Atención: Se revelan detalles del argumento.

Dentro de este universo hipertrofiado de superhéroes, las dos últimas películas del hombre araña consiguen destacarse, si bien no como grandes películas, sí por momentos, detalles o temas ligeramente diferentes del resto. Cinematográficamente, hacen algo más que llenar la pantalla de efectos digitales anabolizados.

Spider-Man: Lejos de casa dice algo sobre el cine y algo sobre el mundo que puede destacarse. Aunque la película repite el tópico de la responsabilidad del superpoderoso, también decide hacerlo desde el cine de género, quitándole solemnidad al asunto. Lejos de casa es una comedia romántica adolescente ochentosa donde las embolantes peleas de monstruos tienen un condimento extra dado no por la tecnología, sino por el guion. Esta vez, como surgidos de un telar de la abundancia, los monstruos digitales son manifestaciones de los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Por suerte solo llegamos a ver algo del agua y del fuego, y es más que suficiente amenaza de sopor.

Lo bueno de todo esto es que la película sabe que ya no hay nada en esas grandes apariciones digitalizadas. Un gigante hecho de agua se levanta de los canales de Venecia destruyendo edificios y personas (en ese mismo orden de importancia que vivimos fuera de la ficción con el incendio en Notre Dame). Este momento hubiera sido el clímax de una de estas películas hace unos años. Acá sucede en la primera mitad, hay conciencia de que no pasa por ahí la potencia del film.

Menos de un par de décadas de CGI intenso agotaron toda su capacidad de sorprender. Es como un truco de magia viejo: ya no creemos en el monstruo, se impone el conocimiento de que hay una técnica, una maquinaria trabajando atrás para que eso aparezca ahí. ¿Cómo volver a la diégesis entonces? Poniendo el argumento del lado del espectador: el monstruo digital es un truco técnico también en la diégesis de la película. Si el espectador no cree en esos villanos monstruosos porque sabe que es Hollywood queriendo impresionarlo otra vez con efectos digitales, quiere decir que sí cree que hay gente tratando de impresionarlo con efectos digitales. Esos en los que sí cree son entonces los verdaderos villanos de esta película.

El centro del conflicto se corre del espectáculo y vuelve a la trama. El gancho ya no es que vamos a ver cómo las aguas de Venecia se levantan con forma humana y destruyen la ciudad legendaria; ahora lo esencial es que hay alguien capaz de usar tecnología digital para manipularnos y que esa tecnología es capaz de producir cualquier cosa.

Acá es donde Lejos de casa dice algo sobre la actualidad. Mysterio (Jake Gyllenhaal) no usa estas técnicas para dominar por el miedo, las usa para poner a los monstruos fuera de él y aparecer como el liberador, como lo opuesto al mal. Básicamente produce fake news complejas. En la escena en Londres, uno de los personajes lo explicita: “¿quién le cree al periodismo?” Esta frase aplicada hace décadas por el sentido común de Hollywood a los políticos se desplaza hacia la prensa haciéndose eco (y formando) la “voz de la calle”, del “hombre común”, si es que eso existe.

Hace mucho que este tema atraviesa a los argentinos. Curiosamente, si bien cada vez se descree más de la prensa, ese descreimiento se concentra en la prensa adicta al bando opuesto. Algo parecido pasa con el sistema judicial. Salen encuestas diciendo que el Poder Judicial es el que menos credibilidad tiene entre los argentinos, pero si se pregunta un poco más, cuando los antikirchneristas dicen eso están pensando en jueces que no condenan a Cristina o en los jueces garantistas o, a lo sumo, en Ramos Padilla. En cambio, cuando los kirchneristas descreen, están pensando en los jueces que sí persiguen a miembros del anterior gobierno o en personajes como Bonadío y Extornelli.

De la misma forma, ese descreimiento en la prensa no implica desconfianza de lo que la prensa dice cuando dice lo que confirma nuestros preconceptos. Hay noticias que son una ventana abierta al mundo, en esas ni siquiera se ve la ventana. Otras son solo mentiras de un sistema corrupto.

Desde el gobierno argentino actual la operación es similar a la de Mysterio. Crea monstruos siniestros y brutales frente a los cuales el macrismo es la humilde barrera que trata de defendernos. Nunca se muestra poderoso, siempre opera a pequeña escala, en el uno a uno, con el vecino, en el trabajo cotidiano. Opone eso a una marea de maldad, salvajismo y violencia que se va a comer todo como un gigante de fuego.

Los titulares diarios de los portales de noticias son como los drones de Mysterio: funcionan individualmente, camuflados, disparando con precisión. Así van creando una amenaza constante: la barbarie kirchnerista. Pindonga y Cuchuflito, el pecheo de Alberto Fernandez a un tipo que lo insultaba en un bar, las respuestas firmes del mismo Alberto a un periodista, la lectura de dos líneas de un comunicado en los aviones de Aerolíneas, la compra de naranjas del candidato a gobernador. Cada una de esas nimiedades pedestres se transforma en titular y tema durante días enteros, y son muestra de una esencia violenta y autoritaria que a duras penas la oposición puede ocultar, al igual que su peligrosa intrusión en los demás poderes del Estado.

En cambio, el nombramiento de jueces de la Corte Suprema por decreto, la remoción de jueces (como en el caso del juez que había dispuesto que los usuarios del subte pudieran viajar gratis cuando no funcionaran las escaleras mecánicas), el apoyo presidencial a un fiscal en rebeldía, el estancamiento de los juicios contra empresas del presidente, el paso de la oficina de escuchas a la Corte, las amenazas a jueces en medios públicos o el probado y documentado caso de los aportantes truchos a la campaña de Vidal no merecen más que alguna nota al pasar, una discusión tangencial, un comentario moderado.

Así, escuchamos a desaforados gritando que es inadmisible que alguien vote a una candidata procesada o que un periodista le diga en la cara al candidato de la oposición que cómo se puede aliar con corruptos, mientras pasa sin mayor importancia que el actual Presidente fue procesado (y en algunos casos condenado) por contrabando, evasión impositiva, sobreprecios en la obra pública, coacción agravada y espionaje ilegal. A esa persona, un 51% de la población la votó para combatir la corrupción, de la misma forma que los habitantes de la New York de Spider-Man aclamaban a Mysterio para que los salve de la destrucción.

Calificación: 7/10

Spider-Man: Lejos de casa (Spider-Man: Far for Home, Estados Unidos, 2019). Dirección: Jon Watts. Guion: Chris McKenna, Erik Sommers, Steve Ditko, Stan Lee. Fotografía: Matthew J. Lloyd. Montaje: Leigh Folsom Boyd, Dan Lebental. Elenco: Tom Holland, Zendaya, Samuel L. Jackson, Jake Gyllenhaal, Marisa Tomei, Jon Favreau. Duración: 129 minutos.

Si te gustó esta nota podés invitarnos un cafecito por acá: