Como en sus films anteriores, No bears (2022), último largometraje del realizador iraní Jafar Panahi, se enmarca dentro del realismo documental, pero en esta ocasión sube la apuesta al amalgamarlo con elementos autoconcientes que reflexionan sobre el cine documental como dispositivo.

La historia es la de un director con prohibición de salir de su país (Panahi encarnándose a sí mismo), que se aloja en un pueblo cercano a la frontera con Turquía para desde allí monitorear -mediante su computadora- la filmación de su película, cuyas locaciones se hallan en una ciudad al otro lado de la frontera. La historia de la película documental que está filmando Panahi involucra a una pareja (formada por Zara y Bakthiar), quienes aspiran a poder escapar fuera de Irán y para ello deben recurrir a traficantes locales que les consigan pasaportes extranjeros. Bakthiar propone que en principio viaje sólo Zara, hasta que él pueda conseguir su pasaporte, pero esto genera una discusión entre ambos ya que Zara se niega a dejarlo solo. El grito de “Corte”, para pasar al contraplano de las indicaciones de Panahi sobre la escena -siempre desde su computadora-, es lo que establece la estructura del documental dentro del documental, desmontando el artificio cinematográfico.  

Al mismo tiempo en la historia documental que filma Panahi, cuando todo parece ir sobre ruedas y la pareja ya sube al auto con rumbo al aeropuerto, Zara se baja contrariada y, rompiendo la cuarta pared, desmonta el estatuto ficcional propio de todo documental al señalar que la película no trata en verdad de sus vidas, porque para poder escapar tienen que utilizar pasaportes e identidad falsos (punto en el que se quita la peluca). Al entrecruzamiento entre ficción y realidad, se suma una reflexión sobre el estatuto de la verdad. La verdad que desnuda y capta entonces la ficción documental es la de la imposibilidad de salida siendo ellos mismos. Al mismo tiempo, el desenlace trágico de esta historia habilita una reflexión sobre los límites del cine documental, cuando termina impactando y afectando las vidas reales de las personas en las que se basa.

En otra línea argumental, que espejea con la anterior, Panahi se ve envuelto en una controversia con habitantes del pueblo donde se aloja, a raíz de una supuesta foto que ha sacado y que demuestra la infidelidad de una mujer prometida en casamiento (de acuerdo con la tradición local la familia determina al futuro esposo de la mujer al entregar su cordón umbilical a un varón en particular). Panahi pasa entonces de ser el director venerado que se recibe con amabilidad, a ser el extranjero del cual desconfía el pueblo. Pese a que se comprueba que no hay foto alguna, la sospecha continua y entonces el director debe participar en una ceremonia de juramento en la que lo que importa es que se jure, independientemente de que aquello que se diga sea verdad o mentira. El registro en clave costumbrista no está exento de humor absurdo, denotando entonces la fijeza obtusa y el sin sentido de muchas de las tradiciones locales.

Fiel a su estilo, Panahi visibiliza la opresión que sufren las mujeres en Irán como efecto de un sistema rígidamente patriarcal, pero también la opresión política respecto de las disidencias. En este punto es donde encuentra su sentido el título del film: refiere a una leyenda local según la cual hay osos peligrosos en la zona, cuando en verdad no los hay. Los osos, en realidad, son osos de ficción. Aquí, denuncia el director iraní, la manipulación que se realiza de las convenciones, tradiciones y leyendas populares está sólo al servicio de infundir temor y dominar a la población.

El final trágico y desencantado de cada una de las historias del film, cuyo tema es la huida, resuenan con el presente ominoso del director, quien en julio de 2022 ha sido nuevamente encarcelado bajo cargo de colusión contra la seguridad nacional y propaganda contra el sistema. Ojalá que la ficción cinematográfica siga siendo la fuga que lo sostenga en este momento tan adverso.  

No bears (Irán, 2022). Dirección: Jafar Panahi. Duración: 107 minutos. Autoras y Autores.

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