Los_Caballeros_Del_Zodiaco_2014_Nuevo_Poster_Latino_JPostersPertenezco a la generación que veía Los Caballeros del Zodíaco en Magic Kids, la generación que coleccionaba el álbum de figuritas y se peleaba por conseguir las que venían con holograma (¡la repe del Caballero Ikki vale doble!). Digamos que después crecí y, como le pasó a más de uno, me volví bastante nerd de los animés, mucho antes de que existiera el culto que hoy existe. No es que me la pasara viendo dibujitos animados japoneses (de hecho, casi ni circulaban: a excepción de los que pasaban en la tele, digamos que era un material inhallable… hasta que un día descubrías el Parque Rivadavia y los VHS truchos y… ¡ahí te quiero ver!). La cuestión es que siempre conservé la sospecha de que haber visto Los Caballeros del Zodíaco en la tele, cuando era un niño, me predispuso favorablemente para luego llegar, por ejemplo, a descubrir (sólo por poner un ejemplo) a Evangelion.

En fin, el culto al pasado es un tema que da para tanto, pero tanto, que ya sabe a rancio antes de empezar. Lo que quiero decir es que me une un vínculo sentimental con Los Caballeros del Zodíaco que se remonta a los lejanísimos años noventa y, aunque nunca dejé de consumir dibujitos japoneses (más precisamente, películas japonesas de animación), digamos que a esta serie en particular le fui perdiendo el rastro. Mi primera reacción al enterarme de esta nueva película fue de sorpresa. Pensé que nunca más iba a volver a escucharlos mencionar, mucho menos verlos en la pantalla grande.

Cuando se ensayan remakes o reversiones de obras que ya cumplieron su ciclo (con todas sus etapas y segundas vueltas), surgen más o menos los mismos interrogantes. ¿Vale la pena volver a contar lo mismo otra vez? ¿Hay una intención de adaptar las mismas historias a los tiempos que corren o sólo es una estrategia comercial? También pasa que el anhelo de volver a escuchar una y otra vez una historia que funciona es una constante. Incluso cuando su funcionalidad bien puede estar anclada a un tiempo específico e irrepetible. Lo cierto es que hay remakes tan feas, tristes y malas que uno ya se deprime de antemano, incluso cuando también hay remakes buenísimas y hasta mejores que la original. No es el caso. Aunque me estoy yendo por las ramas, porque Los Caballeros del Zodíaco no es exactamente una remake. ¿O sí?

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Los Caballeros del Zodíaco, como Robotech (sólo por poner un ejemplo bastante conocido) más que una obra específica funciona como una franquicia. Es decir que hay numerosos sub-productos y sub-historias que se desprenden de la historia original. Desde nuevas historietas hasta películas o incluso series que no cuentan la historia original, sino que toman su nombre o sus personajes y los reciclan. Por lo general, esto suele obedecer a una demanda del mercado.

Es decir, nuevas series, películas, historietas que muchas veces vuelven a contar la misma historia (el mismo argumento, con los mismos personajes) o alguna de las historias ya conocidas, pero introduciendo alguna variante. Entonces después es un lío dilucidar cuál es exactamente la historia original. Ni que decir tengo que la historia más conocida, la que triunfa a nivel mundial, no siempre se corresponde con la mejor versión o con la versión original, por lo que luego tenemos la versión más conocida y la versión original, que a veces se supone que son lo mismo, pero no.

Y al comprender esto, que parece una tontería, nos damos cuenta de que defender una versión como la mejor versión, cuando hay tantas malditas versiones, es un disparate. ¿Podemos estar seguros de que tal versión es mejor que tal otra? ¿Las hemos visto a todas? Adoptar una postura del tipo: “¡Oh, estos no son Los Caballeros del Zodíaco originales!” (pensando que los originales son los que pasaban en Magic Kids), es perder perspectiva. Es como decir que la Batman original es la de Tim Burton sólo porque fue la primera adaptación al cine. En rigor, no es la primera historia de Batman, toda vez que la historia original pertenece al mundo del cómic. ¿Es el Batman del cómic más original que el del cine o al revés? Mejor aún: Batman ya no pertenece a nadie porque se ha fundido con algo más inasible… menos cuantificable… se ha diluido en el mito y los mitos pertenecen a quien los cuenta, en el momento de contarlos. Una vez que entendemos esto, recién ahí, podemos comenzar a discutir el asunto, sin prejuicios.

