia presenta a Marla Grayson (la inmensa Rosamund Pike que se llevó un Globo de Oro), una abogada que se dedica a administrar los recursos de los ancianos que no tienen familia -o su familia es incapaz de asistirlos- y no pueden valerse por sí mismos. Esta intervención en la vida de la gente parte de la orden de un juez que representa al Estado. Esta es una práctica frecuente en EE.UU., que requiere de un médico que certifique que el anciano requiere de una tutoría legal. Ahí entra en la ecuación gente como Marla Grayson, quien se encarga de darle una vida -a veces digna, a veces no- en algún geriátrico VIP y de cobrarle sumas exorbitantes por sus servicios y apropiarse de todo lo que tengan a mano.
¿Comedia negra? ¿Comedia ácida? Más allá del nudo argumental, narrativamente la película mantiene el foco y se afirma en los recursos del thriller y en la notable actuación de Rosamund Pike, quien puede ser adorable y amoral casi en el mismo plano, con ese rostro extraordinario cuando le brota la media sonrisa, y con una estampa formidable.
El negocio de Marla se complica cuando dan con la señora Jennifer Peterson (Dianne Wiest), y de la mano de ella llega la mafia rusa con su hijo Roman a la cabeza, interpretado por el multifacético Peter Dinklage. Curiosamente, la película ubica a los asesinos en un lugar más admisible que el de ella y su complejo staff.
Más allá de la ironía y la provocación, Blakeson no logra nada que sea agraciado de ver, los colores pasteles resultan una ley irrevocable, la música con sintetizadores de los ochentas parece salir de otra película, y el relato termina en un pasaje monótono, ni bueno ni malo, una medianía que delata los pocos riesgos a los que se somete el director. Porque, en el fondo, no hay nada que nos incomode, más allá del contenido políticamente incorrecto. Tampoco hay nada en la formas, no hay un intento de perturbarnos, sumergiéndonos en ese universo despreciable que habitan esos personajes.
Por ahí se le adjudican ciertos aires al cine de los hermanos Coen: solamente con tomar Fargo como ejemplo podemos ver la cantidad de ideas que puede tener una comedia negra, que aparte del conflicto principal puede hacer una descripción social del contexto y lograr que las formas sean tan originales como las ideas argumentales y convencernos de que todos son de algún u otro modo víctimas, verdugos, incluso los más honrados en apariencia. En Descuida, yo te cuido no hay nada de eso, o más bien todo resulta acotado y edulcorado como mucho del cine de plataformas, de hoy y espero que no del futuro.
Calificación: 5/10
Descuida, yo te cuido (I Care a Lot, Estados Unidos/Reino Unido, 2020). Guion y dirección: J Blakeson. Fotografía: Doug Emmett. Montaje: Mark Eckersley. Elenco: Rosamund Pike, Peter Dinklage, Eiza González, Dianne Wiest, Chris Messina, Macon Blair. Duración: 118 minutos. Disponible en Netflix.
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