Por Santiago Martínez Cartier
Del variado pack de siete cortos de ciencia ficción que se encuentra fuera de la competencia oficial, tres son argentinos, y son también los más originales de toda la selección. Acá va un listado que va del mejor al peor:
1º. Second Wind (The Last Performance on the Earth), de Sergey Tsyss (Rusia, 2012): Un hombre en un extraño traje metálico de cuerpo completo, con máscara respiradora incluida, recorre los parajes desolados de lo que en algún tiempo fue la tierra con un detector de metales. ¿Qué busca? Latas de aluminio. ¿Para qué? Recrear la flora de la tierra y así evitar volverse loco de remate, aunque tal vez sea demasiado tarde…
2º. Diablillos estelares, de Tomás Stiegwardt (Argentina, 2012): Utilizando animación digital, el corto narra lo que parece una leyenda acuñada por una raza de demonios en un mundo post-apocalíptico., Una joven demonio debe asesinar a un ser humano y hacerse con su alma para poder seguir viviendo. Lo que parece una historia lineal deviene rápidamente en un número musical absurdo y un final divertidamente atolondrado.
3º. Lovbot Love, de Gabriela C. Chirife y Tetsuo Lumiere(Argentina, 2013): Con un registro actoral y estético (exceptuando la utilización del color) heredado directamente del cine mudo, Lovbot Love cuenta la historia de un argentino freak y solitario cuya única meta en la vida es enamorar a una mujer oriental. Mágicamente se le aparece un anuncio coreano que lo invita comprar una mujer-robot, y por supuesto el hombre accede. Las aventuras y desventuras que el protagonista sufrirá desde la llegada del robot, bañadas del slapstick más clásico, concluirán esta simpática fábula anacrónica.
4º. No es el fin del mundo, de R.Wysocki y F.Palladino (Argentina, 2012): Esta vez la técnica elegida fue la animación por stop-motion con muñecos, y la trama sigue a dos amigas (muñecas Barbie, claro está) que se dirigen a la “Fiesta del fin del mundo”, donde finalmente serán abducidas, como el resto del planeta, por extraterrestres. Algún que otro diálogo lúdico sumado al modo de representación elegido ayudan para darle un giro original a una historia que ya no lo es.
5º. Hibernation, de Jon Mikel Caballero (España, 2012): Si bien visualmente (y profesionalmente) es el más logrado de todos los cortos de esta selección, las ambiciones extra-cinematográficas del director se dejan ver y atentan contra su propia obra. Está filmado en inglés y con un sentido estético completamente hollywoodense, lo que atenta contra su verosímil al ver en los créditos sólo nombres hispanos y, también, cuando algún acento dudoso se hace notar. Hibernation es un drama romántico sobre un astronauta que se está por ir al espacio y la mujer que ama, que quiere que se quede. Nada más.
6º. Estrela radiante, de F.Servilha (Brasil, 2013): En una zona agraria brasilera, un hombre de mediana edad encuentra un extraño instrumento caído del espacio que le provoca una grave alergia, por lo que parte junto a un joven amigo en busca de un chamán de los campos que puede llegar a tener una cura. El corto es estático, solemne y vacío; el foco está en el lugar equivocado y pierde eficacia a medida que avanzan los minutos.
7º. The Dark Rises, de M.Bean (Estados Unidos, 2013): Con título casi afanado a Nolan, The Dark Rises es la historia de una adolescente estadounidense que se queda sola en casa luego de que el Arrebatamiento bíblico se llevara a su familia, abandonándola en la tierra junto al resto de los pecadores. Las imágenes están procesadas por un filtro de color exageradamente anti estético, así como plagadas de efectos CGI que el Windows Movie Maker podría haber hecho mejor. The Dark Rises tiene tales aspiraciones de grandeza que no es consciente de su propia pequeñez.
Cortos de ciencia ficción: No es el fin del mundo(Argentina, 2012, 6´) / Hibernation (España 2012, 17´) / Estrela Radiante(Brasil, 2013, 25´) / The Dark Rises (Estados Unidos, 2013, 30´) / Diablillos estelares (Argentina 2012, 6´) / Lovbot Love (Argentina, 2013, 11´) / Second Wind (Rusia, 2012, 7´).
En algún rincón de la República Checa una joven periodista llamada Isabel comienza a investigar ciertas actividades que le resultan sospechosas en un edificio local. Isabel se meterá en el edificio con su novio haciendo de campana, y descubrirá la verdad a un alto costo. Vampiros y otros seres nocturnos aparecerán en escena, e Isabel terminará por cuestionarse su propia cordura. La película mezcla el modelo del film noir clásico con la moda actual del registro al estilo found footage, pequeños retazos de filmaciones en primera persona que se intercalan sin razón aparente. Isabel pretende valerse de la explotación de ciertos estereotipos como si la fuerza de la narración dependiera tan solo de ello. Así es como, después de un comienzo prometedor y unas elecciones estéticas un tanto cuestionables, la película se empantana por no saber aprovechar su propio potencial y cae en convencionalismos que dejan al espectador con un confuso sabor a poco.
Isabel (República Checa, 2013) de Lukáš Melník y Marcel Škrkoň , ’90.
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