El imperio de las imágenes: Vosotros sois mi película (2019), el cuarto largometraje del realizador español Carlo Padial, es un documental que se construye en torno de la polémica que generó en la edición del Festival de Sitges del año 2018, la performance que realizó el reconocido youtuber Ismael Prego, alias Wismichu.

A través de las imágenes somos testigos del backstage de todas las etapas del proceso de creación de la falsa película Bocadillo (un loop de una misma escena repetida durante una hora y veinte), dirigida por Wismichu. Así atravesamos la filmación, la realización del tráiler y del póster de difusión, las expectativas que la noticia va despertando en las redes y en la prensa que lo entrevista, su esperado lanzamiento en el mencionado festival de cine y las posteriores repercusiones. El proceso de documentar la experiencia, a partir de los testimonios de Prego en cada fase, se acompaña con la inserción de mensajes de Whatsapp y de las redes sociales, de notas periodísticas o extractos de programas televisivos donde se habla de Bocadillo, dando cuenta de sus efectos.

En una maniobra a lo Duchamp, Bocadillo se revela como un señuelo para la verdadera película que es el documental de Carlo Padial. De este modo, y recurriendo al uso del humor, el film funciona como una interesante intervención sobre el mundo de las nuevas celebridades youtubers, de los festivales de cine y sobre el estado del periodismo en la época contemporánea, que abre la compuerta a una reflexión sobre ellos.

En primer lugar, desacraliza el estereotipo del youtuber como banal y poco inteligente, para mostrárnoslo como un joven normal, que difunde aquello que le apasiona y que puede hacerlo con compromiso y seriedad al hacer de sus videos un medio de vida. En contraposición, pone patas para arriba el mundo que se considera serio como los festivales de cine y el periodismo. El festival de Sitges incluyó en su programación a la película de Wismichu, sin que los programadores la hayan visto, y la prensa le dio difusión -y hasta halagos- sólo con ver el tráiler, que no era tan auspicioso. Este es uno de los efectos más interesantes para pensar del experimento. Vivimos en la época del imperio de las imágenes, algo que el bucle de Bocadillo hace evidente. Tanto en Internet como la televisión somos bombardeados permanentemente por imágenes e información que se repite hasta el hartazgo pero que a la vez nos captura. Se crea así la paradoja de vivir en una época de mayor accesibilidad a la información, pero donde vivimos cada vez más desinformados porque se cree en la consistencia de la virtualidad, de una imagen sin soporte subjetivo, cuyo objetivo es el consumo; aislándonos cada vez más de la realidad como en el mito de la caverna de Platón.

En cada momento vemos a Ismael circular por las calles, firmando autógrafos como una auténtica estrella. Faltos de referencias identificatorias o ideales que puedan tomar de los adultos, y anclados en un mundo donde el saber ha dejado de ser un valor, los millenials y centenials encuentran en los youtubers algún soporte posible en su desorientación. Pero esta misma masa de seguidores virtuales, con la misma facilidad con que da fama al youtuber, puede demonizarlo y sepultarlo de la noche a la mañana al menor traspiés, dando cuenta de la inmediatez y liquidez con que se sostienen los vínculos en la era digital. Por otra parte, lo que para algunos fue un insulto al cine y una estafa económica, para otros es una noticia que da trascendencia a alguien que antes no conocían ni seguían. De esta manera, lo que por un lado puede verse como un fracaso estrepitoso, por el otro puede leerse como una estrategia de marketing a través del escándalo o la polémica, que permite obtener todavía mayor cantidad de seguidores y continuar vivo como youtuber.

El documental pone al descubierto lo cada vez más elitistas y cerrados a la cofradía de amigos (aquellos que producen un mismo tipo de películas basado en el preciosismo de las imágenes) que se han vuelto los festivales de cine. No por nada alguien famoso y sin formación consigue colocar su película en Sitges y obtiene carta blanca sin previo visionado. Mientras que nuevos realizadores con miradas alternativas y mucho esfuerzo económico y de formación pero sin contactos; quedan expulsados y confinados a proyectar fuera del circuito comercial. 

En términos estéticos, Vosotros sois mi película es un documental convencional. Su aspecto más interesante y valorable es que problematiza el medio del cual proviene su protagonista así como su cuestionamiento a los cánones de la industria de los festivales de cine.

