Tarea realmente difícil la de abordar una película como Muerte en Buenos Aires. El problema no reside, por supuesto, en la complejidad de su trama (por llamarla de alguna manera), ni en la densidad de sus imágenes chillonas, ni en la chatura apabullante conque está dirigida. El problema, o por lo menos uno de ellos, es saber encontrar el costado adecuado para escribir sobre ella. Eso que algunos llaman el tono. ¿Cómo tomársela? ¿En serio? ¿En serio tomármela en serio? Si hago eso me quedan dos opciones: indignarme o burlarme despiadadamente. Si me la tomo en joda queda usar el suave y mullido colchón que proporciona la ironía. Sabrán disculpar si la disyuntiva entre dos opciones igualmente atractivas y realmente sinceras me obliga a decidir que van las dos a la final: la indignación y la burla.
Para empezar con las preguntas (y creo que va a haber muchas en las líneas que siguen). ¿Cómo se animaron? ¿A quién se le ocurrió? ¿A quién hay que reprocharle que el germen de la película haya cobrado «vida»? (aunque esto mismo es discutible porque da la impresión de que a cada fotograma de la película le inyectaron mármol).
Y esto se agrava porque el policial, que es aquel donde supuestamente la película está enrolada, es un género que tiene códigos, reglas y estructuras que lo rigen. Y si bien sobran los ejemplos de directores que han alterado esas coordenadas para contar a su manera las historias, no han perdido por eso ni fluidez, ni ritmo narrativo, ni rigor artístico, tres de las muchas cosas que le faltan a Muerte en Buenos Aires.
La directora Natalia Meta ni siquiera nos da la chance de que tengamos que descubrir quién es el asesino porque eso queda claro antes de los cinco minutos de iniciada la película, salvo para José Feliciano y Stevie Wonder. Descartado el intríngulis consuelo, lo que sigue es tedio, más tedio, y bastantes cosas curiosas y poco usuales que, en este caso, no representan un elogio sino que son pronunciadas por alguien perplejo. Y admito rápidamente que durante la proyección de la privada lamentaba estar sólo y no tener a quien comentarle los mil y un chistes que, involuntariamente, regalaba la pantalla. (Una pequeña digresión sobre las privadas. La de Muerte en Buenos Aires era con desayuno. Entonces no hay que hablar más de letargo crítico sino de embotamiento de los sentidos. Muchas de las personas que estaban allí parece que no comían desde febrero y, a su manera, rindieron un pequeño homenaje a Marabunta. Después de semejante ingesta, pensar se complica mucho).
Empiezo a poner ejemplos para que nadie sospeche que exagero:
1. La (in)acción de la película se desarrolla durante los famosos o tristemente célebres cortes de luz de 1989. ¿Es posible creer que cada vez que la luz eléctrica se va o vuelve del lugar donde trascurre la escena se escucha el estruendoso sonido de una palanca, como si hubiera un interruptor gigante?
2. Si yo vi mal, espero que alguien lea esto, me corrija y me diga que soy uno más con los sentidos embotados. En algún momento, en la parte de atrás de un periódico, se lee algo sobre el fallecimiento de Beatriz Guido, que murió en 1988 y la película transcurre en 1989. ¿Quien se equivoca: el personaje que lee un diario viejo, la directora que le pifió con los años, o yo, que me imaginé todo esto?
3. ¿Por qué la bella Mónica Antonópulos, cruelmente desaprovechada, ve en la tele «La extraña dama»? ¿Porque en la película actúa (es un decir) Luisa Kuliok? ¿Es un chiste interno? ¿Es un guiño, o un tic nervioso?
4. ¿Porque al protagonista, el mexicano Demian Bichir, no le curaron la parálisis facial que sufrió durante el rodaje? Ahh, ¿es así? En el policial es muy importante lo que se dice y, más aún, cómo se dice. Creo que lo doblaron y, por eso, no modula, mueve poco la boca y la voz la consiguieron en una sesión de espiritismo que invocaba a Alberto de Mendoza.
