Desde que Disney compro Pixar, algo de la vieja magia de la productora de la lamparita pareciera haberse gradualmente apagado. Esas historias originales que sacudieron el avispero del cine industrial americano a finales de la última década del siglo XX parecieran haber sido domesticadas al calor del gigante del espectáculo que es Disney. La multinacional del espectáculo que promociona películas, series y deportes como si se tratara de una fábrica de hacer chorizos es experta en producir contenidos aptos para todo público y en producir seriales argumentales basados en el más o menos evidente truco del continuará. La primera entrega de Intensamente, estrenada en 2015, parecía haber sido una de las últimas originales creaciones de Pixar. Allí observábamos el imaginario interior de la cabeza de una niña llamada Riley, la protagonista absoluta del film y de la saga. Ese interior funcionaba como una base operativa en la que cada emoción estaba personificada y cumplía la función de dotar a la joven Riley de su personalidad. En la primera entrega, las emociones centrales eran Alegría y Tristeza. Ambas luchaban entre sí por apropiarse del centro emocional de la pequeña Riley excluyendo a la otra. Finalmente terminábamos comprendiendo que en realidad ambas emociones se necesitaban, ya que una persona no puede estar alegre o triste de modo permanente y que ambos estados de ánimo necesitan de su opuesto. Una década después Riley es una niña que está entrando en la adolescencia y, como todos sabemos, ese cambio etario está atravesado por nuevas emociones que tienen que ver con la conformación de su identidad. Ansiedad, Vergüenza y Envidia ocuparán entonces el evidente centro de la escena. La breve sinopsis aquí referida nos habla de una continuación burocrática que tiende a exprimir comercialmente a la nueva franquicia. Pero cuando todo pareciera tornarse gris y monótono, el director Kelsey Mann saca a relucir los nobles recursos narrativos del mejor cine clásico americano para sumergirnos de modo inmersivo en ese tren emocional que es la vida de Riley en el momento del ingreso a la pubertad. Pixar y Disney saben sacarle el jugo a una temática como la de la salud mental, que se encuentra en el candelero mediático desde hace un tiempo debido al cambio subjetivo que las nuevas tecnologías (tablets, teléfonos celulares) están operando en la mayor parte de la población y particularmente en los jóvenes.
Lo mejor de Intensamente 2 es que su director responde al linaje del mejor cine popular americano, ya que aquí (al igual que en la primera entrega de la saga) no hay metáforas excesivas ni un registro moralizador propio de la tradición lacrimosa del Disney original. Es la acción vertiginosa y el virtuoso manejo de los géneros lo que hace que la travesía de Riley se transforme en una montaña rusa de emociones que no da respiro. Los gags que ya funcionaban como un perfecto mecanismo de relojería en la primera entrega de la saga acá siguen funcionando de modo más que aceitado, pero en esta secuela también se disfruta principalmente como una gran película de aventuras. El manejo de los géneros de Mann hace que la trama transcurra sin atisbos de molesta solemnidad. Obviamente, Riley atravesará sin problemas sus cambios hormonales y emocionales. Conseguirá nuevas amigas, le irá bien en el Hockey sobre hielo logrando aceptación y respeto de sus pares, y no perderá a sus amigas loosers en el camino. Todo augura un porvenir de rosas como es habitual en el cine de Hollywood. Inclusive como buen producto epocal heredado del cine superheroico un espectador un poco atento puede deducir que abra nuevas emociones que tomaran la centralidad de la aventura en la inevitable próxima entrega de la saga.
En épocas en las que el cine es pensado como una parte lateral de un conglomerado de negocios la aparición de directores como Mann que se parecen a los artesanos del Hollywood clásico son más que una buena noticia. Hace más de veinte años que se viene pronosticando la muerte del cine pero mientras sigan existiendo buenas historias que contar encerrarse en una sala oscura a olvidarse del mundo seguirá teniendo sentido. En tiempos de ansiedad, atención difusa y toxicidad emocional, Intensamente 2 nos hace pasar un hermoso rato cinéfilo y nos deja pensando en el mundo en el que vivimos. ¿Qué otra cosa se le podría pedir a una película comercial en estos tiempos?
Inside out 2 (EUA, 2024). Dirección: Kelsey Mann. Guion: Meg LeFauve, David Holstein. Elenco: Maya Hawke, Ayo Edebiri, Tony Adéle Exarchopoulus, Liza Lapira, Amy Poehler. Duración: 96 minutos.
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