Siempre creí que las artes se aprendían por mimesis: en dibujo te hacen copiar cuadros, en música el profesor te da una canción para practicar, en danza se imitan movimientos, y así. Y con los deportes y trabajos es un poco así también, parece ser que el hombre aprende imitando. Pero cuando se trata de cine, algunas veces me encontré enroscado con el mandato de que “hay que ser original”, entre otros tantos y tontos mandatos.
Quizás en mi época se aprendía a hacer cine de manera seria, aunque yo nunca fui muy serio. No se lo enseñaba como algo divertido o como un juego que se aprende imitando (copiando). Sentía que el cine estaba forzado desde su pedagogía a expresar y a comunicar, y que no se le permitía ser un “mero” entretenimiento.
Quizás hoy las cosas cambiaron. Una película como The Raid: Redemption convive con películas de autor en Sundance y Toronto. O sea, muerto el cine, los cineastas estaríamos unidos tras la derrota frente a las series, que le han quitado la mochila narrativa al cine (como en su momento el cine lo hizo con el teatro). Ahora el cine puede dedicarse a hacer cine.
¿En que se parecen Las alas del deseo y Muñeco viviente 5?
1. Están improvisadas.
Wim Wenders quería hacer una película sobre ángeles y le escribió a Peter Handke, quien se excusó diciendo que no se sentía capaz de hacerlo. Unos días después, le mandó unos monólogos. Wenders empezó a filmar sin guión, improvisando con los actores. Le quedó como un film casi mudo, al que luego le pusieron los offs. Peter Falk mandó por fax sus pensamientos a Wenders, mientras filmaba otra película sin saber muy bien para qué los iban a utilizar.
Los Hermanos Contenti (Maxi y Bruno) comenzaron a hacer la película con lo que tenían, mangueando cámaras a quien tenían a tiro, y hasta utilizaron a su familia y mascota en el reparto. Tardaron varios años en improvisarla por completo y no se amedrentaron ante las sucesivas muertes del muñeco, quien revivía siempre para continuar con la fiesta cinematográfica.
2. Personajes sobrenaturales e inmortales.
Los ángeles son inmortales y padecen por ello. Acompañan a las personas para que piensen positivo. Uno de ellos elige encarnar y ser mortal para acceder al amor y los placeres cotidianos del hombre.
El muñeco viviente (A.K.A Pasqualini) es inmortal. Todos tenemos un muñeco viviente esperándonos, en nuestro interior, cual ángel que nos acompaña, pero por temor, nos alejamos de él.
3. Cada una a su modo, está hecha de manera independiente.
Si, salvando muchas distancias. El cine industrial no permite tanta libertad autoral como para improvisar películas en la marcha. Un boludato: Hollywood hizo una remake de las alas del deseo (Un ángel enamorado) y la película Relocos y repasados (del mismo grupo de amiguetes cineastas uruguayos) fue estrenada en EE.UU. con el nombre de High Five.
4. Tienen final explicativo (ojo, contiene spoiler).
Dammiel, el ángel protagonista de la película de Wenders, escribe en su diario, al final: “Ahora se lo que ningún otro ángel sabe” (el misterio del amor y la existencia).
En la película de los Hermanos Contenti descubrimos, gracias al rey girasol, que a quien identificábamos con “el Mal” como entidad no era otra cosa que una parte de nuestro ser (toda separación es una ilusión).
5. Una fuerte impronta existencial.
En la de Wenders los ángeles viven en el tiempo y desean intuir en lugar de saberlo todo. Desean encarnar en una historia y dejar de ser “ideas”, desean entrar en el río del tiempo y materializarse.
En la de los Hnos. Contenti descubrimos que no hay separación entre bien y mal. Bruno se ilumina y entiende que el universo es de características ondulatorias y que todo está interconectado. Comprender esto lo llena de paz y le da una sensación de comunión con el todo.
6. Cantidad de planos y movimientos de cámara.
La primera, por imitar el punto de vista de los ángeles, nos hace volar por toda la peli.
La segunda, para transmitirnos el vértigo de lo que sucede, vuela, se retuerce y choca plano tras plano en una fiesta de cantidad de planos y movimientos.
7. Fascinación por la comida y el sabor.
Los ángeles gustan de tomar café y fumar cigarrillos (de allí proviene el título Coffe and cigarettes, de Jarmush). Cuando se lastima, Dammiel prueba su propia sangre para comprobar el sabor: es “dulce”.
En MV5 el personaje Rocambólido (Manuel Facal) prueba su sangre de una herida y llega a la conclusión de que es “nutritivo”; Lagarto arrasa con una panadería y el Bruno pide comida a todos sus amigos.
8. Estructuras autopoiéticas.
Ambas películas conciben al cine como una constante construcción sobre la marcha en todas sus etapas. Esto las vuelve formalmente únicas y fuera de las estructuras narrativas convencionales. En palabras de Mauricio Kartun, sus modos de construcción se dictaron a sí mismos, fueron procesos autopoiéticos en donde la forma fue el resultado del proceso de construcción. Syd Field y Mc Kee, que la sigan escribiendo.
Ambas tienen un ritmo de montaje que se mantiene en toda la película. Ese ritmo apenas se altera por momentos para dar un respiro al espectador. La primera flota y vuela todo el tiempo con planos más bien largos. La segunda vuela frenética, rebotando de un lado a otro, con planos cortos; sólo se detiene en la escena de los fuegos artificiales (realizada en cinema verité, como Truffaut en Los 400 golpes, una hermosura).
10. Sed de cine.
Ambas profesan un profundo amor por el cine. En ambos casos los realizadores se largaron a filmar sin esperar al guión. Aman el cine y hasta se permiten citas y referencias varias al pasar. La primera directamente pone a Peter Falk y Nick Cave como personajes. La segunda es un texto cifrado y entretejido con citas al género y al mainstream. En las dos se nota que a los realizadores y al equipo técnico les apasiona el cine y que tienen, por sobre todas las cosas, sed de cine.
11- Bonus track
Ambas le atribuyen el valor de ver lo sobrenatural a la edad: los adultos no ven a los ángeles ni al muñeco viviente.
Aquí pueden ver Muñeco viviente V.
Las alas del deseo (Der Himmel über Berlin, RFA / Francia, 1987), de Wim Wenders, c/ Bruno Ganz, Solveig Dommartin, Otto Sanders, Peter Falk, 128’.
Muñeco viviente V (Uruguay, 2013), de Maximiliano Contenti, c/ Bruno Contenti, Manuel Facal, Joaquín Tome, 93’.
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Ladri, andá a jugar al Ping pong. Y vos Maxi dejá de boludear y hacé una película.
Aguante el cine y el ping pong. Gracias a Valentin Alvarez Such por soplarme varias respuestas!