Desde ya, puedo seguir hasta el infinito y más allá. Es altamente molesto el uso de la arbitrariedad y el capricho para hacer avanzar la trama: donde algo no camina, se lo empuja. Ejemplo emblemático: el Ganso Gómez (Chino Darín) lleva al inspector Chávez (Bichir) a su casa, en moto, después de una fallida persecución. Se despiden y Chávez entra en su hogar. Después se ve a Chávez durmiendo, en su cama matrimonial, con su esposa. En la habitación entra el hijo de ambos, que tendrá unos siete u ocho años y que sufre de sonambulismo. El niño toma el arma de su papá, le quita el seguro y dispara, sin herir a nadie pero aterrando a sus padres, debido a que continúa con el arma en la mano. Cinco o diez segundos después entra el Ganso Gómez al cuarto, armado, y «convence» al nene para que le entregue la pistola. ¿Cómo entró? ¿Cuanto tiempo pasó entre que llega al domicilio de Chávez, lo deja, e irrumpe en la habitación? ¿Cuánto tiempo transcurre entre que Chávez entra a su casa, tal vez come algo, tal vez va al baño, se acuesta, se duerme, entra su nene y lo que sigue? ¿Nadie repara en esos tiempos que no cierran? Esos dislates temporales eran geniales cuando los hacía Benny Hill pero acá son decididamente penosos.
Este catálogo de curiosidades y amables disparates no es nada comparado con las líneas «serias» que la película intenta cultivar vanamente: la atracción homoerótica, la ambigüedad sexual y, a los premios, «la denuncia». Esta es de una liviandad exasperante: el juez se llama Morales y todos sabemos que las familias de más de un apellido (la víctima, ¿¿¿se tiene que llamar Figueroa Alcorta???) prefieren barrer la basura abajo de la alfombra. Y Chávez es «bravo» y «bien machito» (¡¡¡Renault Fuego y llaverito de River en el espejo!!!) pero desde la primera escena es bastante evidente que el Ganso Gómez le en-can-ta. Y que esa carita de pibe lindo y bueno «esconde» otra cosa. Pero eso no es un dato que uno descubra por intuición o por conocimiento de los códigos del policial simplemente porque nada de lo que hay en la película se sugiere o se revela sutilmente: todo está arrojado impúdicamente a la cara del espectador.
¿Qué tenemos entonces? Una campaña publicitaria apabullante, el lanzamiento del Chino Darín hacia el estrellato en una película estéticamente nula, la exhibición en una cantidad incontable de cines, y algunos críticos que apañan estas porquerías (alguien que no vale la pena mencionar le puso buena y tituló su crítica «Policial abarcativo» (¿?): un éxito asegurado.
Muerte en Buenos Aires (Argentina, 2014), de Natalia Meta, c/Demian Bichir, Chino Darín, Mónica Antonópulos, Emilio Disi, Jorgelina Aruzzi, Luisa Kuliok, 94’.
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Vi el trailer en el cine y me sorprendió la presencia de Bichir (al que claramente le cuesta el español) y lo sospeche desde un principio, un papelón mas del policial argentino de estos últimos años, me ahorré unos billetes seguramente. Sigo esperando la crítica de «Gato Negro», necesito una segunda opinión porque la verdad salí bastante confundido del cine (y decepcionado por qué no). Saludos.
Este es el link a la crítica de Gato negro: http://hacerselacritica.com/socotrocos-por-nuria-silva/
Gracias por la lectura y el comentario.
Marcos Vieytes
Gracias Marcos!
Muy bueno Pablo Ventura !! ahora es una pagina atrapante ……….
Excelente descripción y crítica!!!
Cada vez estoy mas feliz de que existan lugares de criticas cinematograficas como este. Y mas alla de gustos personales y de que alguna vez podemos estar de acuerdo y otras no (pocas). Se nota que desde acá se escribe con verdadera libertad, independencia y criterio. Aca no hay amiguismos (creo) ni nacionalismos estupidos (estoy seguro). Acá se habla de cine y se dice lo que haya que decir esté quien esté enfrente. Valoro mucho eso. No lo pierdan por nada del mundo. Felicitaciones a Pablo y a Nuria, dos de mis gurúes de Hacerse la critica.
A decir verdad creo que de gustos y preferencias no está nada escrito, pero también creo que no hay necesidad de hablar con tanta falta de respeto de una película, hay formas y formas de decir las cosas.
