Exodus-Gods-and-Kings-Poster-Bale-and-EdgertonAtención: Se revelan detalles importantes de la trama.

No es fácil traer héroes del viejo testamento a estos tiempos. Valores como la vida más allá de raza, religión o ideología son incompatibles con el valor de pertenecer al pueblo elegido por el Dios verdadero.

Éxodo: Dioses y reyes resuelve el asunto ubicando la moral (o el sentido común, es lo mismo) actual en el personaje de Moisés (Christian Bale). De hecho, por momentos llega a ser un librepensador del siglo XIX: La adivina egipcia andaba leyendo las tripas de los animales; Moisés se ríe y pregunta algo así como si las tripas no le avisaban que su pueblo estaba dejando de lado la razón al creer en esas cosas. Una extraña invocación a una razón que vaya a saber en qué momento dominó culturalmente en el antiguo Egipto, imponiéndose a los dioses. Varios minutos después le dice a Séfora que su hijo, Gershom, podrá decidir la orientación de su fe religiosa cuando tenga la edad para hacerlo. Versículos libertarios que evidentemente quedaron olvidados en alguna impresión del libro sagrado entre Gutenberg y el siglo XXI.

Queda claro que esa libertad no se aplica a la orientación sexual. En la primera parte de la película, un Moisés todavía comprometido con sus funciones de príncipe egipcio se entrevista con Hegep (Ben Mendelsohn), regente de Pitón, sospechado de corrupción contra el reino. El regente ostenta un amaneramiento digno de un registro televisivo de los 80. Incluso le insinúa al viril Moisés, con una poco sutil bajadita de ojos, un intercambio de favores sexuales por perdones reales.

Los valores de la Biblia vieja están encarnados (¿encarnados?) por el ángel de Yahveh. El nacionalismo, la venganza, la justicia del ojo por ojo. El ángel está representado por un chico de unos 12 años, tal vez menos. Un chico de apariciones propias del cine de terror, por momentos más parecido a las representaciones que hizo el cine de un demonio que de un dios, mucho menos de Dios mismo.

Este chico-ángel, con sus valores, será el genocida excesivo de todos los primogénitos egipcios. El personaje de Bale se despega de esa responsabilidad, dejando en claro su tímido e inútil desacuerdo.

DF-04130_R - Christian Bale stars as Moses in EXODUS: GODS AND KINGS.

En esta masacre es donde la película juega su apuesta más fuerte. Las primeras nueve plagas abundan en ese digitalismo exacerbado con el que Hollywood sigue queriéndonos convencer de que puede crear vida donde no la hay. Pero la muerte de los pibes egipcios avanza contra cualquier eufemismo o moderación. Al contrario que con el resto de las plagas, no se verán en la décima impresionantes imágenes multitudinarias.

Ridley Scott nos presenta al hijo de Ramsés, es un bebé, lo vemos saludable e inocente más de una vez. Lo veremos muerto, inerte y gris, colgando de los brazos del padre como un cadáver y durante más tiempo que el necesario para la simple información de los hechos. Como casi nunca, un mainstream nos recuerda que los actos, incluso los bien intencionados, los que nos llevan a la felicidad o a la satisfacción de nuestros deseos más puros, tienen consecuencias. Más allá de innumerables defectos, de su homofobia infantil, de no lograr convertirse en una gran película épica y de varios momentos algo flojos, con su espíritu de entretenimiento liviano, Éxodo: Dioses y reyes se anima a hacer lo que una película supuestamente seria como Relatos salvajes no se anima: mostrar a inocentes pagando el precio del final feliz.

Éxodo: Dioses y reyes (Exodus: Gods and Kings), de Ridley Scott, c/Christian Bale, Joel Edgerton, Ben Kingsley, John Turturro, Ben Mendelsohn, Sigourney Weaver, 150′.

Si te gustó esta nota podés invitarnos un cafecito por acá: