1 . La noción de “documental” es más compleja de lo que parece. Se define casi por exclusión: documental es lo que no es ficción ni experimental. Y en esa definición entra una variedad de posibilidades inconmensurables. La idea de documentar implica, para comenzar, el aporte de documentación que avala lo que se pretende decir. El problema empieza cuando se plantea si la declaración de una o varias personas constituye un documento, si es prueba suficiente para sostener una idea. En ese límite algo difuso, la declaración testimonial –que además pretende asumir su rasgo de verdad por el solo hecho de ser expuesta ante una cámara- corre el riesgo de convertirse en un relato. Es decir: una narración verbal de los hechos desde una perspectiva única.
2. Una narración no es objetiva. La subjetividad expresa, especialmente en temas sociales o políticos, una ideología. La alternancia de narraciones y narradores a lo largo de un documental no implica por sí misma una búsqueda de diversidad. Si el documental se sostiene en un tema en el que la ideología es esencial –en este caso, el encarcelamiento de militares que participaron en la represión durante la última dictadura cívico-militar-, la narración interna puede utilizar dos vías diferentes de realización: el contraste con quienes sostienen una posición contraria, lo cual tiende a reafirmar la idea de base del relato aun cuando pueda cuestionárselo en algún aspecto; o la anulación de toda voz contraria y la construcción de un recorrido unívoco, sin sobresaltos ni incomodidades.
3. Agregado a lo anterior: Los documentales más interesantes son los que confrontan, no tanto con la visión previa del espectador, sino hacia adentro mismo de su trabajo, generando una sensación de inestabilidad o incomodidad que hace avanzar el texto. O, por otro lado, los que consiguen trabajar sobre un tema, un objeto, un personaje, a partir del cual se genera una percepción más global del universo. En ese punto exigen del espectador, más que la adhesión a una postura específica, un recorrido personal tan atravesado de certezas como de preguntas. Un documental es como un signo de interrogación que se abre y se cierra en diferentes momentos para el espectador.
4. Recapitulo: Es discutible que Será venganza!!! sea un documental. No es solo su ambición de que el relato constituye prueba plena de lo que quiere sostener, es también su estrategia de informe televisivo, sus limitaciones evidentes a la hora de elaborar un planteo ideológico en imágenes. Tampoco, aun asumiendo que se lo siga considerando un documental, genera en el espectador ese espacio para el pensamiento o el descubrimiento. El discurso es homogéneo, por cierto. Pero está dirigido a un grupo de convencidos, sino fanáticos, que creen ciegamente en la causa. En ese punto es donde el documental trasciende los límites y se transforma en una pieza de propaganda.
5. El desinterés doble que provoca este tipo de trabajos –por sus carencias estéticas y por su cerrazón ideológica-, sin embargo, tiene otras aristas que conviene observar para tratar de desmontar, por lo menos, sus intenciones. La película está claramente dividida en dos partes: en la primera, predominan las opiniones de los “especialistas”; en la segunda, la de los familiares de los militares presos. Ambas articulan una doble opción de acercamiento al “problema”, entrando por la perspectiva legal y desembocando en una mirada humana. Las dos coinciden en sostener la idea de que es injusto que hombres mayores de 70 años estén en cárceles comunes, cuando les correspondería que se le otorgue la prisión domiciliaria por cuestiones de humanidad. Las pruebas son el relato. Hombres de leyes que sostienen que no se puede volver a juzgar lo que ya ha sido juzgado, que el Poder Legislativo no puede anular las leyes retroactivamente, y familiares que dicen que a los presos se los priva de su familia y que la ley avala el requerimiento de prisión domiciliaria.
