Debo confesar que ver El Ángel Negro fue mi debut con el cine de Schroeter y desde que la vi estoy tratando de “entrarle” y no hay caso. No hay caso porque nunca salí de ella como para pararme lejos de la experiencia y poder abordarla desde la distancia.
La película arranca como un documental sobre la ciudad de México, con un tono de denuncia sobre las condiciones de vida de los habitantes, y luego se transforma en el viaje de dos mujeres alemanas a ese lugar donde “el sol brilla en Navidad”. Sin embargo, no deja de ser el documental y sigue siendo el viaje.
Magdalena y Ellen son Magdalena Montezuma y Ellen Umlauf; ambas llegan a México, a sus calles, a sus ruinas y a su mística, y lo recorren en imposibles trajes sastres (negros y rojos) sobre más que improbables tacos altos. Y las palabras se disocian de las imágenes, y de la música, y del paisaje, formando un todo coherente.
Schroeter consideraba este film como “una broma nostálgica, una farsa del romanticismo colonial”, y claro que lo es, pero en un tono complejo, ácido y dramático.
Podemos pensarlo como una cebolla que al pelarla es una manzana, que al pelarla es una frutilla. Capa de sentido sobre capa de sentido viajando cada una en una dirección, pensada cuidadosamente, en aparentemente desconexión.
La poética exquisita y desesperada de los textos que declaman las mujeres y sus ojos, cuando nos hablan híper-expresivos en el contexto de sus rostros como máscaras inmutables, contrasta con la música que –a veces- acompaña esos parlamentos, y con el verde de la exuberante selva mexicana, y con el gris de las piedras y los cielos.
Las palabras se repiten y se resignifican. Magdalena (bella como un maniquí) está allí para morir, ese es su sacrificio, mientras que Ellen cree haber encontrado el lugar donde vivir por siempre. Ambas están enamoradas, en el sentido en el que Werner Schroeder se refiere al amor: “el amor es un estado de gracia, de alejamiento”.
¿Una crítica feroz a la mirada del turista europeo que sólo busca paisajes exóticos y que se refiere a los habitantes de sus vacaciones en tercera persona (la voz del documental habla de “los mexicanos” como un entomólogo de sus bichos) y se distancia, civilizadamente, de ellos? También.
Aquí también puede leerse un texto de Gabriel Orqueda sobre el cine de Werner Schroeter y un texto de Luciano Alonso sobre la adaptación al cine por Schroeter de la novela de Juan Carlos Onetti, Para esta noche.
El ángel negro (Der schwarze Engel, Alemania Federal, 1974), de Werner Schroeter, c/Carlos de Muna, Magdalena Montezuma, Ellen Umlauf, 71′.
Si te gustó esta nota podés invitarnos un cafecito por acá: