Oro y plata. Artistas callejeros. Times Square. Noche. La ciudad que nunca duerme y por eso es insomne. New York. El centro del imperio y sí, el centro del mundo también. Federico García Lorca escribió en su poema Vuelta de paseo -parte de uno de los más extraordinarios poemarios del siglo XX- sobre este mítico lugar cuando lo visitó por primera vez en 1929: “Asesinado por el cielo./ Entre las formas que van hacia la sierpe/ y las formas que buscan el cristal,/ dejaré crecer mis cabellos.// Con el árbol de muñones que no canta/ y el niño con el blanco rostro de huevo.// Con los animalitos de cabeza rota/ y el agua harapienta de los pies secos.// Con todo lo que tiene cansancio sordomudo/ y mariposa ahogada en el tintero.// Tropezando con mi rostro distinto de cada día./ ¡Asesinado por el cielo!”. New York, la inmensa metrópoli infectada de rascacielos donde al Indio Solari le queda floja la demagogia. Donde estaban las Torres Gemelas y donde chocaron los aviones contra esas Torres Gemelas. Donde está el Empire State. Donde está el Madison Square Garden. Donde está la Estatua de la Libertad también.
Oro, plata, dos hombres-estatuas, la noche, el cartel que advierte que es “donde pertenecemos”, un enjambre cosmopolita de millones de personas que van y vienen, van y vienen… La supervivencia. El darwinismo urbano. La calle. Los olores de la calle. Las texturas de la calle. Los colores de la calle. Los gustos de la calle. Las perspectivas de la calle. Los sonidos de la calle… La miseria. Sus miserables. Primeros planos. A Josh y Benny Safdie les encanta filmar historias de miserables: tipos que a priori nos parecen o pueden parecer “cool”, singulares, estrafalarios, inofensivos, simpáticos, pero que a la larga no terminan siendo más que patéticas representaciones risueñas de un mundo que se come vivo a este tipo de representaciones. A Josh y Benny Safdie les encanta filmar una New York cercana a la “demencia gángster” de Scorsese pero mechada con la rimbombancia ecléctica de Allen. Por ello, Josh y Benny Safdie filman en Goldman v Silverman -un brillante corto de algo más de seis minutos- a un viejo hombre-estatua (Adam Sandler) pintado todo de dorado y con el vestuario de El fantasma de la ópera (obra éxito de éxitos en la Broadway newyorkina) en su esquina, con su irritante silbato, encima de su caja, intentando entretener a cuánta persona por allí pasara a cambio de un puñado de monedas, de un billete, de lo que fuera. Pero, un joven hombre-estatua pintado de plateado (Benny Safdie) se aparece para molestarlo, cargarlo, ridiculizarlo, robarle su acto, su esquina, sus monedas, sus billetes de esa noche, su lo que fuera…
¿Meritocracia, códigos, fracasados, perdedores, soñadores, desempleados, desesperados, judíos, artistas, fantoches, miserables? Poco importa lo que son o lo que no son: solo importa lo que hacen. Exponer sus miserias es lo que hacen. Y en este punto es donde los hermanos Safdie trazan -una vez más, como en Good Time (2017) y la nueva Uncut Gems (2019)- un entuerto solapado aunque no por ello menos complejo: el oro y la plata es del que se los gana, sí, ¿pero cómo se los gana? En el “cómo” es donde la miseria se hace carne, verbo, situación, acción, arte, violencia, corto, película, metáfora, sufrimiento, soledad, derrota, nada, nadie. Lo “cool” en la cinematografía de los Safdie, el “humor”, no son más que una mera trampa de empatía para que lo miserable brote con más fuerza, con más suciedad. Por eso Goldman lo ensucia con su oro a Silverman en la película. Por eso Goldman se quiere limpiar su propio oro en un baño de mala muerte. Por eso Silverman odia ese oro manchado en su disfrazmirándose en el reflejo de una vitrina. Por eso ambos terminan solos, furiosos, arrinconados en sus fracasos y en la profunda nochede una ciudad colosal donde el american dream es posible en cada esquina. O no. No.
Goldman v Silverman es una simbólica chicana (aunque paradójicamente no una crítica) al capitalismo, al individualismo, al chiquitaje artístico, a la New York de Wall Street y el centro del poder financiero mundial, a la miserabilidad “careta” de los artistas callejeros supuestamente antisistema, a la ciudad esplendorosa de los teatros y sus artistas, al lugar donde las calles son de sus newyorkers y donde disputarlas no es para cualquiera; es para neuróticos particulares, curtidos, supervivientes, que saben que son una pequeña aguja en un gigantesco pajar que siempre está a punto de quemarse y que por más dorados o plateados que estén, nadie los va a rescatar de ese incendio; mucho menos, cuando entre ellos mismos se rechazan, se abofetean con sus propias mediocridades sin que haya ninguna resaca moral -gran mérito, éste, de los Safdie- de fondo más que el de interpelar, en todo caso, desde las soledades ajenas, las que consideramos -¿cómo espectadores?- propias.
Link para ver el corto: https://vimeo.com/382811408
Goldman v Silverman (Estados Unidos, 2020). Dirección: Benni Safdie, Josh Safdie. Guion: Josh Safdie. Fotografía: Josh Safdie, John Paul Lopez. Elenco: Adam Sandler, Benny Safdie. Duración: 7 minutos.
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