nightcrawler-posterO cómo convencí a todos de que estaban penosamente equivocados y yo tenía la razón (una vez más…). Tengo una tesis controversial. Una tesis que, dada las reacciones que despierta, me genera vergüenza admitirla. Una tesis que me ha hecho ganar escupitajos en los ojos, puntapiés en los dientes y pérdidas de amistades que yo creía inquebrantables. Una tesis que hierve un espeso odio en cualquiera que la escuche. Mi tesis es que… antes de escribirla quiero que quien esté leyendo prometa terminar mi crítica sobre Nightcrawler (Primicia mortal) para entenderme. Se lo pido, por favor.

Concedido esto por usted, puedo abrir mis pensamientos. Mi tesis es que entre Santo Biassati conduciendo Telenoche y David Cronenberg dirigiendo Crash la diferencia es total y completamente nula. Y no por desmerecer a uno frente al otro. ¡De ninguna manera haría eso! Sería de una pedantería imbécil de mi parte. Ambos me parecen geniales y no comprendo a la gente que opina lo contrario (y menos entiendo por qué me lo hace saber con vejámenes físicos y verbales cuando una sonrisa irónica y una actitud indiferente serían suficientes). Pero, no es mi intención esconderme tras un capricho o velarme tras una retórica ocultista. Yo no soy así. Les pido, por favor, nuevamente, que lean mi crítica para comprenderme.

Ese animal llamado inseguridad. Pascal Bonitzer ha escrito alguna vez que para captar la realidad con una cámara hay que cumplir los mismos requisitos que al cazar un animal salvaje para su exhibición. Por más esquivo y vicioso que sea, al ejemplar se lo debe capturar ileso, sin mutilar su cráneo, sus garras o sus ojos en el proceso. Nightcrawler no es ni más ni menos que una representación de esta cacería. Y no es caprichoso usar la opinión de un crítico de cine para describir la actividad de un reportero de crímenes nocturnos (los llamados nightcrawlers). Las escenas filmadas por los nightcrawlers son tan ficticias como cualquier producción cinematográfica.

Los nightcrawlers de la película son depredadores de un animal inexistente. Una bestia que acecha los barrios pudientes buscando víctimas blancas y radiantes. A esta criatura callejera la podríamos llamar “inseguridad” (o con cualquier otro término que usen en el canal que usted suela mirar). La misión de este equipo de cacería es llevar a la estación de noticias las tomas de cuerpos fusilados, calcinados o triturados durante un incendio, un asalto o un choque automovilístico. Esto es lo más cercano a cazar a la bestia mítica. Al presentarle estas imágenes en pantalla, la audiencia podrá “ver” a la esquiva alimaña vaporosa.

Nightcrawler, foto 2

Andy Warhol tenía razón. Tranquilamente, el personaje de Rene Russo podría laburar para Crónica TV. Y, perdón por el lugar común, pero si vamos a hablar de Crónica TV, déjenme comentarles algo sobre Andy Warhol. En su serie de trabajos Death and disasters, Warhol mostraba algo que se volvía evidente en su época y lo es aún más en la actualidad: la continua repetición de imágenes trágicas de muerte hacen que la vida deje de ser algo único y valioso. Las obras de esa serie consistían en una foto periodística de un accidente (un auto tras un choque, la silueta de una persona tirándose de un edificio o una silla eléctrica) obsesivamente repetidas de manera idéntica en la extensión del lienzo.

Una imagen trágica de manera individual es horrible y repugnante. La misma imagen repetida hasta el hartazgo  se vuelve un objeto que se puede consumir sin generar rechazo con sus consecuentes picos de rating. Aquel que no encuentre esta lógica en la película, debería ver 50 sombras de Grey. Y aquel que la encuentre, también mire 50 sombras de Grey. Es una linda película.

2m8BXUfrimcgzt6d0R3QmSAOo1_r1_500Hablemos de Weegee. Dan Gilroy, director de la película, ha dicho inspirarse en Weegee para construir el personaje de Jake Gyllenhaal. Yo no soy quién para dudar de Jake. Es más, si me preguntan, me parece un tipo simpático. De todas formas, creo que la relación con Weegee se queda en aspectos superficiales. De hecho, diría que Weegee es lo opuesto al personaje principal de la película. Pero, no se crea que diré semejante barbaridad y no la justificaré. Voy a analizar esto brevemente y, para comprender esta disyuntiva, lo primero que cabría preguntarse (y es algo que todos nos hemos preguntado en algún momento de nuestras vidas, oh querido lector) es ¿quién carajo es Weegee?

Permítame decirle que Weegee fue un fotógrafo de policiales que laburó en Nueva York a principios del siglo XX. El tipo tenía la fama de llegar primero a cualquier lugar donde tuviera que actuar la yuta. No importaba qué sucediera y a qué hora, Weegee estaba ahí tomando la foto que luego vendería a veinte dólares a los diarios. Un tipo tirado en la vereda con un disparo en la nuca, Weegee estaba ahí cuando el cuerpo aun estaba caliente como para ser comido. Un borracho chocaba su auto contra un poste de luz, Weegee estaba ahí, firme junto al pueblo. En resumen, si usted vivía en esa época y se cruzaba a Weegee podía estar seguro que en segundos usted estaría muerto o preso por matar a alguien.

La fama que tenía Arthur H. Fellig (ese era su verdadero nombre) de tener una infalible intuición para los hechos policiales hizo que la gente desconfiara del carácter humano de sus golpes de suerte. Comenzó a correr el rumor de que había algo sobrenatural en su proceder. La versión más popular era que Fellig se valía de una tabla ouija para predecir los sucesos. Esta versión le gustaba a nuestro amigo y la utilizó para crear su nombre artístico (la pronunciación de “ouija” en inglés es similar a la de “Weegee”). Sin embargo, la verdad de su “intuición” radicaba en que la policía le había confiado un transmisor del que recibía las novedades de los incidentes. Una vez más y como siempre, la realidad está más cerca de Paenza que de Fabio Zerpa (lamentablemente).

Weegee vs. Bloom. Hasta acá las similitudes con Bloom son innegables. Pero, la clave que justifica su oposición está en la visión con la que se cubrían los policiales. Weegee buscaba un enfoque particular con su cámara. Una toma que lo transformara en un testigo del hecho, que expresara su visión individual y personal del mismo. De ahí que se pudiera tomar la libertad de usar el humor en su registro. Un cadáver es levantado frente a un cine y Weegee se encarga que dentro del encuadre aparezca la cartelera que anuncia el film llamado “La alegría de vivir”. Un incendio en un edificio está siendo sofocado por los chorros de agua de los bomberos y Weegee espera que un cartel luminoso en el mismo anuncie la leyenda “sólo agregue agua hirviendo” para gatillar la foto.

En cambio, el personaje de Bloom busca lo contrario. Para que su función se cumpla, él debe desaparecer del video, no debe ser el “autor” de las imágenes. Solamente es el intermediario entre el hecho y el espectador. Nada ha sucedido en el medio. Lo que se está observando tiene que tener la apariencia de ser la realidad misma. En caso contrario, el efecto de captura del animal se desvanecería. Por supuesto que, en la práctica, sucede todo lo contrario y la escena termina siendo montada por el mismo reportero.

wg4-24El teatro de la crueldad. Para culminar con la defensa de mi tesis, quisiera cerrar con una reflexión. La película muestra a las claras de qué se trata el oficio de un periodista de la televisión. La bestia terrorífica de la inseguridad, al ser expuesta en la pantalla, debe generar miedo. Ese miedo sólo es posible si el nightcrawler se mantiene “objetivo”, impostando ser como los ojos del espectador. Pero, a su vez, debe generar entretenimiento evitando el efecto de huida en pánico que produciría una amenaza en la vida real (si uno se cruzara con un asesino en la calle no permanecería mucho tiempo viéndolo). Esto se logra al vaciar de peso las imágenes valiéndose de la reiteración warholeana y con presentadores que actúen como narradores de relatos fantásticos alla Narciso Ibáñez Menta (la escena en que muestran la escena del cuádruple crimen en la mansión grafica perfectamente esto). Entonces, la habilidad para mantener la ilusión de realidad de quienes capturan al animal y lo exponen está en mantener ese difícil equilibrio entre repulsión y atracción al televidente.

Ahora, habiendo leído esto, haga lo siguiente estimado lector. Póngase la pava para el mate. Siéntese frente al televisor. Cébese uno. Dele play a Crash. Obsérvela con toda su pasión mientras se baja la pava completa de mate. Cambie la yerba y haga lo mismo mientras mira fijamente a los ojos de Santo presentando las noticias en Telenoche. Tómese su tiempo para meditar lo que ha visto. Ahora, y se lo pido por lo que más quiera, dígame ¿qué diferencia encuentra entre Santo y David?

Aquí puede leerse un texto de Pablo Ventura sobre la misma película.

Primicia mortal (Nightcrawler, EUA, 2014), de Dan Gilroy, c/Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Bill Paxton, 117′.

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