Una sociedad degradada: Con un formato de siete episodios cortos, que se adapta a la fragmentación propia de estos tiempos, 7 razones para huir (7 raons per fugir, 2019), de los realizadores Gerard Quinto, Esteve Soler y David Torras, evoca de entrada a Relatos salvajes (Damián Szifron, 2014). Lo que unifica a los episodios es la vocación de reflejar el estado de deshumanización de la sociedad contemporánea, producto de las relaciones que se establecen bajo la impronta del discurso capitalista y como consecuencia de la aceleración de los avances tecnológicos.

Es una decisión interesante que los capítulos están filmados en interiores, en ambientes que se vuelven claustrofóbicos, recargados y opresivos, dando cuenta de un discurso social que precede y se impone sobre los personajes, aplastándolos en cuanto a cualquier manifestación de subjetividad.

El tono general de los fragmentos es la comedia negra y el absurdo exagerado, que en ciertos capítulos se hibrida con el recurso del fantástico. Estas decisiones permiten evitar el impacto de la violencia al desmarcarse del realismo (cosa que sí ocurre en Relatos salvajes) y apuntar con más efecto a la reflexión social en el espectador, a través de la distensión que permiten el humor y la fantasía sobrenatural.

En cuanto a los capítulos, los más interesantes son: «Familia», «Solidaridad», «Orden», «Progreso» y «Compromiso». «Familia» es una apertura contundente. Los padres despiertan a su hijo adulto a la madrugada para comunicarle los detalles de cómo fue concebido de manera accidental y no deseada. Se revela así cómo las relaciones familiares pueden pervertirse al funcionar con una lógica empresarial del descarte y un potente deseo de muerte que puede anidar en el seno de la familia marcando a alguno de sus miembros con el signo de la tragedia, sin escapatoria.

«Solidaridad» nos presenta una pareja de ancianos que hace zapping pasatista con su televisor. En ese recorrido no pueden evitar que la realidad del hambre y la marginalidad social que pretendían ignorar  y se les hace presente en su propio living. Así se revelan los medios como retrato de la evasión y el egoísmo de una sociedad centrada en una ética de la propiedad privada de los bienes, poco dispuesta a empatizar con el más vulnerable.

«Progreso» expone la situación de una joven que encuentra a un hombre atropellado y bastante malherido, considera inútil el llamado a la ambulancia (con la paradoja de estar ensimismada en cavilaciones intelectuales de corte marxista), y finalmente toma a la muerte como un espectáculo para compartir en las redes. Aquí se da cuenta de cómo la razón intelectual, es una suerte de burbuja que puede volvernos indolentes frente al sufrimiento del otro y se resalta la pregnancia de la virtualidad vacía de las imágenes, por sobre el encuentro cuerpo a cuerpo con el semejante.

«Compromiso» nos mete en la crisis emocional de una novia al momento de casarse delante del cura. La frase “Hasta que la muerte nos separe” hace del casamiento una suerte de prisión para la novia, disparador para que se rebele ante el lazo de sumisión, disparidad y cosificación patriarcal que implica la lógica del matrimonio. Tampoco se deja de señalar, a través de los parlamentos del cura, el aspecto mercantil que tiene una boda para la propia Iglesia católica.

Con un elenco que brinda interpretaciones ajustadas y si bien despareja, ya que hay fragmentos más logrados que otros (lo cual depende a veces del guion y otras de la abundancia del subrayado), 7 razones para huir tiene el mérito de combinar en la dosis justa humor y crítica social, dando cuenta de una sociedad que ha avanzado en la acumulación de capital, pero que se ha degradado en lo humano. Se trata de una invitación a volver a abrir las puertas y tender puentes solidarios y afectivos hacia el otro.

Aquí se puede ver la entrevista exclusiva realizada por Carla Leonardi con uno de los directores de 7 razones para huir, Esteve Soler:

Aquí se puede ver la entrevista exclusiva realizada por Carla Leonardi con Carlos Padial, director de Vosotros sois mi película:

La 6º edición de Espanoramas 2020 se extiende del 5 al 11 de marzo en Cinépolis Recoleta (Vicente López 2050). Aquí la programación.

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