Atención: se revelan detalles del argumento y el desenlace.
El único poder de una mujer es el de negarse.
Jane Austen.
Guillermo Del Toro regresó por la puerta grande homenajeando magistralmente al género de sus amores y dejando en claro que, cuando quiere, sabe exactamente qué y cómo debe hacerse. La película es un banquete visual que desafía tanto a los cinéfilos como a los lectores a encontrar una multiplicidad de asociaciones y referencias al mejor cine de Mario Bava y a los tiempos gloriosos de la Hammer Films inglesa, llegando incluso a respirar ecos de la magistral Drácula de Francis Ford Coppola.
Crimson Peak destila toneladas de amor por el relato gótico y cumple rigurosamente aquel mandato esbozado ya en su literatura fundadora: ante toda premisa, el gótico se estructura como una pesadilla confesional. Desde Walpole, pasando por Shelley, las hermanas Brönte, Poe o Lovecraft, la narrativa del gótico plantea un secreto “dicho a voces”, algo que se intuye y se percibe pero que deliberadamente se escamotea. Ese ocultamiento no tiene que ver con el placer de la resolución del enigma policial para la ratificación del establishment, sino con poner en palabras, parafraseando a Walter Benjamin, un “sucio secretito” que implicaría, en sí mismo, nada menos que la autodestrucción.
La película de Del Toro trabaja, desde ese marco, un argumento canónico: el Baronet Sir Thomas Sharpe (Tom Hiddleston) es un noble en decadencia (frente a la emergencia del capitalismo y el desplazamiento de la aristocracia) y no tiene más remedio que viajar a Estados Unidos junto a su bella hermana Lady Lucille Sharpe (Jessica Chastain) para conseguir aquel inversor capaz de financiar una máquina que extrajera arcilla roja, principal recurso explotable de su lugar de origen. De este modo conoce a Edith Cushing (Mia Wasikowska), joven hija del principal candidato a inversor que desea fervientemente convertirse en escritora profesional.
Queda aquí entonces planteada toda la fórmula. En primer lugar, la figura del desconocido/extranjero que viene a poner en peligro el statu quo y que representa, con todos los matices necesarios, Tom Hiddleston, satánico y oscuro héroe byroniano sobre el que la protagonista no puede más que sentir una inevitable y compulsiva atracción sexual. Este costado primitivo, instintivo, es contrarrestado por el buen burgués de ciencia, el Dr. Alan McMichael (Charlie Hunnam), nada menos que el médico que resuelve el enigma y salva a la chica.
En ese sentido es reveladora la escena en donde Edith conoce al Baronet y éste hojea los manuscritos sobre la historia de fantasmas que ella acaba de escribir. Thomas entiende la metáfora detrás del fantasma que representa otro-contra-natura, comprende asimismo la pulsión sexual detrás del gótico y, lejos de menospreciar esta literatura, la elogia y admira. En oposición, el médico tiene una gran biblioteca científica con libros especializados en oftalmología en donde sólo se encuentra a Arthur Conan Doyle como literatura de ficción. Georg Lukács ya había reparado en Sherlock Holmes como ese sabelotodo que representa “la glorificación de la omnisciencia de los personajes encargados de velar por la seguridad de la vida burguesa”. De alguna manera, el romántico no tiene alternativa más que sucumbir frente a la racionalidad weberiana.
En medio de esto, Edith se siente aislada por las alternativas que esta sociedad le ofrece: rechaza al gentilhombre burgués (candidato aprobado por el padre para casarse) porque su deseo es convertirse en escritora profesional. De Edipo hasta Fausto, la facultad de oponerse y rebelarse al mundo, la concreción del deseo y la ambición es radicalmente un atributo viril. Por ello es debilitador ser una mujer en una sociedad en donde se advierte a las mujeres que, si no se comportan como ángeles, deben ser necesariamente monstruos.
Así Lucille -como Lilith, Medea o Lady Macbeth- representa fielmente la tradición de mujeres-monstruo que producen, en términos goethianos, “acciones significativas” en detrimento de la “pureza contemplativa” ligada históricamente a la naturaleza femenina y encarnada en la película por el pasivo Baronet. Lucille es quien “se ensucia las manos” llegando al punto de matar a su propio hijo a fin de garantizar el éxito de sus planes. Es interesante reparar en que el niño ha nacido con deformidades llevando en su cuerpo la marca del pecado de sus progenitores, fantasía recurrente del gótico en donde la maternidad es socialmente castigada a través del “freak”.
Edith, en oposición, niega. No quiere casarse con el pretendiente perfecto, no acepta con obediencia las prerrogativas sociales del decoro (asistir a eventos sociales por ejemplo) y, una vez casada, rechaza la intromisión de su hermana en asuntos maritales, así como la prohibición impuesta sobre los límites de la casa, y tampoco acepta mansamente “su cáliz”. La joven desea ser escritora y si para ello debe disfrazar su letra, es decir, ocultarse, lo hará sin titubeos.
La casa representa entonces toda la potencia de las fantasías enlazadas en el miedo a la vida conyugal (donde ni siquiera el sexo es un aliciente) o el espacio sofocante del hogar como único y exclusivo papel social. Salir de los límites preestablecidos es adentrarse en el peligro. De hecho, Edith logra ingresar a la simbólica zona del desván y el sótano como repositorios de las fantasías inconscientes y el terrible pasado de los hermanos.
En palabras de Bachelard, “la imagen de la casa parecería haberse convertido en la topografía de nuestro ser más íntimo”. En efecto, en planos que evocan la genial House of Usher (1960), de Roger Corman, Lucille (en una interpretación también correcta), al igual que Madeline Usher, se constituyen como emblemas de lo reprimido freudiano. Por ello el detenimiento en mostrar la arcilla roja que emana de las paredes pugnando por salir, la máquina que socava la profundidad de la estructura de la casa, el techo roto y agujereado, la obsesión por las cortinas, manteles y todo aquello que funciona para cubrir superficies. La casa, al igual que los fantasmas que la pueblan, no tiene otro final más que sucumbir.
Los protagonistas están atrapados en este espacio doméstico que esconde terribles experiencias silenciadas y se convierten en secretos inconfesables más allá de la vida.
La película termina con un happy end en donde todo aquello deleznable queda condenado en la casa, como una especie de prisión eterna. Frente a ello, la buena Edith (cuyo papel es exactamente el mismo que la actriz interpretó para la Alicia de Tim Burton: sigue un conejo blanco, se deja conducir, tiene una crisis de identidad y hasta termina con las manos ensangrentadas) se libera junto al buen burgués y publica, logrando superar (en parte) las convenciones sociales, el libro que da origen a la historia.
Si bien es cierto que Del Toro hace un fantástico homenaje al género, la conclusión de la historia no deja de resultar un tanto ingenua.
La cumbre escarlata (Crimson Peak, EE.UU., 2015), de Guillermo Del Toro, c/Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, 119´.
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La fotografia de la pelicula es increible y se re respira esa frikez de Del Toro por todos lados.
Muy linda critica. Gracias
La película me decepcionó, sinceramente. Concuerdo con la calidad visual y el amplio repertorio de referencias que la hacen, en principio, interesante, pero no mucho más. Si Del Toro pretendió plasmar en el personaje de Edith una «inevitable y compulsiva atracción sexual» hacia Mr. Sharpe, creo no lo logró. La escena del baile o el de la discusión/reconciliación entre ellos se me hicieron largas. Quizá porque le frenaron el muy prometedor primer envión terrorífico o tal vez porque el amor/atracción entre los personajes fueron más dichos que sentidos: en ningún momento se vio siquiera química entre ambos personajes. Pero fundamentalmente, el problema es que se plantea que los fantasmas son metáforas, pero me parece que terminaron siendo simplemente accesorios. La advertencia del fantasma de la madre, las apariciones en la casa, en los piletones de arcilla, todo queda a medio camino, porque Del Toro no termina de incluir de lleno a los fantasmas en la trama. Me parecieron paréntesis de terror fantasmagórico que cuando se cerraban, volvíamos a la verdadera trama. Por lo tanto, el miedo que fui a sentir fue a cuenta gotas y la tensión en la trama se fue perdiendo con sobre-explicaciones.
Es una opinión nomás. Capaz que la veo de nuevo y la cambio jaja… Muy buena la página. Los leo siempre.
Saludos!!
La peli me gustó de principio a fin. No se si fueron las actuaciones o el hecho de que en ella sale Tom Hiddleston y me recordó que gracias a Tylor Swift nuevamente está soltero, jejej, pero en esta cinta se ve bastante bien el hombre. Volviendo al tema de la peli, Crimson Peak me gustó porque creo que es algo más arriesgado a lo que ha hecho del Toro, una historia de amor gótico y creo que logró bastante.
Considero que Guillermo del Toro consiguió mostrar la perfección de su trabajo en la película La Cumbre Escarlata, pues es una historia que contiene totalmente su huella; el suspenso, lo gótico y el misticismo. Una historia de amor no como cualquiera, llena de misterio que, creo, lo logró tan bien gracias a la elección de su elenco.
Considero que la película si es buena, tiene buena trama, pero a mi punto de vista no es una historia de amor, el Baronet creía que estaba enamorado de Edith simplemente por qué era diferente a lo que el había experimentado (su hermana), quizá el se sintió un poco “enamorado” por sus diferentes esposas, pero era un perrito que hacía todo lo que su hermana decía, no tenía una personalidad, ella a cambio si estaba enamorada de él, en el veía un cambio, en cuanto a los fantasmas si quería referirse a ellos como metáfora quedó a medias, su papel simplemente fue causar suspenso y en la trama “advertir al protagonista”
Sin embargo es una muy buena historia, muy original y diferente, es diferente y es una película interesante que no te aburre, no la mejor de Guillermo del Toro pero considerable entre las mejores.
La verdad yo me esperaba mucho mas de la película esa situación del incesto fue muy desagradable creo que la película se prestaba para mucho mas no se alguna maldición por su mama algo mas ósea fue en su JNA historia muy vanal cierto que la escenografía esta muy bella y excelentes actuaciones pero asta ay había mucha tela de donde cortar y hacer una excelente película pero se conformo con hacer una buena madamas o menos que eso
la pelicula pudo salir mejor, el incesto fue innecesario, la madre pudo haber embrujado la casa por todas las cagadas que cometian los hermanos por ambición , el bebé pudo haber sido de la italiana no se incluso llegue a pensar que iba a aparecer un mostruo ya grande que era el bebé que criaron como dos locos solo para usarlo y matar a las nuevas esposas de locki, lo del perro no lo entendi del todo, pense que iba a ser un perro o fantasma o superviviente que protegeria a Edith pero ante la primera aparicion fantasmal el perro huyo todo cagado del susto jajajaja y encima creo que al final se acerca a Elizabeth y ella lo termina matando o no se que onda, luego resulto ser que los hermanos estaban muertos? pero y como se presentaban en eventos y bailaban y tooodas las molestias que se tomaban solo para poseer dinero eso no lo entendi del todo ya que cuando un fantasma es fuerte y todo eso es cierto pero queda de forma terrenal osea su presencia quedaria en esa casa maldita no entiendo como es que viajan y hacen todas esas hazañas raras, igual me gusto pero pudieron sacarle mucho jugo porque el escenario daba para más y venia bien.
Los hermanos no estaban muertos. Al final Lucille mata a su hermano y Edith mata a Lucille. Los fantasmas son de las ex-esposas de Thomas y la madre de los hermanos .
A mi me gustó demasiado, todo lo que tenía la historia era propio de una novela gótica, me recordaba mucho a la novela Una vuelta de tuerca (Henrie James), tenia una narrativa similar; para mi no estuvo de más la relación incestuosa de los hermanos, relataba justamente todas las metáforas de la historia, seguían siendo dos niños que vivían en el pasado, pero la problemática que se les presentó fue que la vida continuó su curso, y el barones cambió, se vio interesado en alguien lejano y diferente al mundo que construyeron los hermanos, y toda esa tensión que encerraba la casa, que amenazaba con mermar en cualquier momento, se derramó.
Los fantasmas tambien eran algo metafórico, era toda esa mochila que ocultaban, fingiendo esa aparente normalidad a un mundo que no podría soportar la mounstrocidad que se encerraba en esas paredes, era claustrofobico y hermético para todos los protagonistas.
(Lo que reconozco es que en algunos momentos no me resultaba creíble la relación romántica entre Thomas sharpe y Edith, no tenían mucha química, son buenos actores, pero no me cerraba del todo).