paranormal_activity_the_marked_ones_ver2_xlg-690x1024Actividad paranormal: Los marcados es definitivamente la mejor entrega de la saga. Al contrario de las otras, que ya son cinco y parece que hay más en camino, el motor de la acción que pone el drama en funcionamiento está en los personajes y no en el contingente sobrenatural devenido estatismo fílmico gratuito. El resto de las entregas se permitía un exceso de secuencias y pasajes anti-narrativos con la excusa de que el registro utilizado, el ahora tan popular found footage, debe tener cierto “realismo” para ser verosímil. Así, la saga de Actividad pararnormal logró crear un acuerdo tácito con su público, según el cual vale la pena tragarse ochenta minutos de vacío cinematográfico porque se compensan con otros diez de “la experiencia más aterradora de tu vida”. ¿Un hecho que demuestre que esta nueva secuela -en realidad, un spin-off– evolucionó narrativamente con respecto a sus predecesoras? El famoso encuadre estático de la cama en primer plano durante la noche, que terminó siendo el trademarkde la saga, no aparece en toda la película. 

Christopher B. Landon, guionista y director (que ya venía escribiendo para la saga), parece regodearse en las posibilidades del spin-off, tomándose libertades que en las anteriores hubiesen resultado inconcebibles, y sumando el hecho de que la película evidentemente fue pensada para el público latino residente en los Estados Unidos, lo que además de agregarle una dimensión cultural con la que jugar, le resta cierta importancia en el mercado hollywoodense y la vuelve casi un producto clase b. Y ya se sabe que dentro de la clase b, dentro de esos engendros que los reaccionarios productores pasan por alto, se suelen encontrar joyas dignas de apreciar. O por lo menos diamantes en bruto…

Esta vez la historia a ser contada es la de Jesse (a pesar de ser hijo de inmigrantes latinos tiene un nombre sajón porque la empatía con el porcentaje previsto de espectadores yanquis tiene que entrar por algún lado), que junto a su amigo Arturo (que también funciona de efectivo escape cómico) comienza a sospechar que su vecina de abajo está metida en cosas raras. Los jóvenes, como es de esperar, se meten en donde no los llaman, y Jesse queda “marcado”. A los pocos días el protagonista comienza a desafiar las mismísimas leyes de la física, sus habilidades súper-humanas se desarrollan de maneras cada vez más diversas, pero no sin un trasfondo oscuro de por medio.

imagenes-de-paranormal-activity-the-markedActividad paranormal: Los marcados gira en torno a la transformación inevitable del protagonista en un ser infernal y a la manera en que, tanto sus conocidos como él mismo, reaccionan ante la situación. El final queda claro desde un comienzo para los seguidores de la saga y esa inevitabilidad, ese falso eterno retorno fílmico que se pone en juego, logra implantar una sensación desesperante en el espectador que, prisionero de sus propias conjeturas ya se prepara inconscientemente para lo que va a venir. Esta capacidad de mantener sumiso al espectador prisionero de las imágenes se solidifica en la majestuosa secuencia final de persecución en primera persona que se sabe fútil desde un principio. Secuencia en la cual hay un pasaje metafísico y revisionista en relación con la primera entrega de la saga, recurso efectivo que también James Wan supo utilizar en la muy buena segunda parte de Insidious resignificando imágenes ajenas y anacrónicas con un nuevo contexto.

Así, Landon se despacha con una original opera prima que Hollywood destinó al fracaso desde su nacimiento, pero que promete algo más para su futuro como director.

Actividad paranormal: Los marcados (Paranormal Activity: The Marked Ones, EUA, 2014) de Christopher B. Landon, con Andrew Jacobs, Richard Cabral, Carlos Pratts, Gabrielle Walsh, George Diaz, Catherine Toribio, ’84.

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