film-escape-imposibleHay gente que piensa que el esparcimiento es una especie de anestesia. Hay algo más que entretenimiento en películas como Escape imposible. Me gusta el cine grasa de los 80 y mucho de lo que propone la cultura popular de aquella década. Me formé mirando esas películas y festejo este cine que no pretende reflexionar (a priori) ni tiene ínfulas estéticas, pero respeta el lenguaje cinematográfico y está pensado para divertir, palabra que genera miedo en el mundo del “arte”.

Ray Breslin (Stallone) es experto en descubrir los puntos vulnerables de ciertas cárceles y hasta escribió un libro celebre donde describe la cárcel inviolable. En la secuencia que abre la película, Ray plantea los tres puntos insoslayables para una fuga exitosa: conocer la organización, entender la rutina, y conseguir la ayuda de alguien de afuera o de adentro. Esa secuencia inicial es perfecta, ya que Sly trabaja esos registros austeros y contundentes de tipo que piensa y trabaja en pos de un objetivo. En otras palabras, Rocky.

Su próximo trabajo es vulnerar una cárcel de máxima seguridad financiada por oscuras corporaciones, villanos de estos tiempos dentro y fuera de la ficción. Jim Caviezel compone soberbiamente al director de la misteriosa cárcel, capaz de mezclar el humor con el sadismo más despiadado. Un gran actor, junto a Mel Gibson, desterrado de Hollywood después de La pasión de Cristo. Ya instalado en la cárcel, Breslin conoce a Rottmayer (Schwarzenegger) y conforman la sociedad ideal para darle combustión a un guión perfectamente construido en imágenes, astuto, básico si se quiere, pero muy eficaz. Es el cine donde el espectador logra ir a ese lugar que el relato propone.

Sly y Arnold son un acierto, mucho más que un recurso de taquilla. Ambos se cultivaron, aprendieron cómo mirar, pausar y decir las frases compuestas especialmente para sus arquetípicos personajes, expresiones cortas, contundentes y con gran tempo para el humor. No es sólo melancolía lo que destila Escape imposible, hay una dinámica totalmente efectiva y actual en su montaje, que trabaja magistralmente la histórica tensión característica del género carcelario.

Hafstrom es serio al momento de dirigir a los gigantes ochentosos y nunca pierde la cadencia de un cuento sin pretensiones que, más allá de entretener, se la arregla para bajar una línea muy contraria a varias de las producciones de aquella década, ya que el principal socio de la monumental fuga es un árabe. La película es entretenida sin ser pavota, inteligente sin acudir a tretas reprochables.

Aquí pueden leer un texto de Luciano Alonso sobre esta película.

Escape imposible (Escape Plan, EUA, 2013), de Mikael Håfström, c/ Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Sam Neill, 50 Cent, Jim Caviezel, 113’.

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