En carne propia (Sulla mia pielle, 2018) es otra película trágica, otra de las que ojalá no se hubiese tenido que filmar. Pone el foco en un caso particular pero para nada atípico: los últimos días de Stefano Cucchi, un joven italiano asesinado por los carabineros y la justicia italiana (el Estado) en octubre de 2009.
La película arranca con el fatal desenlace, con lo que ya sabemos incluso a partir del título mismo. Stefano Cucchi aparece muerto en la cárcel, la secuencia dura lo mínimo, lo que tarda en darse cuenta el médico que ingresa a su celda antihumana. Rápidamente un fundido a negro nos transporta en el tiempo, siete días antes.
La película es inteligente, el caso atrapa. Para los negacionistas que todavía defienden al capitalismo y a sus secuaces, no hay contexto social ni político que los ahuyente del sillón. Incluso vemos a Stefano asistir a misa. El pelotudo a cuerda promedio puede ver la película entera defendiendo a su político favorito. La película ataca pero con mesura. No solo muestran la droga que la policía le incauta cuando lo detienen, sino que también lo vemos en su casa cortando un ladrillo hermoso. Funciona. “El pibe se la buscó”, pensará el negacionista. “No se hacen los boludos”, todos los signos políticos se atacan por igual, la película presume ser objetiva. Pero el negacionista consigue transitarla sin sobresaltos solo hasta llegado el final, hasta el último minuto de fundido negro en el que se le llena el culo de preguntas: ahí aparecen la voz real de Stefano y después la leyenda “en 2009 murieron en las cárceles italianas 190 personas; Stefano fue el número 149”. Buen golpe, la piel se eriza sí o sí. Más a la película no se le puede pedir, es un buen intento para generar empatía en el espectador casual.
Stefano Cucchi está interpretado por Alessandro Borghi y la rompe. El espectador la pasa muy mal, muy incómodo viendo como el actor recrea el sufrimiento que Stefano vivió tras la golpiza recibida en el calabozo. La postura, la respiración, la voz, todo en él funciona de la mejor manera, y se consuma su labor con un gran trabajo de maquillaje.
El juicio por el asesinato de Stefano Cucchi, como es de esperarse, dejó libres a todos los responsables. Su hermana, años después, en 2015, logró que el caso volviera a abrirse e incluso ayudó para que se haga la película. Y esta, dirigida por Alessio Cremonini, interpela también a la familia. Son detalles, pero la película también advierte cómo una desgracia así le puede pasar a cualquiera. En carne propia muestra a un padre que ni bien se entera de la detención de su hijo justifica el accionar policial y no le cree a la más clara de las evidencias: el rostro de su hijo destruido.
La película omite la golpiza y la tortura. Sólo exhibe el sufrimiento de Stefano, pero le basta para que el espectador aborte pochoclos y gaseosa. Indigna, enfurece. Da cuenta del típico accionar impune de la policía de cualquier lugar del mundo. Muestra a fuerza de oscuridad y primeros planos lo lúgubre del aparato represivo y quienes lo personifican. En carne propia es ese recorrido plagado de hijos de puta que debió sufrir otro joven asesinado por la democracia.
Calificación: 7/10
En carne propia: los últimos días de Stefano Cucchi (Sulla mia pielle, Italia, 2018). Dirección: Alessio Cremonini. Guion: Alessio Cremonini, Lisa Nur Sultan. Fotografía: Matteo Cocco. Montaje: Chiara Vullo. Elenco: Alessandro Borghi, Massimiliano Tortora, Jasmine Trinca, Milvia Marigliano. Duración: 100 minutos. Disponible en Netflix.
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Muy buena. Deja al descubierto el funcionamiento de la policia, el sistema carcelario, la justicia. El maltrato normalizado y la cruda y fría estadística que indica que cada año mueren más de 150 personas en prisión. Y un manto de Impunidad temerario. lo positivo del filme es que sacude al espectador. Y quiero creer que nadie avala la tortura y el homicidio por parte del estado.
Katy, lamentablemente cada día hay más «personas» que piden tortura estatal. Vivimos en una película todavía más cruda. Un abrazo fraternal.