6. En el primer tramo de la película los que hablan son Heriberto Justo Auel –general retirado, miembro de la filial argentina de la logia La Orden Prioral de Sión, ex candidato a diputado en 2003 por el partido Cambio con Justicia Social por la ciudad de Buenos Aires y presidente de la Unión de Promociones del Ejército-, Gregorio Badeni –profesor de Derecho Constitucional en la UBA desde 1976, miembro de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, asesor jurídico de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) y colaborador de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa)-, Adolfo Vázquez –ex juez de la Corte Suprema designado por Carlos Menem y que renunció en 2004 cuando se había iniciado el procedimiento para su juicio político por mal desempeño en el cargo-, Ricardo Saint Jean –hijo del interventor militar de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, miembro de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia-, Enrique Munilla –abogado defensor del ex ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, Jaime Smart, para quien trabajó como asesor entre 1976 y 1979- y Guillermo Jesús Fanego –a quien el documental señala como “abogado de presos políticos”, aunque en realidad fue, por caso, defensor de 13 de los 67 imputados en la megacausa Esma-. En la segunda, hablan familiares de militares mayormente –a excepción de Saint Jean- de segundo o tercer rango, poco conocidos públicamente, casi al borde del anonimato. Ese contraste entre profesionales reconocidos y familiares de caras poco visibles es la estrategia fundamental para delinear la idea central del documental: hacer de los militares encarcelados la representación de la víctima de un sistema judicial y político perverso.
7. El recorrido que hace la película de Paternostro ni siquiera es original. Sus argumentos son los mismos que se vienen escuchando al menos desde 1983. Que la guerrilla de los 70 fue avalada por los centros de decisión de Moscú, Checoslovaquia y Cuba, encabalgándose sobre los conflictos particulares de cada país. Que Montoneros fue “la organización terrorista más importante del mundo en su momento”, según Saint Jean. Que Kirchner usó a las Fuerzas Armadas como el enemigo malvado para acumular poder. Que los nuevos juicios surgidos de la nulidad de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, violan los derechos de los juzgados. Que las Fuerzas Armadas defendieron a la población civil de los ataques terroristas. Que la Justicia Federal de La Plata fue organizada por gente que fue subversiva. Que las organizaciones de derechos humanos son poderosas y violentas. Que los juicios son una farsa. Y que, repetición de repeticiones, aquello fue una guerra. Nada que no hayamos escuchado antes. Nada que no piensen los convencidos a los que está dirigido el documental.
8. Pero hay algunos detalles que se diferencian del discurso habitual. El más llamativo de todos es cierta regularidad en los casos de los militares que se toman como ejemplo. Todos estaban enfermos al momento de su detención, según los familiares. Todos sufrían todas o algunas de estas enfermedades: hipertensión, problemas cardíacos y cáncer. Todos fueron mal atendidos o directamente no atendidos en los penales en los que se encontraban alojados. A partir de esos casos, no es extraño ver el intento que persigue la película: la repetición induce al pensamiento generalizador. La parte homogénea -estamos hablando de no más de seis, siete u ocho casos- es tomada por el todo. Y como el todo es la enfermedad, la falta de atención y el maltrato, se deduce que todos los militares son maltratados y que todos deberían tener prisión domiciliaria. El razonamiento parece simple, y a fin de cuentas lo es, teniendo en cuenta la necesidad de un film que no disimula demasiado su carácter propagandístico. La redundancia es la mejor aliada de los ignorantes. Por eso, cuando la voz en off señala que esos son los derechos humanos “para alguna gente”, aparecen imágenes de Pérez Esquivel, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, Cristina Fernández de Kirchner y Milagro Sala. O cuando se dice que “hay gente que hizo mucha plata con esto” se ven fotos de Néstor Kirchner y Horacio Verbitsky. O cuando se habla de los “empresarios de los 70”, se agregan al listado de fotos a Amado Boudou, y a los ex jueces Carlos Rozanski y Raúl Zaffaroni. No sea cosa que se equivoquen.
9. De todas maneras, si el espectador, incluso el fanático, estuviera un poco atento, podría descubrir algunos huecos
en el discurso que destacan su debilidad. Aquí van algunos:
a) Cuando Heriberto Auel está hablando de lo que hizo la guerrilla en el país, lo que se muestran son imágenes del Cordobazo.
b) Cuando Gregorio Badeni señala que sabían que iban a sacar las Cámaras Federales cuando asumiera Campora en el 73, omite decir que esas Cámaras fueron creadas por el gobierno de facto de Agustín Lanusse y no por un gobierno democrático.
c) Se menciona a las víctimas de los terroristas, pero en ningún momento del documental aparece algún familiar siquiera de esas víctimas.
d) Una placa menciona que durante el kirchnerismo hubo jueces encarcelados o exiliados por no acatar la línea de juzgamiento de los derechos humanos. Pero no menciona el nombre de ninguno. Y tampoco se entrevista a ninguno de ellos.
