Hace ya varios meses, colado entre las publicidades de Facebook, apareció el tráiler de una película que me provocó entusiasmo y curiosidad. No suelo entusiasmarme con los trailers; si uno realmente se dejara llevar por ellos, la mayoría de las películas serían de muy buenas para arriba, cosa que se desarma ante el hecho real de un estreno.
La historia de Yesterday es muy simple: Jack Malik (Himesh Patel) es un músico menor y sin éxito, solamente sostenido por su amiga/representante Ellie (Lily James), que tras un accidente despierta en un mundo que desconoce la existencia de Los Beatles y, peor aún, que desconoce sus canciones. La idea me parecía original y divertida: una ucronía modesta, amable, sin un aparente halo de pretensiones.
Los primeros veinte minutos de Yesterday están a la altura de esa expectativa. Hay una acertada ligereza en el ritmo, no se explica demasiado el breve apagón que cambiará la vida de Jack, y hay incluso algunas pinceladas de humor excelentes, como cuando Jack intenta googlear a los músicos de Liverpool.
En esa primera parte de la película, el británico Danny Boyle juega con dos perplejidades: la de Malik por ese desconocimiento universal ante canciones popularísimas, y la sorprendente reacción de ese universo ante esas canciones. Al mismo tiempo, los interrogantes que demandaban ser satisfechos también eran dos: si la película era capaz de mantener un planteo argumental que arranca tan arriba, y si le era posible sostener la apreciable ligereza del comienzo.
La verdad es que no lo consigue. La película se empantana, se diluye, se hace mucho más seria, pierde el «tono». Como si todos los hechos y situaciones conmocionantes que le suceden a Jack Malik, el protagonista, distrajeran y afectaran a Danny Boyle, el director. Mucha peripecia para un muchacho simple: le toca el timbre Ed Sheeran, se convierte en su telonero, viaja en su avión privado, la representante de Sheeran (la excelente Kate McKinnon) le ofrece beber del «gran y glorioso cáliz envenenado del éxito y la fama»; su aspecto descuidado se transforma a partir de la intervención de una asesora de imagen («si no tenés una imagen, la falta de imagen se vuelve una imagen») y una reunión de mercadotecnia atroz (un momento de mucha lucidez y cinismo).
La película pierde un largo rato en titubeos y dilapida mucho de su transcurrir en tratar, sin profundidad, muchos de los temas que apenas roza: ¿el vínculo con la música es igual ahora que hace 40 años?; ¿es posible que sigan existiendo esos discos conceptuales de aquellos años en estos tiempos de inmediatez?; ¿qué masividad es factible en la era de los medios digitales y las redes?; ¿es posible la popularidad sin una imagen atrayente? La respuesta a casi todas estas preguntas es negativa pero queda establecido, a pesar de Boyle y su guionista Richard Curtis, que el poder real es el de las canciones y que mientras el mundo sea mundo, una canción hermosa (y Los Beatles son el mejor ejemplo) siempre nos provocará una emoción nueva o renovada.
Finalmente, Boyle abandona el tono dubitativo con el que parecía conducir su historia y se decide por un final de comedia romántica un poco forzado (aunque paradójicamente podía intuirse) y un tanto grandilocuente y declamatorio. De todas maneras, sin ser ni de cerca una gran película (a punto estuvo Danny de filmar otro emBoyle), Yesterday tiene sus aciertos y su tono menor, y si se quiere amable, no merece, creo, la masacre crítica que se le propinó.
Calificación: 6/10
Yesterday (Gran Bretaña/Rusia/China, 2019). Dirección: Danny Boyle. Guion: Richard Curtis, Jack Barth. Fotografía: Christopher Ross. Montaje: Jon Harris. Elenco: Himesh Patel, Lily James, Sophia Di Martino, Ellise Chappell, Meera Syal, Harry Mitchel, Kate McKinnon, Ed Sheeran. Duración: 116 minutos.
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