Hay que tener conciencia que detrás de cualquier film hay mucho trabajo, se debe respetar a los realizadores, respetarse entre colegas (mismos críticos) porque se supone que las críticas deben ser constructivas y no destructivas.
Por último difiero totalmente en que Muerte en Buenos Aires tenga una «estéticamente nula», por el contrario, su estética y fotografía es lo que más se destaca.
Saludos.
Manuela: con tu criterio, entonces, es imposible llevar a cabo cualquier crítica! Todo vale, todo es bueno y sólo depende del gusto de cada quien. La primera falta de respeto, creo, es la película en sí misma: los espectadores no merecemos tanto maltrato. La pregunta que podrías hacerte, en todo caso, iría en trono a saber cuáles son la vías por las cuales un proyecto paupérrimo consigue la financiación necesaria, pues estamos hablando de enormes sumas de dinero. Como diría una querida profesora que tuve (y más allá de cualquier creencia religiosa), semejante despilfarro roza la idea de «pecado social». Digo…
Es impresionante lo mala que es la pelicula en todos los sentidos. Si mal no recuerdo y sumando a los detalles despanpanantesde la pelicula, en una parte se ven el tráfico vehicular de fondo en avenida F Alcorta y paso algún que otro taxi con cartelito sobre el techo. En fin, que agregar a esta excelente descripción de muerte en bs as? Solo mis saludos y felicitaciones a Pablo Ventura por el texto.
SPOILER ALERT!: Coincido con la crítica y con lo aburrida que es la historia de la película. Sin embargo creo que el autor de la nota se equivoca cuando critica la escena del niño con la pistola. Quizás recuerde mal, pero creo que antes que el niño deje la pistola, Chino Darín acompaño a Bichir a su casa (Chino manejó su moto). Mientras Bichir entra, Darín se queda afuera fumando. Escucha el disparo e ingresa. Que alguien me corrija si me equivoco. Saludos.
La escena es como decís, pero no se queda fumando…No andan los fósforos! (parece que la humedad los estropeó). Y justamente los que el crítico apunta está relacionado con el tiempo: ¿Ganso Gómez estuvo por lo menos 40 minutos en la puerta intentando prenderse un pucho? Porque toda la secuencia del inspector (llega, se saca la ropa, se acuesta, se duerme, ingresa su hijo sonámbulo en la habitación) implica un tiempo considerable…Y coincido con el tema de cómo entró a la casa y por qué el inspector ni siquiera se sorprendió por eso, como si vivieran bajo el mismo techo, pura naturalidad…
al menos la banda de sonido es impecable..
La verdad, hasta te quedaste corto con la crítica. Una «película» de mierda. Un insulto al cine. No es ni para ver en televisión. ¿Cómo puede llegar una mierda semejante a la pantalla grande? ¿Y a la pantalla chica? No da ni para un trailer. Cualquier estudiante de cine, con dos clases de antiguedad, puede hacer algo muchísimo más digno. Tengo una bronca terrible. Era para que entre el loco de Estados Unidos y nos cague a balazos a todos en plena sala.
Pd: El Chino Darín es de mareda balsa, y el otro chabón mantiene el suspenso a pleno: habla y actua tan como el culo que hasta el final tenés la duda si la película era una jodita para video match.
AGUANTE EXPLENDEN!
Excelente la crítica sobre un film poco atrapante, desastroso !!! felicitaciones a pablo ventura y al sitio en gral. MUY BUENO, recien lo descubro
Muchas gracias por tu comentario y los elogios a la página. Ojalá nos sigas leyendo.
Saludos
Marcos Vieytes
Director
La mejor crítica… Resumo: con cara de queso la peor…me quedo con la vida continua
La película podría haberse titulado «Plata quemada». Nunca voy a entender cuál es la cadena de decisiones que permite que llegue a concretarse un proyecto tan precario. Realmente quedé decepcionado con el film, coincido absolutamente con la crítica de esta página, me parece excelente.
Cada día me sorprenden más, la lucidéz de sus críticas, desde lo más formal hasta lo más político en cada film, el lunfardo con el que escriben, sin perder el tiempo tratando de ser correctos, la incorporación de estas pequeñas anécdotas que circundan el visionado del film… como dice Juan Manuel en uno de los comentarios abajo: acá se escribe con libertad.
