La Galicia profunda no entró en la Unión Europea; ni el estado de bienestar (ahora en caída libre en toda Europa), ni el euro, ni la Novena de Beethoven como himno; menos aún la educación, la salud o la urbanidad y buenas maneras que deberían acompañar a todas estas buenaventuras. La ínfima aldea gallega a donde van a vivir el matrimonio francés de Antoine y Olga es parte de ese confín olvidado. No obstante ellos lo han elegido y viven en su granja dedicados a los cultivos orgánicos. Alcanzan los dedos de las manos para contar a los habitantes del lugar, de entre ellos se destacan los hermanos Anta, el salvaje Xan y el tonto Lorenzo. Una empresa les ha ofrecido la compra de sus propiedades para construir un parque eólico. Xan y Lorenzo quieren huir de la miseria a toda costa; Olga, y sobre todo Antoine quieren conservar su pequeña utopía ecológica. Huir o permanecer, esa es la cuestión.
La guerra sorda que comienza entre Antoine y los hermanos se parece a un combate antiguo, a un enfrentamiento mitológico entre bestias y humanos en el que no queda claro quién es el Minotauro y quién será su matador. La primera impresión que pone a los hermanos Anta en el lado de las bestias, puede ser relativa. El descomunal Antoine tiene las dimensiones físicas de un oso y las pretensiones de un ciudadano dispuesto a luchar por la civilización. Pero, ya planteada la lucha en toda su dimensión salvaje, ¿es justa su obcecación ecologista? ¿Su empeño por aferrarse a un pedazo de tierra que podría encontrar en cualquier otro lado? Su empecinamiento implica condenar a los hermanos a la miseria. Xan (el notable Luis Zahera)lo dice en una de las escenas cruciales; él quiere ser un hombre. Antoine, el satisfecho, el culto, el del estómago lleno, se lo impide. Es la Europa próspera que impuso su poder a sangre y fuego como ahora quiere imponer por la fuerza de la hipotética razón, sus valores que ocultan un pasado de rapiña y crueldad. De Sorogoyen (de quien en Buenos Aires se estrenó su excelente trhiller político “El reino”, con nula repercusión), le da oportunidades a todos, a Antoine, a Xan, al débil Lorenzo. La lucha entre ellos es un enfrentamiento de gigantes goyescos, de esas fuerzas primitivas que el pintor hacía nacer de las montañas; monstruos capaces de desatar con su lucha cataclismos universales. Los hermanos son capaces de asfixiar a un caballo entre sus brazos. Antoine es capaz de resistirlos. Finalmente prevalecen las que siempre han estado, las mujeres. La fugaz Marie, hija de Antoine y Olga; la propia Olga y la madre Anta, la verdadera fuerza, la que subsiste cuando todo lo demás ha desaparecido. Lo sabemos al final, ellas son las verdaderas protagonistas.
Con su realismo brutal, Sorogoyen ha construido una película que responde a la más auténtica tradición española, hay algo del Buñuel de Tierra sin pan: Las Hurdes, algo del Borau de Furtivos, algo de Delibes-Camus en Los santos inocentes. La España oscura, espejo negro de una Europa de la que nunca terminará de ser parte.
As Bestas (España/Francia, 2022). Dirección: Rodrigo Sorogoyen. Duración: 137 minutos. Autoras y Autores.
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