Marcos Rodríguez: ¡Cuánta saña contra el pobre Clooney! Tampoco es tan ofensiva la cosa…
Marcos Vieytes: Me molestó mucho. Fue una de esas películas que me recuerdan la afirmación bíblica: “Por cuanto no eres ni frío ni caliente y eres tibio voy a vomitarte de mi boca.” Estuve varias veces a punto de levantarme, pocas veces me embolé tanto. Por otro lado, cada vez siento más rechazo contra algunos de los actores directores demócratas -Clooney, Affleck- porque sus películas me parecen cinematográficamente muy convencionales y políticamente más falsas que algunas derechosas.
MR: Entiendo perfectamente lo de ni frío ni caliente. Solo que a mí esa tibieza no me resulta tan ofensiva, supongo. No sé. Lo confieso: Clooney me case simpático por su programa “resucitemos el cine clásico”. Claro que con esta película no entendió nada. Y la castidad y la “espiritualidad” de toda esta supuesta aventura es más que sosa.
MV: A mí esa tibieza me pone loco.
MR: La tibieza te pone loco porque te estás volviendo un fundamentalista.
MV: Pero Philomena me conmovió.
MR: Los fundamentalistas también se pueden conmover con las viejitas, ojo…
MV: Mirá que me conmoví con Coogan y la inteligencia de ese guión, no con la viejita.
MR: Coogan está realmente muy bien. A mí también me gustó Philomena, pero no voy por ahí rasgándome las vestiduras por la tibieza. Philomena no es tibia porque es ligeramente cálida, pero está ahí nomás.
MV: ¿Ahí nomás de la tibieza? No, lejos, lejos. Lo parece nomás, parte desde pero levanta vuelo. El problema de la de Clooney es que parte de otro lado -el cine clásico, que no era tibio- y llega a un no lugar, para colmo conservador, que en este contexto me parece incluso reaccionario.
MR: Puede ser. Pero creo que la de Clooney, más que conservadora, termina siendo tan “no lugar”, tan cine clásico lavado y no digerido, que en realidad es pura fantasía ñoña. Una pavada, pero bastante inocua. No creo que sea conservadora, digamos, porque en realidad no está hablando de nada.
MV: Para mí está hablando de EE.UU. en guerra, y, luego de la Guerra Fría, la guerra de EE.UU. está en todos lados, que es una forma de decir que está en “ningún lugar”. Y Clooney, o Affleck con Argo, calculo que con las mejores intenciones, ofrecen una imagen “humana” de EE.UU. que me resulta tan o más odiosa que alguna bélica desembozadamente derechista.
MR: No comparto. Primero: no creo que sea lo mismo Clooney que Affleck. Argo tiene una conciencia bastante elevada de la situación política internacional, algo muy raro en Hollywood. Sí da una imagen “humana” de sus personajes, pero no me parece que eso implique una imagen humana de Estados Unidos. No es lo mismo el país que sus habitantes y me parece que esa diferencia es fundamental. En buena medida, Argo trata sobre las víctimas, los que quedan como “daño colateral” de una política que no se interesa por ellos excepto como posible escándalo mediático. No creo que Argo implique una mirada de derecha. Sí es una mirada claramente individualista, en la tradición más claramente liberal de Estados Unidos. Pero eso es otra cosa. Ahora, de lo que no estoy seguro es de que Clooney hable de Estados Unidos en guerra. Casi no habla de Estados Unidos, habla, a lo sumo, de algunos estadounidenses y los que muestra (más allá del grupito que él maneja, claro) en realidad no quedan demasiado bien parados: son los que bombardean y siguen bombardeando todo lo que ellos intentan proteger. Pero, más allá de eso, no creo que Clooney hable de la guerra en la medida en la que prácticamente no muestra la guerra o, por lo menos, no muestra nada real de ella. Clooney está hablando sobre “arte”, “patrimonio” y otras tantas cosas “elevadas” que no le interesan a nadie. Y que no podrían interesarle a nadie en la medida en que son tan elevadas y abstractas -y claramente un McGuffin- que no logran tener un espesor concreto. Apenas si logra acercarse a lo que quiere lograr con la Madonna de Miguel Angel, que tiene más presencia y una historia concreta alrededor de ella. Por eso digo que Clooney no habla sobre nada: no habla sobre la guerra, no habla sobre el arte, apenas si habla sobre sus propios y maravillosos nobles sentimientos. Ahora, podrías decir que esos nobles sentimientos justamente tapan y edulcoran la realidad de la guerra. Pero no creo que sea así. Una guerra no es necesariamente todas las guerras. La Segunda Guerra Mundial, y en especial si ni siquiera aparecen los judíos, ya no le importa a nadie. Y las guerras modernas de Estados Unidos no pueden taparse bajo ese manto de buenos sentimientos porque nunca nadie intentó tapar las guerras del siglo XXI con buenos sentimientos: a lo sumo lo que se maneja es el miedo o el amor al propio país. En Operación monumento todo el tiempo están hablando del amor al patrimonio ajeno, a esa tierra que están pisoteando. Me parece que es muy difícil asociar eso a la guerra en Irak, ponele. Clooney se quedó enamorado de una idea de guerra que no existe hace 70 años.