Nada mejor que referir a los mitos, precisamente al hablar de Los Caballeros del Zodíaco, cuya matriz estética parece haber sido moldeada tomando influencias de la mitología griega, romana e incluso nórdica, dando lugar a un peculiar pastiche que produce una sensación alucinante. Cito a Boris Katunaric: Esta mixtura de mitología, donde las constelaciones y los relatos mitológicos saltan todas las fronteras culturales, está sin duda íntimamente vinculada a la influencia del posmodernismo en la cultura oriental y su fascinación por la simbología poética occidental apropiada y subordinada bajo su cosmovisión.

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Lo cierto es que, desde un abordaje mítico-religioso, hay mucho para analizar en los dibujitos animados japoneses en general y en Los Caballeros del Zodíaco en particular, a partir de la idea del sincretismo religioso, de las mutaciones en la sensibilidad espiritual a causa de releer y reinterpretar voces ajenas. Me sorprendió enterarme de que Masami Kurumada es el productor de esta nueva película que lleva por título La leyenda del Santuario. Masami Kurumada es el creador original de Los Caballeros del Zodíaco, pero también es responsable de Beta X, con quien comparte muchos puntos en común, sumando un elemento que acaso la vuelve una serie más atractiva aún: la relación y visión oriental ya no solamente desde y sobre la mitología, sino también desde y sobre la tecnología.

La serie que se popularizó aquí, en Argentina, contó con varias sagas. Una de las cuales es la que sirve como base para esta película. Me refiero a la, así llamada, batalla de las doce casas. El argumento es de lo más simple. Tan simple que, reducido a sus componentes elementales, sirve como ejemplo para ilustrar varias de las funciones de Vladimir Propp. La princesa está en peligro (en realidad, la acusan de ser una impostora). Los héroes tienen que salvarla (demostrar que es la verdadera reencarnación de Atenea). Para salvarla, tienen que sortear una serie de desafíos (en este caso, enfrentarse a cada uno de los protectores de las doce casas del Zodíaco), y así poder enfrentarse en una batalla final con el villano. Claro que, en el medio, ocurren contratiempos y cuestiones que cambian a los protagonistas y subvierten la linealidad de la historia, que deja de ser tan unidireccional como parece.

Lo interesante, más allá de que la película condensa en una hora y media una saga larguísima, es que no solamente cuenta de nuevo el mismo argumento, con nuevos diseños y técnicas de animación, sino que intenta darle un marco nuevo a la historia para que se entienda con independencia de la serie original. Y en esa reescritura, crea un nuevo Frankenstein. Hay cosas que se mantienen y son, precisamente, los mejores momentos de la película. Aunque el nuevo marco le quita cierta gracia y encanto a la historia ya que, luego de verla, uno se da cuenta que el argumento  es bastante imperfecto. A fin de cuentas, los Caballeros parecen pelear porque sí, contra unos enemigos que después resultan aliados, y la sensación que queda es que los sopapos que se estuvieron dando a lo largo de toda la película fueron totalmente innecesarios.

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Lo que me gustaba de la serie animada era que los personajes tenían momentos de introspección en los que se ponían a filosofar sin razón, con digresiones líricas espectaculares. Digamos que, al condensar una historia tan larga en un tiempo tan corto, todo eso se perdió irremediablemente, y es una gran pérdida.

En cuanto a la reencarnación de Atenea como una adolescente acaudalada con problemas, defendida por jóvenes medio atolondrados, no tengo nada que objetar.

Pienso que, para los que ya conocemos la serie animada, la película no realiza un gran aporte pero se sostiene con dignidad. También creo que los que no han visto la serie pueden llegar a encontrarse con una grata sorpresa.

Una última observación: si la película se proyectara en japonés, con subtítulos en español, ganaría varios puntos. Pero como se proyecta doblada al español, pierde gran parte del encanto.

Aquí puede leerse una nota de Fernando Juan Lima sobre el tema del doblaje.

Los caballeros del Zodíaco (Saint Seiya: Legend of Sanctuary, Japón, 2014), de Kei’ichi Sato, 93′. Animación.

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