En cuanto a todo lo que enumera Pablo Ventura estoy de acuerdo y lamentablemente reparé en lo mismo (lo del interruptor gigante me hizo cagar de risa), la voz y la cara inexpresiva de Bichir, la obviedad de la fascinación casi fetichista por Gomez y como eso no les permite ver su complicidad en el crímen, etc. La película nos arroja a un universo cerrado en donde, por más que trates de insertarte con todas tus fuerzas, te rechaza. Hice todo lo posible para creermela, pero no pude. Lo único que me quedó es el esnobismo de poder decir «uh mira, «Muerte en Buenos Aires», «Muerte en Venecia» > Un personaje hermético que se enamora de un hombre de razgos aniñados, los de Gomez, como los de Tadzio. Creo que nada más.
Creo que la película se hizo para que el director de fotografía pueda mandar su cv a alguna empresa y que lo contraten para filmar publicidades de rolex o toyota.
Lei tu critica mientras la estoy viendo en INCCA TV. Sentia curiosidad por verla,pero es realmente muy floja,al menos hay una escena de sexo con Monica Antonopulos que esta buenisima.
Ojalá hubiese leído tu crítica antes de fumarme está bosta en la que se derrochó una fortuna que alcanzaba para hacer 4 películas buenas.
A mi me gustó mucho. Hay diferentes gustos que lo tiró.
Felicitaciones por la critica Sr. Pablo VENTURA es impecable. La película un Bodrio que defrauda al pobre espectador. La directora se tendría que dedicar a otra cosa y jamas tendrían que haber usado algo tan sublime como VIRUS para esta película de merda. DEFRAUDACION TOTAL ES LO QUE SENTI, y sospecho ya, por la calidad tan mala no solo argumental y de sincronismo escénico que este absurdo film no fue hecho con incapacidad sino mas bien con mala intención. Reitero la critica de Pablo VENTURA es PERFECTA , ojala el hubiera sido el director tal vez su inteligencia hubiera salvado este Nefasto fracaso del Cine Argentino. Mil gracias por este espacio.
Hoy la vi por tv. Como no podia salir de mi asombro ante tanta mediocridad y metraje tirado a la basura, me puse a leer algunas criticas. Esta es la que mas me identifica.
A mí me encantó desde la denuncia a la corrupción hasta lo social. Si no te gusta Muerte en Buenos Aires sos un policía más cerrado que el personaje de Bichir, que se re animó a besar al Ganso (cuak). Criticas se pueden hacer hasta de los mejores largometrajes, pero lo importante es lo que te dejan. Dónde está el niño interior del que critíca tan negativamente? Vaya mejor a dirigir un film perfecto. Iluminenos.
La vi por Netflix y me resultó tan mala que lo primero que se me vino a la cabeza fue pensar: con todo lo que les debe haber costado adaptar una Buenos Aires actual a una de mediados de los 80 (autos, vestuarios, escenografías, etc) no podrían haber hecho algo mas descente??? Lo único que zafa es la musica y la actuación de Carlos Casella! Lo demás, patético!!!
Lamentable película. Defrauda en todo sentido. verdaderamente una bosta. y a la directora del film darle cadena perpetua seria poco.
Como pueden haber gastado tanto dinero en una basura asi. ? me sorprende el único comentario positivo que te dice si no te gusta Muerte en Buenos Aires sos un policía mas cerrado que el personaje de Bichir. «» reitero el film en cuestión es una BASURA y no deja nada solo defraudación. Pesima la dirección.
Surrealista, con diálogos inverosímiles, escenas y situaciones más inverosimiles aún y un intento patético por hacernos creer que ciertas situaciones, desaprobables en la época en que pretenden tranacurrir eran de lo más «común».
El papel de Bichir es, para ser suave, horripilante…no se le entiende un pomo lo que dice y es evidente que no es argetino, mucho menos un POLICIA ARGENTINO (con todo lo que eso implica).
Con respecto al año…nada más que unos cortes de luz harían suponer que transcurre en 1989, pero no hay nada más que nos indique eso, por tanto estamos en los 80’s y punto. Yo la localicé hacia 1987.
Le doy un 2 por la ambientación, buenos exteriores y la voluntad de que aparezcan varios actores memorables, pero todos mal aprovechados.
El cine argetino es demasiado grande e importante para estos papelones.