MV: Yo tampoco creo que sean lo mismo, mi asociación les da justamente eso, asociación siquiera circunstancial (libre, para usar el bastardeado término psicoanalítico), parentesco si querés (no sé si Clooney y Affleck no son amigos también), y coincido en que Argo tiene una conciencia mucho más precisa que esta película, o al menos que la hace más evidente. Que los habitantes de EE.UU. no son lo mismo que el país está claro; incluso el personaje de Affleck en Argo, por más que trabaje en la CIA, quiere responder más a un ideal individualista liberal que a uno corporativo (por más que yo crea que esa supuesta ‘rebelión’ de ese individuo ante la orden es un mecanismo típico de fortalecimiento institucional), pero sigo creyendo que el peso del plano de Affleck abrazando a su esposa -con la bandera de fondo- identifica fuertemente a ese ideal de individuo con el ideal del estado-nación familiar. Y no dije que el discurso sea de derecha, sino que me resulta más odioso que el de derecha porque termina siendo funcional a él, pero esto responde justamente a mi fundamentalismo (al menos, cinematográfico), que aplico especialmente cuando se trata de la tan aceitada maquinaria ficcional estadounidense, porque es la que más tiende a disimular su ideología, salvo cuando es explícitamente de derecha, que por eso me cae cinematográficamente más simpática porque es más plana, más evidente. En cuanto a la nada de la película de Clooney me parece que acaso la podría vincular con la nada de La grande bellezza de la que hablábamos el otro día, en el sentido de que están para mí teñidas de mala conciencia. Y siendo Clooney una figura pública que tan a menudo interviene políticamente con sus apariciones y películas (la anterior Secretos de estado, sin ir más lejos), elijo ver a Operación Monumento con un criterio autorista y no me parece descabellado pensar que, aún en una película tan anodina como ésta, dice algo del presente. En todo caso, si sólo quería homenajear al cine clásico, no hubiera usado el marco del género bélico, sino otro. En este contexto, yo leo -remarco la primera persona porque puedo suponer que la voluntad de Clooney sea ajena a esta lectura- en esta película, que EE.UU. sigue siendo la opción más positiva en la “contienda” mundial, la que cuida “nuestro” patrimonio cultural (y hasta te diría que en un nivel del discurso puedo comprenderlo, y hasta compartirlo si me pongo a imaginar un mundo dominado militarmente por China, pero esa potencial distopía todavía no se dio y los que siguen haciendo barbaridades son ellos).
MR: Sí, siempre me olvido del plano final de Argo. Lo confieso. El autorismo de Clooney sería interesante si uno mete en esa misma bolsa las películas en las que actúa. Porque me da la sensación de que está eligiendo muy cuidadosamente dónde aparece y dónde no (no así al principio de su carrera, cuando hacía más o menos cualquier cosa). Igual, entiendo lo del discurso «buena onda» que termina siendo funcional.
MV: Es cierto que habría que incluir las actuaciones y eso se me escapa un poco, pero tengo la sensación de que ha ido buscando pasar de galán a actor de carácter ¿no? Sin que le de nunca el piné, por supuesto. Pero no lo tengo claro porque ahora me doy cuenta de que no le he seguido la carrera o que me aparece difusa. Pienso en las Ocean’s Eleven, que no vi ninguna, pero me parecen inocuas y hasta simpáticas, me gusta mucho su personaje en ¿Dónde estás hermano? Me cae muy bien haciendo de langa despreocupado.
MR: Tampoco es que yo le haya seguido la carrera a pies juntillas, pero por las últimas películas en las que lo vi, tengo la idea de que últimamente aparece solo en dos tipos de papel: el chabón cool, ligeramente retro, dandy a pleno, como en Ocean’s Eleven y demás (que es claramente una referencia al cine clásico, en la clave más liviana posible) o cosas politicosas (pienso, por ejemplo en Syriana o algo así). En ¿Dónde estás hermano? está muy bien. Por eso creo que puede ser un buen comediante (cuando quiere). Por supuesto que es más simpático cuando hace de langa, ni hablar. Pero lo que a mí me llama la atención es la insistencia en trabajar en películas “de corte político”, digamos, cosa más que rara en Hollywood hoy en día. Pienso en Brad Pitt, por ejemplo, el otro ídolo de oro ligeramente liberaloide (que, además, creo que son amigos o algo así). Pitt actúa en cualquier cosa que pueda leerse aunque sea de lejos como algo grave y serio. Está desesperado por aparecer como un tipo profundo (desde Malick hasta Guerra mundial Z o la aparición lamentable en 12 años de esclavitud). En cambio, Clooney se manda directamente a las cosas políticas puras y duras (no Operación Monumento, pero ponele Buenas noches y buena suerte). Eso es lo que me cae más simpático. Claro que uno no encuentra una mirada política particularmente compleja, pero sí inusualmente explícita. Supongo que por eso tiendo a mirar con cierto cariño las cosas que hace. Y hasta le perdono el facilismo de Operación monumento. Puede llegar a ser una película funcional a un régimen que ni siquiera nombra,, es cierto. Pero al postularse tan abiertamente contra la destrucción, hay algo que resulta valioso. No es una película verdaderamente bélica porque no hay verdaderos bandos: tanto nazis como yanquis destruyen todo en el camino. El único verdadero bando enemigo que aparece son los rusos, que se dedican conscientemente a saquear para llevarse lo que encuentran. El mirar más allá de los bandos y preocuparse por las consecuencias del conflicto es, en cierta forma, una mirada antibelicista. Por supuesto que tiene el problema de que se salta alegremente todo el conflicto, lo cual puede leerse como una especie de frazada que se echa para taparlo todo (lanzada justamente desde el país agresor). Pero, incluso así, me parece una postura interesante que nace del corazón del país agresor.
Aquí puede leerse un texto de Marcos Vieytes sobre Operación Monumento.
Aquí puede leerse un texto de Eduardo Rojas sobre la misma película.
Operación Monumento (The Monuments Men, EUA / Alemania, 2014), de George Clooney, c/ George Clooney, Matt Damon, John Goodman, Bob Balaban, Cate Blanchett, Jean Dujardin, 118’.
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