11779791_919645001415480_5232394052196725400_oValiéndose de una construcción de tiempos lentos, planos fijos y aletargados, la película mantiene una estética solida que avanza tambaleándose, por momentos explícitamente mecánica, contraponiéndose a la frescura de ciertos instantes trabajados entre un registro espía de improvisación y rescate documental, generando así un sentido: el mundo de los adultos es rígido, muerto y seco, el de los niños es sublime, contiene la admiración del horror del otro mundo, y los niños son felices a pesar de que no hay salida.

La historia gira en torno a Paula, una niñera de una familia estanciera de clase alta, aburrida y preocupada por sí misma, que no puede ver más allá de la superficie, desconociendo absolutamente todo lo que les pasa a los demás, incluso a uno de sus hijos, quien sufre un autismo avanzado. Paula queda embarazada de un flaco que se desentiende completamente y este hecho produce el conflicto central de la película: ella intentará conseguir dinero para el aborto e irá cambiando de parecer, yendo de un lado a otro, hasta tomar una decisión que el espectador deberá digerir con el tiempo,una vez finalizada la película. La elaboración de este personaje es elemental y su sentido se completa a través de lo que se percibe de manera alterna en otros personajes y diferentes contextos.

Varios temas, como el peligro de los agroquímicos, y la frivolidad e indiferencia de las altas clases sociales aparecen dando vueltas de la misma forma que lo hace un avión fumigador que rocía los campos que rodean la casa donde todo acontece.

Por momentos las interpretaciones son extremadamente artificiales. A diferencia del automatismo de Robert Bresson, que busca irrealizar la imagen con el objeto para alcanzar el elemento simbólico en el espectador, quedan meramente en lo mecánico, y no aportan la frescura que se encuentra en otras escenas.Captura_48

Algunos elementos quedan expuestos, la sutileza con la que se intenta develar la noticia del embarazo pone empeño en no remarcarse y este mismo esfuerzo deja la información en evidencia, sin embargo logra en otros momentos sugerir el desarrollo emocional de la protagonista, completando la información sintetizada en una imagen mental; una elaboración agradecida, producto de un buen contrapunto de sentidos en varias escenas que alcanzan a emocionar con honestidad, como las miradas de Paula con otras mujeres en el consultorio medico que práctica abortos o las escenas con niños que, espiadas con teleobjetivo y que con una premisa simple a través del juego y la improvisación, cavan profundo e indagan sobre el origen y los motivos de la bondad humana.

Algunas escenas carecen de la elaboración que otras demuestran, aportando poco contenido a personajes secundarios, y restando dramatismo, porque carecen de fondo, como el personaje del taller mecánico, o las Paula-3-e1456338528876entrevistas con la doctora, donde las composiciones no profundizan en una búsqueda más allá de lo obvio, desviando la atención de lo esencial, apareciendo únicamente como herramientas narrativas funcionales a la pura articulación de los acontecimientos. Por otro lado se suceden situaciones donde las elecciones de los diálogos, además de ser muy graciosas se asemejan a la forma en que se refleja la banalidad en El desierto rojo de Antonioni.

La composición sonora es pura cinematografía, no hay música de acompañamiento en la película, y no le es necesaria, avanza danzando en una quietud que recuerda a la mirada de un perro que camina pesado y se tira en el pasto, mirando al vacío, dormitando sin mucho más que hacer, luego de atragantarse con los restos de un gran banquete.

Paula conoce el horror de lo cotidiano, lo acepta en forma pasiva. Lo entendemos a través de una dosificación de la información muy trabajada que finalmente gana certeza gracias al final, al vaciamiento y la reflexión que éste produce. También ayuda a intuirse esta sensación gracias al prólogo de la película, que contempla un perro masticando unos huesos, para dormir soñando luego entre fuego, humo y basura: la mirada sobre el mundo es cruda, desoladora y lúcida: todos los personajes se encuentran muy solos.

Acá puede leerse otro texto de Daniel Gigena sobre la misma película.

Paula (Argentina, 2015), de Eugenio Canevari, c/Denise Labatte, Estefanía Blaiotta, Pablo Bocanera, 67´

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