La ilusión de Noemí es un título enigmático para una película donde esa sustancia inmaterial, la ilusión, se construye con los aportes de los personajes que rodean a la protagonista. No obstante, se puede decir que la protagonista quizás no sea Noemí, la chica huérfana de madre que vive en un barrio de Berisso, sino esa ilusión. ¿Cuál? Discretamente, la película jamás la enuncia.
A Noemí (Martina Horak) la acompañan su padre (Sergio Boris), que trabaja como soldador en una empresa petrolera de la zona industrial de Berisso; su tía materna (María Inés Aldaburu), una ogra devota de la Difunta Correa (y por razones misteriosas o coyunturales enemiga acérrima del Gauchito Gil); su soñador amigo Sergio (Joaquín Remedi), compañero de escuela primaria. Licia Tizziani interpreta a la madre del chico; es «la divorciada», como la llama de manera insultante Alicia, la tía católica de Noemí cuando presiente que puede desplazar a la difunta del corazón de Leandro. El elenco protagónico de la primera película de ficción de Claudio Remedi es acotado pero eficaz.
Los adultos ya han caído: uno de ellos ha enviudado en la juventud, otra se ha separado y el sostén del hogar se le dificulta (cuando el ex intenta pasarle unos pocos pesos, ella los rechaza con ira); Alicia, el personaje quizás más estereotipado, ha consagrado su vida a la memoria de su hermana muerta y a vigilar a su sobrina.
La acción transcurre, en primer lugar, en una zona poco visitada por la filmografía nacional: un barrio de Berisso y sus alrededores, que se extienden hasta el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, el embarcadero de Berisso, una playa de Punta Indio.
Remedi narra, al mismo tiempo que la vida de la chica de once años y la de su amigo Sergio (que si bien no es huérfano nunca tiene un encuentro cara a cara con el padre), la situación de los trabajadores en los años recientes. Sin ser tan dramática como en los años de la crisis de 2001 a 2003, tampoco llegó a consolidar un modo de vida aceptable entre las clases populares. (Cuando Sergio llega del colegio con el guardapolvo roto, la madre sufre en silencio por lo que costará reemplazarlo.) Pero quizás sí haya asomado el amago de una ética: cuando los empresarios de la clínica donde trabaja la madre de Sergio creen que pueden despedir a una empleada porque se les antoja, un compañero con cierta información sindical les para el carro e invita a la compañera a una reunión.
Esa línea dramática, la vinculada con el trabajo, atraviesa la película de principio a fin. En una escena de la primera mitad, el padre de Noemí organiza una proyección en un cine club de barrio (el aviso de esa función de cine lo veremos en una escena anterior, cuando la madre de Sergio acude en bicicleta a la entrevista laboral en la clínica). ¿Qué película proyectan allí? Una del grupo que produce la película que vemos, Boedo Films. La película es Obreras sin patrón, que integra la Trilogía Brukman junto con Control obrero y La fábrica es nuestra. El padre de Noemí presenta al público de la ficción (entre el que se encuentra el enfermero sindicalizado) a una protagonista de la vida real para que converse con los asistentes: es la trabajadora de una fábrica recuperada.
Se puede decir que La ilusión de Noemí se alimenta con la poesía de las luchas populares de los años 2000: luchas libradas en una escala humana, antiépica, concreta y de la que se ha vuelto con logros parciales y derrotas también parciales: el dinero escasea en toda la película; los padres de los chicos, en parte debido a cierto estilo de actuación antienfático, parecen cansados.
A ese diagnóstico que la película brinda, hay que sumar la posibilidad fecunda de lo que vive y crece, y es la que aportan Noemí y Sergio con dosis de humor, ternura y desasosiego. Ellos excavan en el jardín de la casa de Noemí, bailan frenéticamente en una fiesta de cumpleaños (como en todas las películas, en ésta también hay una escena de baile), andan en bicicleta, sueñan con selvas y luego las atraviesan en la vigilia para llegar a lo que, desde el comienzo, la película muestra como una ilusión: un horizonte abierto.
La ilusión de Noemí (Argentina, 2015), de Claudio Remedi, c/ María Inés Aldaburu, Sergio Boris, Licia Tizziani, Martina Horak y Joaquín Remedi, ’94.
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Como se llama y de quien es la canción de está película que dice….. «El tiempo dice que sigas por el camino que es verde y conoce a una niña. El cielo horizonte que viste en tu sueño»