Comenzó la 9° edición del Festival Internacional de Cine Latino Árabe (LatinArab),  que puede disfrutarse de manera gratuita a través de la plataforma Octubre TV, y dentro de la competencia de largometrajes latinoamericanos se destaca el documental Eduardo Galeano Vagamundo (2018), dirigido por el brasileño Felipe Nepomuceno. Los hallazgos lingüísticos y el tono íntimo del libro “Vagamundo y otros relatos” del escritor uruguayo sirven como disparadores principales de un relato en clave de homenaje.

“La vida es un tejido de encuentros y desencuentros, de pérdidas y de hallazgos. El mejor de mis días es el que todavía no viví. A cada pérdida corresponden encuentros que no conozco todavía. La realidad es generosa y no te falla en eso”, confiesa Galeano a Nepomuceno en una entrevista realizada en 2009. Los narradores anónimos que visitaban presurosos los cafés de Montevideo son la fuente de la que se nutre cada uno de los relatos del escritor. Su rol de testigo solitario que escucha y ve pasar distintas versiones de la vida cotidiana logra otorgarles voz a los que no la tienen. Las cosas simples y chiquitas, las nimiedades más escandalosas, el absurdo, el desatino, los giros inesperados del destino conforman el mundo terrestre que habitamos. Las partículas microscópicas invisibles a los ojos no son átomos, sino historias. Las historias de pequeños/as habitantes de un suelo en el que se imparten las aporías del tiempo. Cada relato de desamor o invasión de deseo en Galeano convierte el pasado en presente y lo lejano en próximo.

La vitalidad de la memoria en este autor sostiene, acobija y recuerda la identidad de los pueblos originarios, la pasión futbolera, la preocupación por los recursos naturales de nuestros bosques y selvas latinoamericanas. El gesto de Nepomuceno es retomar el tono íntimo, simple, de cosa cotidiana de su escritura a partir de tres recursos: fragmentos de una larga entrevista realizada en 2009, lecturas de sus relatos interpretadas por grandes exponentes de la cultura mundial e imágenes rutinarias. Filmado en blanco y negro, el documental se propone expandir el universo de Galeano sin recaer en un ensimismamiento explicativo de su carrera.

Los pasajes poéticos, acompañados de un piano sensible –música compuesta por Marcos Nimrichter, Pedro Onetto y Ruben Alves–, muestran imágenes de un conjunto de hormigas agrupadas en la tierra, un fuego que se enciende y lentamente hace elevar un globo aerostático, un tren llegando a la estación, unas gotas de lluvia que mojan discretamente una ventana. La tinta, el papel, la biblioteca y los manuscritos de un autor que ha partido renacen en cada recitado de Joaquín Sabina, Francisco Brennard, Mia Couto, Helena Villagra, entre otros. Los intermedios visuales poéticos funcionan como una respuesta-reacción a la relectura de los textos.

El documental de Nepomuceno se propone como una charla imaginaria con el autor, cuyo diálogo se centra en las cuestiones vivenciales y no tanto en asuntos políticos. Encuentro semejante al de un amigo que hace mucho tiempo que no se ve y uno abraza con cariño, rodeando amorosamente los brazos sobre la espalda y dando pequeñas palmadas en el hombro. Sonrisa que se aproxima al ver su rostro. Amistad que cuenta una historia, la de un hombre del Uruguay que no finalizó la primaria y que se formó en los bares de Montevideo como escritor. Escritor de relatos de gente anónima, de nadies, cuya voz y fueguito identitario fueron recuperados en un gesto de humanidad.

Eduardo Galeano Vagamundo (Brasil/Argentina/Uruguay/México/Portugal, 2018). Dirección: Felipe Nepomuceno. Fotografía: Lula Carvalho, Breno Cunha, Guga Millet, Pedro von Krüger. Música: Pedro Oneto. Duración: 63 minutos. Disponible en Octubre TV (www.octubretv.com).

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