La historia del diario Reconquista es breve. Lo es en la realidad: 40 números en el año 1939, apenas poco más de un mes, el tiempo que alcanzó el dinero y en el que no llegaron nuevos suscriptores. El tiempo que le alcanzó a su fundador para rechazar la oferta de unos fondos alemanes para sostenerlo. Y también es breve su historia dentro del documental Reconquista, el diario de Scalabrini: ocupa una parte reducida, en la que la imagen de los ejemplares que sobrevivieron al paso del tiempo mostrando los titulares referidos a la Segunda Guerra se entremezcla con el relato de su corta existencia que hace el investigador Gonzalo Rubio García. Entre un editorial que plantea el motivo de su nacimiento (“Reconquista nació para defenderlo a usted”) y una nota cuyo título funciona como epígrafe de la foto del final (“Reconquista muere hoy”).

Pero esa brevedad compartida no es ociosa. Responde a la necesidad de comprender no solo los motivos de su corta vida, sino el camino que llevó hasta allí. Entonces, el documental toma a ese diario olvidado –como tantos otros consumidos por la fugacidad y el avance vertiginoso de los tiempos- como una suerte de excusa para volver sobre Scalabrini Ortiz, sus ideas y su forma de pensar la Argentina en términos soberanos. Y lo hace desde una vertiente doble. Desde la evocación del personaje y su lugar en la historia del pensamiento argentino del siglo XX y desde el análisis más particular de algunas de esas ideas. En una aparecen Pino Solanas, Norberto Galasso y Osvaldo Bayer, para ubicarlo en una dimensión que oscila entre el relato biográfico desde el conocimiento personal y el lugar en el pensamiento independiente de su época. En la otra, Andrés Asiain o Rubio García van un poco más allá, para desmenuzar algunas de esas ideas y situarlas en el contexto de época. Unos y otros coinciden en un lugar definido: el pensamiento de Scalabrini Ortiz no solamente iba a contramano de la época, sino que trabajó en la necesidad de cambiarlo.

Tampoco es casual que el documental se inicie con el relevamiento de una carencia. Una imagen de un hombre jugando con unos niños en una calle de Olivos, en un pasado impreciso, es la única, breve imagen fílmica que se conserva de Scalabrini Ortiz. Un cartel posterior duplica la ausencia: no se conserva ningún archivo de audio con su voz. En ese punto, hay que pensar el trayecto del documental como un intento de recuperación, de reconstrucción de la figura de Scalabrini Ortiz. Si los testimonios funcionan como una recreación que le da un cuerpo y saca a las imágenes fotográficas del personaje de su mundo bidimensional, la utilización de la voz en off recupera a la vez una sonoridad y la forma en que ésta funciona como despliegue de las ideas del personaje.

La voz de Eduardo Aliverti va recorriendo los textos que publicó Scalabrini y que con los años se volvieron centrales en el pensamiento sobre lo argentino. En especial, la forma en que observó a partir de la historia del ferrocarril en la Argentina, la continuación de la dominación inglesa que ya se había expresado en lo que fue el inicio de la deuda externa como forma de sujeción política y económica. Ese relato no es más que el de la historia de la Argentina del siglo XX, atravesado por el conservadurismo y la emergencia de los movimientos populares –encarnados en Yrygoyen y Perón- que intentaron desarmar la trama de colonización hasta llegar a la decepción con el gobierno de Frondizi.

A partir de una idea tan poderosa –formulada en aquel momento- como que “todo lo que nos rodea es falso o irreal”, Scalabrini Ortiz postula la necesidad de reconstruir la historia de la Argentina. Si como señalan los entrevistados, puede pensárselo como el punto de partida de lo que se denomina “revisionismo histórico”, lo es no solo porque como advierte Jauretche, el trabajo de Scalabrini Ortiz sacó al pensamiento argentino del antimperialismo abstracto, sino porque lo hizo desde la conciencia de la necesidad de disputar el poder desde lo cultural.

Es notable que el documental expone algo que podría parecer contradictorio. Al comienzo, las palabras escritas por Scalabrini Ortiz señalan una diferencia entre la prensa y los libros. Señala, por cierto, la fugacidad de aquellos y la persistencia de éstos, pero su planteo va más allá: “Las creencias que el diario difunde son irrebatibles porque el testimonio pronto desaparece”. Esa conciencia del poder que los medios tenían sobre las ideas de la gente aparece como crucial a la hora de comprender y explicar las reacciones ante el dominio imperial británico. Sus libros analizaban y combatían ese colonialismo, pero en un territorio diferente al que podían intervenir sus textos para los diarios de la época. Entonces, la fundación de un diario como Reconquista implica salir a pelear en el mismo terreno de los diarios tradicionales –La Nación y La Prensa especialmente- para trabajar sobre esas ideas que circulan en la sociedad. Reconquista, remarca el documental, es un diario que se concibe como una intervención en ese campo, en un momento en el que comenzaba a asomar una oposición entre quienes apoyaban al bloque nazi-fascista en la guerra y quienes apoyaban a los aliados. Lo que señala el documental es que el diario se sitúa en una tercera posición que implica adherir a la neutralidad –lo hace incluso desde un señalamiento de la cantidad de argentinos que podían morir en la guerra- que finalmente terminaría trasladándose a las decisiones políticas.

Reconquista, el diario de Scalabrini se sitúa en ese recorrido de la obra de Scalabrini Ortiz como el punto más álgido de su intervención en la discusión social. La breve vida del medio no obtura la importancia de su aparición y la influencia que ejerció en la intelectualidad de la época. Pero es también, en cierta medida, un trabajo que revisita la historia argentina del siglo XX a partir de un personaje. Y que, desde allí, logra proyectarse hacia un presente en el que las dominaciones han cambiado de nombre, pero persisten y donde esa referencia a la clase dirigente traidora como la evoca Pino Solanas adquiere nueva significación. Por eso, ese final en el que la voz en off rescata la visión de Scalabrini sobre el liberalismo antiestatal que “menta la libertad para alimentar a los monstruos de voracidad insaciable” suena más a presente del siglo XXI que a recuerdo del siglo XX.

Reconquista, el diario de Scalabrini (Argentina, 2023). Dirección: Ariel Martínez Herrera. Investigación periodística: Antonella Defranza, Agustina Pérez Rial. Montaje: Emiliano Serra, Ivo Aichenbaum. Testimonios: Fernando “Pino” Solanas, Osvaldo Bayer, Norberto Galasso, Martín Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, Gustavo López, Gonzalo Rubio García. Voz de: Eduardo Aliverti. Duración: 66 minutos.

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