10. Lo que el espectador al que va dirigido el documental no podrá captar es el sustrato esencial en el que se sostiene todo el trabajo: la negación. No es una negación tajante que aparece como respuesta a una acusación, ni es la relativización de cifras y actos en la que incurren algunos miembros del actual gobierno. No. Se trata específicamente de no mencionar. Como si la ausencia de mención implicara la inexistencia del hecho. No hay referencia alguna al golpe de Estado, a los operativos de secuestro ni a grupos de tareas, a centros de represión clandestinos, a torturas, asesinatos, vuelos de la muerte o apropiación de niños. Los militares que están presos parecen estarlo sobre la nada, sobre hechos que no se mencionan y que por lo tanto no existen. No hay siquiera una defensa basada en el repudiable concepto de “obediencia debida”. No. Se trata simplemente de negar la existencia de todo aquello por lo que se los acusa. Una afirmación caprichosa que sostiene la idea de persecución y venganza a la que alude el título. Es curioso que los mentores de la famosa “verdad completa” omitan aquello por lo cual se han sentido orgullosos: eso que ellos llaman “eliminar el enemigo apátrida”.
11. El problema que plantea la existencia de un documental como Será venganza!!! no es, justamente, su existencia. Ni siquiera sus alardes delirantes, que si no fueran dichos en serio serían sublimes (como por ejemplo que a Vázquez lo echaron de la Corte por un pacto entre Néstor Kirchner y Horacio Verbitsky, o el argumento de que si un juez no conocía el concepto de “lesa humanidad”, cómo iba a conocerlo un teniente de una guarnición en el Chaco). El problema real es cuando su circulación se ve avalada por una institución reconocida, por profesionales que los proyectan o por una política gubernamental que los permite. Será venganza!!! se entronca en una línea que se inicia con el ominoso El diálogo –dirigido por la pareja del Ministro de Cultura de la Nación-, y que se continúa con el documental Los valientes de Formosa. Las tres comparten en su núcleo duro la oposición a la política de Derechos Humanos de los tres períodos kirchneristas, y lo hacen renovando la acusación del origen en los males de la nación, en el surgimiento, expansión y protección de parte del peronismo, de la guerrilla armada. Mientras la primera fue programada en el marco del Bafici, y la segunda fue proyectada por los excríticos de cine Gustavo Noriega y Marcelo Panozzo, en el ciclo que organizaban para Margen del Mundo, el espacio manejado por Luis Majul, ésta fue considerada para su presentación en el marco de la Feria del Libro de este año. La decisión de no presentarla finalmente, ante los reclamos de las organizaciones de derechos humanos, fue tomada como una censura que derivó en que la película circulara por las redes (al punto que el propio diario La Nación la tuvo alojada en su página de YouTube durante algunas horas). La organización de la Feria debió directamente no haber aceptado la presentación de la película, para ahorrarse la situación que finalmente se dio. Lo que evidencia tanto el documental como la aceptación para su exhibición en la Feria del Libro es la ausencia de un límite ético claro y contundente de parte de las instituciones. Se trata de una película que se sostiene en el negacionismo, para tratar de instalar nuevas reglas que implican desconocer al terrorismo de Estado y, por lo tanto, liberar de culpa a sus responsables. Correr el límite en función de la “libertad de expresión” es un ejercicio peligroso y cínico, en tanto acepta convertirse en plataforma para que nuevamente los victimarios se (auto)conviertan en las víctimas que no son, no fueron ni serán jamás.
Será venganza!!! (Argentina, 2018). Dirección: Andrés Paternostro. Duración: 90 minutos. Disponible en Youtube.
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