1. Nos asomamos a Distancia de rescate en una escena que parece extraída del cine de terror. La mujer en el piso del bosque, inerte, sintiéndose arrastrada por algo que no vemos. La voz en off completa la creación de ese ambiente que roza lo irreal: un diálogo entre dos voces que apenas entran en relación con las imágenes por alguna referencia, pero que parecen más interesadas por la descripción de otra cosa. Esos diálogos despejan el peso de esa escena en la que vemos el cuerpo arrastrado por el piso. Intentan volver atrás en el tiempo y narrar la historia desde donde comenzó todo. La oscuridad del bosque, de pronto, cede a la luminosidad abrasadora de la llegada de Amanda con su hija Nina a la casa que alquilaron para pasar unas vacaciones. La luz del sol que enceguece, el calor, el riacho donde un niño juguetea con sus manos en el agua, las maquinarias atravesando los campos sembrados; lo sobrenatural cediendo paso inmediato a la realidad, el dolor del cuerpo dejando lugar al recuerdo del momento de felicidad en el que todo empezó.

2. La voz en off es crucial en la construcción de la película. En primer lugar, porque como aliada de una banda sonora que se remite a los personajes y los espacios que recorren, es el elemento esencial para generar un clima que plantea una extrañeza, una dimensión paralela entre lo que vemos y lo que se narra en los diálogos. En segundo lugar, porque es en ella donde se pone en juego la apuesta narrativa: es ese diálogo establecido entre David y Amanda el que va orientando el camino que sigue el relato, las sinuosidades que se derivan del cruce entre alguien que está desorientada en su búsqueda y quien funciona como una especie de guía en las tinieblas de su propio recuerdo. A tal punto esa voz es esencial, que en los momentos en que es abandonada, la película parece perder el eje, repetirse como si girara en círculos hasta que nuevamente vuelve a sacarla de ese empantanamiento. De allí que el primer tercio de la película funcione de manera impecable, empujando desde esos dos niveles de narración.

3. Vuelvo a releer la nouvelle de Samantha Schweblin que leí hace ya más de siete años. La mayor parte de los diálogos entre David y Amanda están allí. La narración sigue la misma construcción climática que logra la película especialmente en ese primer tramo. Hay algunos pequeños detalles de diferencia, que son insignificantes en su mayoría –salvo tal vez, el momento en que David explicita que los ojos de Amanda son los que van a ver por los otros lo ocurrido, referencia inicial para entender el punto de vista en el que nos situamos-. La transposición tiene una fidelidad que no hubiera podido recordar sin la relectura. Pienso eso mismo en otros términos: la película ya estaba allí, en el libro, solo había que ponerle imágenes.

4. Sin embargo, el hilo que entretejen los diálogos entre David y Amanda en el libro, no se corta. Son una presencia constante que va marcando el territorio de la narración. En la película, ese hilo se pierde, tal vez por temor a la sobrecarga de la voz en off. Las consecuencias más palpables de esa decisión son dos. Por un lado, hay un momento en que el énfasis de la narración se desplaza claramente a la relación entre Amanda y Carola, a ese lazo que parece unirlas más allá de ser madres y de terminar atravesando una situación similar. Por el otro, pierde peso el personaje de David, lo cual deriva en situaciones que en la película pierden su significación original por falta de una base en la cual sostenerse –por ejemplo, la resolución de la escena final (como un elemento aparte, el desplazamiento de esa escena entre el libro, donde es una visión hacia delante de Amanda, a lo que ocurre en la película en que es una suerte de coda de la historia, rompe con el planteo original de la historia contada desde los ojos de Amanda).

5. En esos diálogos entre David y Amanda se establecen los dos elementos fundamentales de la narración que encaran entre ambos. Dos frases que se reiteran, siempre en boca de David. “Esto no es importante”. “No tenemos tiempo”.  Las dos frases apuntan en una misma dirección: concentrar la historia. Esa concentración funciona en dos niveles: hacia adentro del relato, limitando las posibles dispersiones en las que incurre Amanda, desvíos que tienen que ver con la imposibilidad de orientarse por sí sola en el recuerdo de los sucesos que la llevaron a ese estado de agonía; hacia la estructura narrativa, funciona como un elemento que despeja al relato de aquello que es irrelevante, como si hubiera en su interior, un editor que va puliendo las aristas. La primera frase se concentra en los hechos de manera específica: señala, recorta, orienta, pone límites. La segunda establece otro tipo de límites, el que deviene de un tiempo que se escurre, que se agota definitivamente, y antes del cual hay que encontrar la línea de relaciones entre los hechos.

6. De allí que se ofrece al espectador un elemento temático que funciona en un primer plano. La explicación de lo sucedido va de la mano de la aparición y la sucesión de elementos: los agrotóxicos, la contaminación, la cría de caballos que funciona como punto de partida, las prácticas de la Casa Verde en la migración de espíritus. Hay una lógica que articula los hechos en una linealidad que funciona antes como esqueleto básico que como núcleo. Cuando la película logra entender que esos elementos son secundarios, utilitarios para un fin más profundo, puede sostener un diálogo con su original literario a la par. Cuando se propone llevar hacia el primer plano esos detalles se asoma a una literalidad que rompe el clima que va creando -la secuencia de la visita al trabajo de Carola, con la visión para el espectador, de la caída del bidón-. Y es que en ese traspaso, los momentos en los que Distancia de rescate logra erigirse como película de interés surgen cuando sostiene a esos elementos como pantalla algo distractiva, pero en un plano relegado. Mientras tanto, lo que importa, lo que transcurre ante nuestros ojos y lo que constituye el gran mérito de la película -y obviamente, también del libro-, es una lección de cómo escribir una historia, de cómo lidiar con las voces internas y de cómo seguir adelante con un relato a pesar de las contradicciones.

Calificación: 7.5/10

Distancia de rescate (Argentina/Perú/Chile/España/Estados Unidos, 2021). Dirección: Claudia Llosa. Guion: Claudia Llosa y Samanta Schweblin. Fotografía: Oscar Faura. Montaje: Guillermo de la Cal. Elenco: María Valverde, Dolores Fonzi, Guillermina Sorribes Liotta, Germán Palacios, Guillermo Pfening. Duración: 93 minutos. Disponible en: Netflix.

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