Poster-Daemonium-final“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.”

Arthur C. Clarke.

Identificar las primeras películas argentinas de ciencia ficción –las distinguimos del fantástico puro y el terror- constituye un desafío para cualquier crítico. Los títulos surgen pero cuestan, se enuncian de forma pausada y con muchísimas notas al pie, como si hubiera que aclarar con letra chica la filiación genérica propuesta. Fernando Martín Peña recuerda Extraña invasión, de Emilio Vieyra y Che, OVNI, de  Aníbal Uset, y las califica como “disparates”. Ese detalle ya es suficiente para demostrar no solamente que los intentos de filmar cine del género en nuestro país ha sido escaso sino también que las raras excepciones difícilmente hayan logrado formar escuela. Fueron experiencias literalmente excéntricas, alojadas en la periferia del llamado “cine de autor”.Se produce entonces un proceso interesante, las películas se declaran huérfanas en el sistema que las ve nacer. Cada intento por filmar cine de género se vuelve único porque los mismos realizadores lo reclaman para sí -abiertamente o no- como un acto de permanente re-fundación. Ese gesto conlleva una doble naturaleza. Por un lado, manifiesta la potencia ante la emergencia de lo nuevo, pero, por el otro, desconoce marcos de referencia o tradiciones de la sociedad particular que los ha engendrado, una especie de ciclo mítico y en consecuencia, circular.

Cuando hablamos con los realizadores de Daemonium, leemos la página de la serie o conversamos con algunos de los actores intervinientes, constatamos una  firme vocación de constituirse como aquellos que desean inscribir una tradición después de una historia de experiencias aisladas  -incluso de ellos mismos- a través de un peregrinaje arduo. Y esa experiencia casi de agitación, propia de un militante de izquierda, resulta valiosa en tanto expresión de osadía y amor al género, un sentimiento similar que hacía que un director como Rob Zombie tomara lo mejor de su experiencia como aficionado al cine de horror y lo recuperara en su filmografía posterior. Así se explican la inclusión de figuras como Hugo Kato Quiril, del recordado Titanes en el ring y Lucha fuerte, o el doblaje con las voces de Sailor Moon o Terminator, por mencionar algún ejemplo.

¿Conseguirá Daemonium promover cierta continuidad? No lo sabemos con certeza. La serie acaba de estrenar su tercer entrega y se esperan dos episodios más  para completar la historia. Sin embargo, resulta prometedora por varias razones. En primer lugar, el espesor de la historia. Daemoniun pertenece al género de las distopías y, pese a algunas fallas evidentes en el guión, la trama es atractiva y narrada con buenos recursos, aunque se destacan el  manejo del racconto y el  monólogo interior  de ciertos personajes. Cada capítulo de la serie juega, sin quebrar la unidad, con mecanismos estilísticos particulares.

unnamed+1Las actuaciones son buenas en general. No hay dobles, por lo que es meritorio el trabajo en las escenas de acción por parte de los actores: buen entrenamiento físico y coreografías emocionantes. Podemos destacar también los escenarios y la ambientación general de este mundo post-apocalíptico, y esa misma minuciosidad en el detalle se refleja sobre el cuidado de los artefactos y la estética de los protagonistas. Sobre esto, empero, vale una aclaración final. La ciencia ficción bien entendida es uno de los géneros más potentes de crítica social. No hablamos de la autoproclamación de una “bajada de línea” sino de entender la naturaleza y la potencia política del material con el que se está trabajando: no “esquivar las balas”. Ver el empeño con el maquillaje, el ingenio con los trucos de cámara y la sofisticación con los efectos especiales es valorable para una producción nacional, pero también esperamos que no se conviertan en fetiche, y se vean sustentadas por un desarrollo crítico de esas corporaciones que actúan en el mundo, la imposibilidad de pacificación entre la humanidad y los demonios, la tensión entre la magia y la tecnología.

Aquí puede leerse un texto de Nuria Silva sobre la misma película.

Aquí puede leerse una entrevista de Paola Menéndez a uno de los realizadores de la misma película.

Daemonium (Argentina, 2012), de Pablo Parés, c/Caro Angus, Walter Cornás, Daniel Casco, Amanda Nara, Sebastián Muñiz, 60′ cada episodio.

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