Político empieza con un acto escolar típico, entre alumnos que espían desde las bambalinas para ver cuánta gente hay, padres emocionados, discursos de profesores y entregas de diplomas. Vicente recibe el suyo, se abraza con sus padres, y de esa manera se cierra un período en su vida. La manifestación más clara de ese pasaje, no está en ese momento, ni en la escena siguiente en la que va con una amiga a sacar fotos al río: es el momento en el que va a la peluquería y se tiñe el pelo de un color rojizo. Como si el final de una etapa debiera reflejarse en la exterioridad del personaje, éste cambia, se modifica. Se convierte en otro para seguir siendo el mismo, pero remarcando en ese detalle el salto hacia adelante.

Pero no se trata de una ruptura, de un salto al abismo de lo desconocido, sino de una continuidad que el relato deja sugerida. O que incorpora, como parte de su búsqueda en una escena en la que el pasaje de lo cotidiano a lo político se produce naturalmente. Despliega una tela, la muestra en su casa: la tela se convertirá en bandera, en estandarte. Pero lo interesante es que no hay afirmación tajante, una ruptura del diálogo para introducir un elemento que proviene desde afuera, sino un natural fluir que lleva de hablar de una tela en blanco a lo que será poco después (y que puede entenderse como resumen del camino que recorre Vicente a lo largo del documental y de lo que seguirá después y que no veremos). La siguiente escena reafirma ese traspaso utilizándolo como repetición del recurso. El hijo mira fotos con sus padres. Son de un pasado en el que aún no había nacido. Se detiene en el detalle de una foto que no vemos pero que nos describe: allí hay dos libros, está La Montonera y uno de Ortega Peña. Ese detalle habilita el recuento de la historia de los padres, para generar un nuevo hilo de continuidad que ahora se desplaza desde ellos al hijo. La militancia política de ambos está atravesada por los sucesos de la década del 70: el padre, dos años encarcelado, del 76 al 78; la madre, secuestrada por los militares para delatar a los amigos de sus padres, prometiéndole la liberación que nunca ocurrió. Un detalle posterior reafirma esa continuidad naturalizada: “Aprendió a caminar en una Marcha de la Resistencia”, dice la madre sobre Vicente y uno comprende que allí hay un sentido literal explícito, pero también un sentido metafórico potente que se expresa quizás desde lo no consciente.

Lo que se plantea a lo largo de Político no es el ingreso de un joven a la militancia activa, sino la profundización de un proceso que, aunque no lo veamos, proviene de antes. En todo caso, lo que se desarrolla es un progresivo avance hacia las responsabilidades personales de los propios actos. Hay algo como de rito, más que iniciático, evolutivo, en el momento en que se reúne con otros compañeros en una casa para pintar la bandera de la agrupación Nietes, a la que pertenece. Un proceso de aprendizaje que se sugiere más por los detalles mínimos (por caso, que la pintura traspasa la tela y termina manchando el piso de la casa) que por la importancia del hecho en sí (de hecho, no vemos la bandera ni en esa escena ni cuando la terminan en la casa de Vicente, sino en una marcha y sin que se recalque su presencia en primer plano). Lo que importa, en fin, es el registro de las experiencias en las que el personaje va ocupando un lugar que antes le estaba asignado a otros. La primera salida a pegar carteles por la noche es un momento tan significativo como el discurso cuando plantan el árbol (la memoria) el 24 de marzo. Vicente ocupa esos lugares tomando una posta imaginaria que se percibe tanto de los compañeros que hacen otras tareas, como de sus padres (y en ese sentido es de una delicadeza notable que ellos y su hermana lo observen, lo fotografíen, lo filmen, tanto en el momento de estar pintando la bandera como tras el acto del 24 de marzo, con un orgullo similar o incluso mayor que cuando al comienzo le entregan su diploma escolar) y sin necesidad de que el documental lo subraye, está perpetuando una memoria histórica en una generación que se descubre nieta de desaparecidos.

Pero a diferencia de otros trabajos, Político no es una película sobre la militancia, sino sobre la forma en que un joven atraviesa su vida personal con la militancia política, sin que ésta se convierta en el único motivo de su existencia. Hay algo de lo que implica ese cruce que Vicente menciona en algún momento, cuando refiere a que se siente sobrepasado por la superposición de reuniones de política partidaria y de la agrupación de lucha por los derechos humanos. Pero en verdad, lo que aparece allí es que la multiplicidad de actos en la vida de Vicente lleva a que el tiempo no parezca alcanzar para todo. Entonces, se vuelve crucial la elección que el documental hace de sostener el vaivén continuo que lleva al personaje de lo privado y cotidiano a lo público y extraordinario. Porque además de la participación en los actos y acciones políticas, Vicente sale a fotografiar, aprende a manejar un auto, a amasar pizzas, va a buscar a su sobrino a la salida de la escuela y estudia una carrera. El concepto de aprendizaje que la película aplica a la trama política se expande a toda la zona de la vida del personaje, construyendo un corpus compacto e inseparable. Dos frases resuenan como resumen de ese pasaje que atraviesa el personaje. Una de ellas, se la dice su madre, cuando está aprendiendo a manejar, pero sirve como planteamiento para todos sus actos: “El auto lo tenés que manejar vos, que no se te escape ni se te descontrole”. La otra se escucha al comienzo, como la voz que sale de un documental que Vicente mira en la TV: “Forma tu propio destino. El futuro es lo que forjas con tus propias manos”. Es justamente ese recorrido el que el documental traza, el de una persona que va construyendo su propio camino. No hay cierre posible para algo que está en plena construcción. Por ello, el final del documental, provisorio, es el de un cumpleaños de Vicente, ese otro rito de pasaje establecido como un nuevo año que se abre. Que esté coronado por el “Feliz cumpleaños” cantado con la melodía de la Marcha Peronista, parece ser la forma más sencilla de unir el mundo privado y el mundo político del personaje en un solo momento.

Político (Argentina, 2022). Guion y dirección: Francisco Novick. Fotografía: Delfina Margulis. Edición: Manuel Margulis. Duración: 67 minutos.

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